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¿El costo del arte?

¿Qué se puede comprar con 300 pesos? Dos boletos VIP para Cinépolis Perisur, seis accesos para la Cineteca Nacional, 15 entradas al Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) a precio de miércoles, 11 kilos de frijol negro, 13 kilos de huevo, 28 kilos y medio de tortillas –según el Índice Nacional de Precios al Consumidor […]

¿Qué se puede comprar con 300 pesos? Dos boletos VIP para Cinépolis Perisur, seis accesos para la Cineteca Nacional, 15 entradas al Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) a precio de miércoles, 11 kilos de frijol negro, 13 kilos de huevo, 28 kilos y medio de tortillas –según el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) a julio de este año– 60 boletos del metro en Ciudad de México y 198 bolillos de pan.

Y, claro, una entrada a la exposición “El Mundo de Tim Burton” –más 20 pesos de cargo de servicio– o para “Carne y Arena (virtualmente presente, físicamente invisible)” en el Museo Franz Mayer y en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, respectivamente.

¿Quiénes pueden acceder a este tipo de instalaciones? Lo único que discrimina en esta ocasión es al bolsillo austero y si tomamos en cuenta que la raquítica economía en México apenas permite un salario mínimo de 88. 36 pesos, el arte sólo se ve privilegiado a cierta clase social en la nación.

Por un lado, la experiencia de Realidad Virtual que ofrece Alejandro González Iñárritu en “Carne y Arena” está limitada una sola persona por entrada cada 15 minutos, no hay excepciones, así es la vivencia que exige la inmersión total de quien acude.

En el caso del montaje en el Mayer que trajo el equipo de Burton, son casi 500 piezas originales las que se encuentran en el lugar y se tiene acceso a material nunca antes visto del cineasta hollywoodense.

Y en ninguna se pueden tomar fotografías o video.

La pregunta que el público se puede hacer constantemente es: ¿vale la pena pagar 300 pesos por entrar a un museo?

La respuesta es retórica e inclusive depende de la percepción de cada persona, hay quienes pueden sentirse desilusionados al pagar tal cantidad de dinero y otros que puedan estar satisfechos por sentirse cercanos a las creaciones de los directores del séptimo arte.

La verdadera conversación radica en ¿qué estamos haciendo nosotros como ciudadanos para exigirle al Estado que el arte pueda estar mucho más cercana a todo tipo de públicos?

Pero bien es preferible vivir en la simulación, olvidar o mejor prestar atención a otros acontecimientos superfluos que complacen a las masas, como siempre, la cultura y el arte se hace menos ya que para el 2018 México tiene concebido en su presupuesto 12 mil 916 millones para este rubro, cuando en 2016 se tuvo 15 mil 255 millones.

Entonces, ¿cómo le vamos a hacer para seguir costeando nuestros gustos de ocio en un país que no provee siquiera seguridad a sus contribuyentes? Del costo de cada boleto, ¿cuánto porcentaje real va a parar a manos del creador? Dudas de harte más que del arte.

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