En 2020, el Gobierno informó que 19 periodistas fueron asesinados por asuntos relacionados a su labor.

De las y los periodistas

En un país en donde se asesinan periodistas y esos crímenes permanecen impunes, hablar de respeto es, quizá, algo absurdamente contradictorio. Desde hace años, diversas voces de víctimas, familiares y organizaciones de la sociedad civil han dado voz y eco a las demandas de quienes ejercen el periodismo para su seguridad elemental. El diario El […]

En un país en donde se asesinan periodistas y esos crímenes permanecen impunes, hablar de respeto es, quizá, algo absurdamente contradictorio.

Desde hace años, diversas voces de víctimas, familiares y organizaciones de la sociedad civil han dado voz y eco a las demandas de quienes ejercen el periodismo para su seguridad elemental.

El diario El País enunciaba, no hace mucho, en un titular muy contundente: “2020, el año más violento contra la prensa en México en una década. El Gobierno informa de 19 periodistas asesinados y un récord de agresiones, la mayoría perpetradas por servidores públicos”.

Es relevante este tema en la medida en que avanzamos en la pluralidad democrática, y lo es más en esta jornada electoral en donde hay un eco mayor de la información que se provee a la ciudadanía, desde los medios tradicionales o las redes sociales.

Habrá que estar alerta puesto que, últimamente, se está haciendo una mala costumbre acusar a periodistas desde el poder, hostigarlos, o bien, meterse con su trabajo. Esto en un contexto sangriento que desde hace muchos años no puede parar.

Vigilar que se cumpla en nuestro país el derecho a la libertad de expresión es hacer una apuesta a un México donde se puede disentir o criticar sin ser enemigos o se puede investigar y proveer de información sin que esto se convierta en una tragedia para quienes hoy ejercen la profesión del periodismo.

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