La conclusión es muy clara: ignorar al cambio climático nos cuesta y nos cuesta muy caro. Foto: Cuartoscuro

El cambio climático en Nuevo León

Nuestras autoridades prefieren seguir viajando a cuanta cumbre internacional se les aparece, sin que a la fecha estemos más cerca de verdaderamente estar preparados para una sequía o una lluvia torrencial

El cambio climático se siente todos los días en Nuevo León, desafortunadamente nuestras autoridades poco o nada hacen para mitigarlo, o por lo menos para adaptarnos a él.

Los efectos del calentamiento global pueden sentirse en nuestra entidad en la sequía que nos vuelve a poner en jaque, la cual por cierto nunca se fue. Hoy en día tenemos un poco menos de agua que la que había el año pasado, justo antes de que empezaran a limitarnos el agua.

El problema es que Monterrey cuando no se seca se inunda. A causa del cambio climático cada vez son más frecuentes en todas partes del mundo, las repentinas lluvias torrenciales, las cuales ya se han presentado en países como Alemania, Bélgica, China y Estados Unidos, en las que en unas pocas horas llueve lo que debía de llover en un mes.

Esta situación provoca tragedias y enormes daños a la infraestructura, y más si esta está hecha con materiales “patito” como la mayoría de las que existen en nuestra metrópoli.

En lugar de fomentar la captación de lluvia, de dejar de invadir nuestros cerros y montañas, de crear un enorme bosque urbano, nuestras autoridades prefieren seguir viajando a cuanta cumbre internacional se les aparece, sin que a la fecha estemos más cerca de verdaderamente estar preparados para una sequía o una lluvia torrencial.

Para poner el problema en cifras, basta con recordar que el huracán “Hanna” dejó daños por más de tres mil millones de pesos en infraestructura, mientras que con “Fernand” el saldo de daños ascendió a siete mil 500 millones de pesos.

A estas cifras hay que sumar las que se vayan acumulando por pérdidas agrícolas a causa de la sequía, por lo que la conclusión es muy clara: ignorar al cambio climático nos cuesta y nos cuesta muy caro.

Lamentablemente nuestro flamante secretario de Medio Ambiente prefiere pagar cientos de miles de pesos para hacer estudios redundantes, en los que se dan soluciones que ya se deberían de saber y hasta un niño de primaria puede proponer: no construir en lugares prohibidos, restaurar el ciclo del agua con reforestación masiva, aumentar el uso de agua tratada, fortalecer los sistemas de drenaje, solo por mencionar algunas soluciones.

Lo único más peligroso hoy en día para nuestra entidad que el cambio climático, son nuestras autoridades de relumbrón, más preocupadas por salir en medios e irse de viaje, que en verdad atender la crisis climática.

Habrá que ver cuánto nos cuesta esto en sequías e inundaciones este año en vidas y dinero.

 

Twitter: @GMtzBerlanga

 

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