Danza de las ideologías

Fernando Alberto García Cuevas Fernando Alberto García Cuevas Publicado el
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Ideología es el conjunto de ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento y aspiraciones de la sociedad.

En esencia, es doctrina filosófica que inspira y guía a lideres, partidos politicos, gobiernos y ciudadanos para impulsar proyectos politicos y materializar sus aspiraciones sociales.

Durante el transcurso de la historia hemos conocido diversas ideas políticas relacionadas al conservadurismo religioso, la extrema derecha, e izquierda, comunismo, liberalismo, nazismo, fascismo, anarquismo, socialismo, democracia social, social cristiana, entre otras definiciones más. Lo cierto es que en el pasado, el término ideologia fué eminentemente filosófico, mientras que ahora es predominantemente político con intensa maleabilidad.

Por ejemplo el PRI pasó de ser un partido nacionalista y revolucionario a una combinación que resalta propósitos politicos y sociales tales como social demócrata que postula la defensa de los derechos humanos, educación laica y gratuita, reivindicación de derechos de los obreros, campesinos y clases populares, postulación de la separacion del estado e iglesias, impulso a un régimen democrático con independencia de poderes y organos de control constitucional. Hoy el PRI ideologicamente es lo que el presidente del CEN en turno quiere que sea.

Movimiento Ciudadano está identificado con la socialdemocracia, basada en la participación ciudadana, protección de los derechos humanos, igualdad de género y oportunidades, ciudades resilientes y el empoderamiento de los ciudadanos.

El Partido Acción Nacional es un partido de derecha, doctrina política conservadora, afín a las ideas de la democracia cristiana y del neoliberalismo económico.

PRD pasó de ser una amalgama de partidos y organizaciones representantes de la izquierda militante para pronunciarse ahora como partidario de la social democracia.

Morena por su parte, representa el nacionalismo de izquierda, anti neoliberal, centro izquierda, aún cuando recientemente el presidente López Obrador declaró que como el centro busca quedar bien con todos, se definió ser de izquierda.

Los datos aquí presentados conducen a una profunda reflexión ciudadana, porque en medio de la danza de las ideologías en México, surgen preguntas estrategicas; ¿dónde quedamos los ciudadanos? ¿qué pretendemos? ¿Qué clase de gobierno y sociedad nos interesa instalar en el país?
Los ciudadanos requerimos darnos tiempo para imaginar el tipo de sociedad en que deseamos vivir. Crear nuestra propia narrativa y razón de ser.

Para nadie es desconocido que el mundo está cambiando aceleradamente, por tanto será de gran valor considerar que las aspiraciones ciudadanas comienzan desde el progreso social, satisfacción plena de las necesidades humanas, redución de las desiguldades, seguridad personal, familiar, laboral, oportunidades para el desarrollo integral personal y familiar, involucramiento ciudadano para la preservación de la vida del planeta, participación directa en el diseño y aplicación de las decisiones fundamentales que afectan a la ciudadanía y por supuesto, el respeto de las libertades humanas, la democracia y la libertad para la convivencia ciudadana ordenada y corresponsable hasta la autorrealización de los individuos.

Las pretenciones ciudadanas son múltiples, sin embargo el punto es: ¿De qué manera expresamos nuestros anhelos? y ¿que tanto hacemos por alcanzar su materialización?

Vivimos en un mundo en el que la comunicación se ha vuelto instantánea y el tiempo se ha comprimido. La tecnología y globalización se han convertido en las dos caras del desarrollo con serias implicaciones para la población, por tanto es imprescindible impulsar a todo vapor la acción colectiva ciudadana necesaria para asegurar los cambios requeridos.

Ciertamente el reciente auge del populismo y del nacionalismo en muchos países occidentales, se pueden ver como una rebelión contra las élites, la caída de los estándares de vida, los bajos niveles educativos, asi como los precarios y limitados servicios de salud.

La conciencia colectiva va en aumento sobre las crecientes desigualdades sociales que son parte del «mainstream» que nos es común.

La desigualdad se ha vuelto blanco de la movilización política nacionalista y populista en muchos países, con razón.

El gobierno se comunica parcialmente con los habitantes del pais, especialmente con el pueblo, sinónimo de masa incondicional y dependiente, no se dirige al ciudadano crítico, exigente, y transformador.

Esta forma de comunicación para efectos de promover la unidad nacional, no es la mejor.

Es evidente que la comunicación desde el gobierno estigmatíza.

Al pueblo lo llama bueno mientras que a la sociedad civil la denosta.

Esta situación da paso al proceso de fragmentación social, que se traduce en debilitamiento de instituciones públicas y pérdida de confianza.

Ambos procesos generan polarización social y promueven la inacción ciudadana, que no colabora ni confía en las instituciones que deberían protegerlos.
Por otro lado, el pueblo bueno, víctima de politicas asistencialistas, se constituye en carga, acompañada de un incremento del número de pobres, mayor desigualdad económica y social y una clase media que se desploma gradualmente con altos sentimientos de inseguridad, incertidumbre y miedo.

Es cierto que las dudas generan caos y auto destrucción, por lo tanto vale considerar que éstos, no son tiempos para la ingenuidad.

Si huele a humo es porque hay fuego.

Hace tiempo escribí algo que titulé: «Mi ideología, la que me inspira y mueve» y puedo decirles que es la narrativa que le da sentido y razón de ser a mi propia vida:

«Mientras mi corazón siga latiendo, las fuerzas de mi cuerpo me den para seguir trabajando. Las ideas y propósitos en mi mente me levanten e impulsen para seguir creando. Las emociones que brotan en mi alma me alegren y alienten para continuar con amor luchando, entonces puedo decirles con absoluta convicción, cuenten conmigo, que para mí es y ha sido siempre, un placer poder servirles».

Para concluir esta reflexión me parece que la ideología que conviene seguir es la qué aspira, lucha, sueña y materializa los ideales.

Es la que esculpe con trabajo y esmero el porvenir, con determinación, responsabilidad para beneficio de la comunidad a la que pertenecen, que otorgue y reclame respeto, en la misma medida, que exige el cumplimiento de sus derechos, pero respondiendo cabalmente al cumplimiento de sus obligaciones. Corresponsabilidad es la palabra mágica en todos los ámbitos de la vida en comunidad, «todos iguales, todos responsables».

En conclusión, necesitamos una ideologia propia, que nos identifique, que fomente una cultura desarrollando una forma de ser, que nos haga mejores seres humanos y mejores ciudadanos.

El camino es largo y sinuoso, pero este es el camino que debemos transitar.

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