Dar golpes de autoridad contra la mediocridad

Vemos lejano el 2026… pero la realidad es que ya vamos tarde en cuanto a buscar una selección competitiva y que haga olvidar el patético fracaso que vivimos en Qatar
Gerardo Suárez Gerardo Suárez Publicado el
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Se acabó Qatar y volvemos a nuestra suma cotidianeidad, esa misma que nos hará presenciar un “Necaxa vs. Atlético San Luis” y convivir diariamente con la polémica que, en ocasiones, provoca nuestro futbol.

Y aquí es donde viene la reflexión. ¿Realmente el torneo de Liga MX venidero podrá marcar en algo positivo al futbol mexicano después de lo sucedido en Oriente Medio?

Tengo mis dudas. Porque, de entrada, tendremos el mismo formato de competencia/calificación que ha predominado desde que se reactivó el balompié post-pandemia. Es decir, tendremos que presenciar otro repechaje en donde el lugar 12 de la clasificación tiene las mismas oportunidades de campeonar que el superlíder.

Ya, desde ahí, vamos en desventaja. Si realmente queremos un cambio o, por lo menos, aspirar a él, se deben dar golpes en la mesa. Uno de ellos sería el haber quitado desde ya la repesca y, desde el Clausura en puerta, darle únicamente boleto a Liguilla a los ocho primeros de la tabla general.

Entiendo que esto no nos llevará al quinto partido, pero sí ayudará a acercarnos a aumentar nuevamente la competitividad en la Primera División.

Y, hablando de la Primera, es momento de también castigar nuevamente la mediocridad. La tabla porcentual debe revivir a plenitud y enviar a la Expansión a quien, en un año, no haya rendido lo suficiente. A su vez, darle a los mejores en la división de plata esa chance de militar un año en la Máxima Categoría.

Si realmente queremos que haya un verdadero desarrollo desde las inferiores, entonces se debe fomentar todavía más ese sentido de competencia.

Ascender y descender potencializará más esto último, provocará mayor interés en la división inferior tanto en lo deportivo como económico, impactando indirectamente al Máximo Circuito porque habrá mayor proyección para los juveniles que brillan en la segunda categoría nacional.

Estoy de acuerdo que no voy, ni pretendo descubrir el “hilo negro” con esto. Simplemente estoy recordando que, para realmente aspirar a un cambio, se deben tomar decisiones fuertes y, mientras más prolonguemos la toma de las mismas, se estará perdiendo un tiempo que no volverá jamás.

Vemos lejano el 2026… la realidad es que ya vamos tarde en cuanto a buscar una selección competitiva y que haga olvidar el patético fracaso que vivimos en Qatar.

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