Variante Delta, el nuevo reto de Naftali Bennett, primer ministro de Israel 

Con el fin de disminuir los contagios de COVID-19 y frenar la variante Delta, el primer ministro de Israel ha implementado diferentes medidas, como prohibir la entrada a turistas a su país. Sin embargo, para controlar la situación necesita más que eso, como que otros Estados también impongan las mismas reglas
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Los conciertos, los paseos sin cubrebocas, y el ingreso a lugares cerrados, eran ya un hecho en Israel a inicios de este año debido a su avanzado programa de vacunación contra el COVID-19, antes de la variante Delta.

Sin embargo, esos permisos fueron deteniéndose parcialmente por el aumento de casos que iban registrándose. De tener poco más de 10 contagios diarios durante el mes de junio, a mil 100 el pasado viernes, de acuerdo con Our World in Data.

Debido a esto, el primer ministro israelíNaftali Bennett, comenzó a tomar ciertas medidas restrictivas, como pedirle a la gente volver a usar mascarillas obligatoriamente y prohibir la entrada de turistas al país al menos hasta el próximo 1 de agosto.

Así también, informó que todos los israelíes que salgan al extranjero deberán firmar una declaración antes de abordar sus aviones para comprometerse a no visitar naciones que representen un alto riesgo.

“Esto depende de nosotros. Si nos adherimos estrictamente a las reglas y actuamos con responsabilidad, lo lograremos juntos”, declaró Bennett tras reunirse con las autoridades al frente del cuidado de la salud en Israel.

Por otra parte, detalló que estas medidas no sólo estarán enfocadas en frenar los casos de COVID-19, sino para proteger a sus ciudadanos de la variante Delta, la cual ha resultado ser mucho más transmisible que el virus original.

Tomando eso en cuenta, el gobierno decidió lanzar una operación nacional para vacunar a personas de 12 años en adelante, exigir mascarillas en espacios cerrados, comenzar una campaña de información para incrementar la aplicación de las dosis, mantener una cuarentena estricta, e implementar castigos a quienes rompan las normas sanitarias.

De esta manera, el primer ministro israelí comienza a tomar las riendas de la pandemia en su país luego del gran control que llegó a manejar su antecesor, Benjamin Netanyahu, a quien despojó del poder con el apoyo de una coalición.

Al respecto, el maestro Carlos Manuel López Alvarado, académico en Relaciones Internacionales de la UNAM, asegura que la administración de Bennett podrá contener la crisis de muy buena manera porque Israel tiene bastantes fortalezas desde el punto de vista administrativo, digital y público.

“Su fortaleza no se va a centrar tanto en la investidura de su cargo, sino en las instituciones. Recordemos que el sistema de salud que posee Israel es uno de los más avanzados porque llega a toda la población sin importar el nivel económico que tenga, además de que se enfocan en la digitalización, lo que les permite tener mayor control de dónde se encuentran las personas contagiadas”, asegura.

Pero eso no es todo, para garantizar su objetivo y frenar el número de contagios, el nuevo gobierno no debe dejar de cooperar con su propia sociedad, una estrategia que han utilizado autoridades como las de Nueva Zelanda y Australia para ser de los pocos Estados con escasos fallecidos y casos de COVID-19.

“Con esta estrategia la idea es llegar a esas personas que no se han vacunado y brindarles tranquilidad, la cual se obtiene con el respaldo institucional, la implementación tecnológica, y sobre todo el tratamiento oportuno de casos que se puedan presentar”, dice López Alvarado.

El otro desafío de Israel, además de la variante Delta

Para que el primer ministro israelí y el reto de los líderes que conforman su coalición lleguen a su meta de disminuir los contagios y frenar la variante Delta, no sólo deben enfocarse en el interior de su país, sino en sus vecinos del extranjero.

Como Palestina, que hasta el pasado 22 de julio contaba con 7.8 por ciento de su población completamente vacunada, mientras que Israel con 61, una diferencia descomunal aún más si se toma en cuenta que en el territorio palestino hay cinco millones de personas menos que en el israelí.

“El gran desafío para Israel es que se encuentra rodeado de países que no comulgan con su política, con su visión del mundo; entonces, su reto fundamental no es tanto al interior de su Estado, sino con sus socios (…) Tan solo la variante Delta pudo desarrollarse de esa forma, por la globalización y la interdependencia de los países”, señala.

En ese sentido, no sólo se espera que Israel refuerce sus medidas sanitarias para frenar los contagios y muertes por coronavirus y Delta, sino que todos los Estados hagan lo mismo para llegar juntos a un fin común, que es terminar con la pandemia lo antes posible.

“Mientras se siga actuando de manera individual como se ha hecho hasta el momento, los retos del futuro no van a ser minúsculos, sino insalvables y se pueden llegar a catástrofes peores”, asegura el académico.

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