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El predial y el ‘monito’ de las candidaturas

Este Día de Reyes, muchos quieren sacarse el “monito” de la rosca sin ningún compromiso.

De la misma forma, los alcaldes del Área Metropolitana de Monterrey buscan aparecer en los medios de comunicación y promover su imagen para sacarse el “monito” de la candidatura a la gubernatura o un puesto para chapulinear en el 2015.

Por eso, vale la pena hablar de la invitación que hacen nuestros empleados públicos a pagar el impuesto predial.

Este Día de Reyes, muchos quieren sacarse el “monito” de la rosca sin ningún compromiso.

De la misma forma, los alcaldes del Área Metropolitana de Monterrey buscan aparecer en los medios de comunicación y promover su imagen para sacarse el “monito” de la candidatura a la gubernatura o un puesto para chapulinear en el 2015.

Por eso, vale la pena hablar de la invitación que hacen nuestros empleados públicos a pagar el impuesto predial.

Se les olvida que no tenemos ánimo de pagarlo después de los gastos de Navidad, el susto por los aumentos que aprobaron hace unos días en el Congreso de la Unión y la cuota de castigo de dos pesos adicionales en el transporte público.

Vale la pena reconocer que los gravámenes locales son a los que se les puede dar un seguimiento más puntual y, por lo tanto, los que uno prefiere pagar cuando ve que funcionan a favor de la comunidad. Pero, tristemente, eso no sucede en algunos de los municipios metropolitanos.

El impuesto predial debe cubrir los gastos básicos, es decir, la recolección de basura –en casas, negocios y calles-, el alumbrado público y la seguridad mínima en el fuero común, que incluye robos a casa habitación, vehículos y a personas.

Eso aquí no es una realidad. Vaya al centro de la capital: está lleno de baches, atascado de bolsas de basura, los cristalazos no paran o, por lo menos, uno es víctima de carteristas.

En San Pedro, los robos a viviendas han aumentado, las vialidades se ven saturadas por desorden de “obras” de recarpeteo y seguido se ve el alumbrado de las principales avenidas sin funcionar, sin motivo aparente. Eso no debería pasar en un municipio que se jacta de ser de Primer Mundo.

Si uno va a Guadalupe, observa como casas son vaciadas sin que la autoridad intervenga. Parece que los ciudadanos se topan con una pared cuando se acude a denunciar algún delito. No hay sistemas para pagar multas y el personal que atiende no tiene vocación de servicio. Todo eso sin mencionar los baches.

Luego está Santa Catarina, donde es evidente la suciedad en las calles y algunos parques. Parece que es tierra de nadie, salvo el primer cuadro de la ciudad, donde la gente mantiene limpios sus espacios públicos.

Entonces, ¿cómo es posible que los ediles nos inviten a pagar el predial? Si no cumplen, malgastan nuestro dinero en sobreprecios de desfiles, en nóminas infladas que no dan resultados adecuados o en obras inconclusas. Las respuestas de los funcionarios es que eso no es de su competencia o que los asuntos pendientes se solucionarán con el tiempo.

Tal vez termina siendo más fácil para el ciudadano organizarse y contratar a alguien para que le recoja la basura por un precio más económico, o pavimentar con cemento su calle, en lugar de esperar a que lo hagan con materiales de baja calidad, como pasa una y otra vez, sin resultados positivos.

¡Ups! Me apena decirles, señores alcaldes, que el Municipio es la extensión de nuestras casas y, por ende, lo queremos limpio, alumbrado y sin peligro cuando lo circulamos.

Y, sobre todo, exigimos ver sus manos limpias cuando nos digan cómo se gasta cada peso que se recibe a través del impuesto predial.

Yo espero que ninguno de los alcaldes de los municipios que mencioné se saque el “monito” para representar a su partido y contender por un puesto de elección popular el próximo año.

Nuestro propósito para el 2014 debe ser cómo los ciudadanos, juntos, podemos resolver los problemas, en lugar de sólo elegir a alguien que gastará nuestro dinero irresponsablemente y sin cumplir su deber.

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