Foto: Archivo de la Universidad Emiliano Zapata

50 aniversario de la fundación de la colonia Tierra y Libertad / Parte 3

Entre 1971 y 1975 surgieron en Monterrey colonias como Mártires de San Cosme, Genaro Vázquez, Flores Magón, Avance Proletario, la Heroica Tierra y Libertad, la mayoría de éstas en las laderas pedregosas, húmedas y frías del Topo Chico

El pueblo unido jamás será vencido. Por todo Latinoamérica se ha gritado; repasemos la historia de tantas patrias que se organizaron para dar frente a las injusticias y olvido, sin sublevarse del gobierno, que no respetan ni la vida.

Hasta el canciller de hierro dijo: “dale al pueblo lo que necesita, antes de que lo arrebate por la fuerza”. Y un poco más delante, en los dieces del siglo pasado, Zapata gritó en lema de estandarte “la tierra es de quien la trabaja”, más el toque de las pasiones: qué sisma ocasionó.

Y en la ciudad la tierra es de quien la necesita.

En estas áridas tierras norteñas es difícil para un árbol desarrollarse y crecer, a diferencia del sur del país donde basta con regar semillas por doquier y la naturaleza hará el resto, el humano como siempre sale estorbando.

En los 60’s se soñó con hacer cambios en la vida político-social de nuestro país, los jóvenes tenían más acceso a teorías, documentos y libros en las universidades y en la calle panfletos, trovas, cantares, fanzines, poesía y revistas independientes con doctrina revolucionaria como nunca se había visto. A los mayores y a los políticos-burócratas les causaba entre escozor y terror la idea de que los chavos se convirtiesen en luchadores sociales de izquierda.

No me referiré a los árboles en general, sino particularmente a las acciones humanas que involucran al crecimiento como un árbol bonsái.

El Profe Beto Anaya, como le gusta ser nombrado; con una austera severidad de vida, formado como líder social convertido en político, economista, maestro docente y por si fuera poco, abogado y medio ingeniero-arquitecto.

Se interpreta hasta como de albur, para muchos quejumbrosos, pero así fue el destino combinado con la tenacidad, paciencia, lealtad a los principios humanos y el don o el toque de conocedor del hombre, culto y científico consumado.

Semejante al que procura el crecimiento de un árbol bonsái. Ideólogo firme, en pro de los más desafortunados por las pestes como el irracional racismo, el mugriento clasismo, la alcurnia naca, llamémoslo como se nos plazca.

Las invasiones nombradas peyorativamente se fueron dando con la participación de miles de familias, estudiantes, obreros, simpatizantes, profesionistas y activistas afines a los ideales revolucionarios liderados por el Profe.

Entre el 71 y 75 surgieron las colonias Mártires de San Cosme, Genaro Vázquez, Mártires de Tlatelolco, Más Palomas, Flores Magón, Avance Proletario, la Unión Ejidal Lázaro Cárdenas en Doctor Arroyo al sur de Nuevo León, Liberación Proletaria, Francisco Villa, Atoyac, la Heroica Tierra y Libertad, entre otras; y lo más inverosímil: la mayoría de éstas en las laderas pedregosas, húmedas y frías del Topo Chico. Qué ironía si continuamos con el bonsái.

Posteriormente en agosto del 76, nace el Frente Popular Tierra y Libertad que catalizó cabalmente los rasgos fundamentales de la organización de masas basada en la autogestión y democracia directa con honestidad a toda prueba. Con la poca negociación con las autoridades gubernamentales llegaron a articular un sistema eficaz de presiones para arrancar el necesario financiamiento de la administración pública por la vía pacífica y sobre todo legal. Obviamente cuando era necesario se tomaban calles y edificios públicos, se organizaban mítines, plantones, huelgas de hambre y hasta caravanas a la capital del país como forma de lucha.

El Frente Popular continuó expandiéndose por todos lares, hasta el 78 que se detuvieron las invasiones, ya que llegaron al punto de optar por priorizar acciones como la consolidación de lo alcanzado a través del fortalecimiento ideológico, con la organización de seminarios y escuelas de cuadros o en palabras del Frente: “escuelas del pueblo” de donde unos años más adelante, en 1990 se fragua y logra su registro en el año 1993 como Partido del Trabajo que con la convicción y ciencia de sus afiliados han hecho lo que ninguno de los partidos en el poder, que solo hacen proyectos que no se concretan en su totalidad y ondas que no resuelven de fondo la problemática popular y los que los hacen solo desde el gobierno, ¿qué fácil, no?

Qué no haría el Partido del Trabajo gobernando estados, administrando ayuntamientos y legislando en los congresos; aquí sí imaginemos… no como esa nueva disque onda neo-panista de casi opuesto monocromático y sus loops de falsas y superfluas promesas, y del priismo-panismo mejor ni los mencionamos.

Como todos los árboles bonsái, con sus tallos tan fuertes como las edificaciones sociales en pro de la educación y la salud como ramales; ejemplos de ellos son los Centros de Desarrollo Infantil (mejor conocidos por sus siglas CENDIs), la Escuela de Artes y Oficios, la Preparatoria Técnica y Universidad Emiliano Zapata, cuyo lema es “Ser Culto para Ser Libre”, alarido poderoso del Heroico José Martí; y el Hospital de Tierra Libertad que por cierto después de años irónicamente fue concluido y entregado tardíamente gracias a la pandemia -y no solo me refiero a la del COVID, sino a la de la incapacidad y carencia de sensibilidad de los anteriores gobiernos estatales y de la tan famosa farsa del anterior gobierno independiente.

Ese ejemplo de tenacidad y valentía con los toques de alianzas y estrategias, negociaciones, pactos y demás instrumentos jurídicos trasciende la ideología y el bien común por encima de los intereses personales.

Podrán decir que el Partido Revolucionario Institucional en algún momento de su historia fue el partido de las instituciones; pues obviamente -veníamos de una transformación como lo fue la Revolución Mexicana. Eso era necesario en su momento. Hoy además ya se habían dado las oportunidades a otros partidos de izquierda, pero se disolvieron tempranamente por desistimiento a los ideales progresistas de sus integrantes y la carencia de ambición por el bien social.

Los éxitos son muchos y no acabaríamos de relatarlos; ojalá y la sociedad sea más incluyente y sensible por apoyar las causas sociales, porque como dice la Mtra. Lupita Rodríguez: “un mundo mejor es posible”.

Y para cerrar en tono y estrofa de tan enérgica frase acuñada por el político colombiano Jorge Eliécer Gaitán durante un discurso en los 40’s; y que años más tarde Sergio Ortega Alvarado escuchó la misma en voz de un joven manifestante durante la caída de Allende a causa del golpe de estado de Pinochet, se dio la inspiración de escribir y grabar en conjunto con las bandas Chilenas: Inti Illimani y Quilpayún -casualmente en 1973- y años posteriores el dueto de DJs Rob Garza y Eric Hilton con su colectivo Thievery Corporation retoman tan poderoso estribillo para recomponerla del mismo nombre, y como tan pocos músicos, siempre intuitivos y sensibles de los episodios de la política internacional más relevantes, mostrándose por ser firmes opositores y críticos de las políticas públicas mal enfocadas.

¡Por muchos años más Viva la Colonia Tierra y Libertad!

Venceremos.

Thievery Corporatión, Radio Retaliation 2008

 

Instagram: @arturo_fernandez____
Correo: [email protected]

 

Te puede interesar