Gas Bienestar, el negocio que no es negocio

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La demanda de cilindros de gas en el país es de alrededor de 23 millones, mientras que en la zona conurbada de la Ciudad de México, es de aproximadamente cinco millones; es decir, un mercado nada despreciable.

De ahí la relevancia que toma este proyecto que inició Petróleos Mexicanos, de la mano del Gobierno de la capital del país y que, de acuerdo con los primeros pronósticos, tenía como objetivo vender entre cuatro y 10 mil cilindros por día. Para 2022 debía alcanzar unos 50 mil cilindros y cubrir 1.2 millones de viviendas.

Los resultados del programa, sin embargo, se quedan cortos con respecto de estas metas, las ventas de cilindros de gas han venido a la baja durante el último año hasta llegar actualmente a unos cuatro mil 500 cilindros por día, esto, a pesar de los esfuerzos de Pemex de mejorar el precio del combustible, de vender solamente en cilindros nuevos y de dar los tanques con el volumen correcto.

No solamente no se han logrado los resultados prometidos, otra afectación colateral es que la petrolera se ha llenado de cilindros viejos y hasta en mal estado, mismos que la ciudadanía está acostumbrada a usar sin queja alguna. Esto ha ocasionado que, la que alguna vez fue la Refinería 18 de marzo, se haya convertido en un gran cementerio de cilindros –unos 420 mil tanques se acumulan ahí– sin poder ser usados y representan un riesgo para la población aledaña que se ha inconformado sin éxito alguno.

¿Tendencia a desaparecer?

Al día de hoy, todos estos cilindros de gas están en espera de ser reparados, o bien, de ser destruidos. Con esto, Pemex se ha convertido en el proveedor de cilindros nuevos de todas las gaseras con cargo a su presupuesto (sin pensar, por supuesto, que alguien pudiera estar haciendo el gran negocio por destruir cilindros y comprar nuevos).

Para poder mantener esta mecánica la empresa ha comprado unos 800 mil cilindros que pronto habrán desaparecido –ya ha destruido unos 300 mil cilindros– y tendrá que comprar más, a pesar de que las ventas están cayendo.

Otros de los problemas que se han suscitado son las inconformidades de los distribuidores de cilindros de gas, quienes no han dudado en levantar la voz y hacerse oír parar no perder el tan lucrativo negocio que han manejado por años.

Con estos problemas y, a este ritmo, la iniciativa del Gobierno más bien tiende a desaparecer o, al menos, a disminuir sus alcances muy por debajo de lo proclamado apenas hace unos meses.

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