Un nuevo río

Uno de los vertederos de desperdicios al aire libre más grandes del mundo —una imponente montaña de basura ubicada junto al mar y en la que miles de personas se ganan la vida reciclando materiales a mano— dejó de funcionar este fin de semana luego de 34 años de un servicio maloliente.

9000
toneladas de basura llegaban diariamente
Mil 700 personas trabajaban en el basurero

Uno de los vertederos de desperdicios al aire libre más grandes del mundo —una imponente montaña de basura ubicada junto al mar y en la que miles de personas se ganan la vida reciclando materiales a mano— dejó de funcionar este fin de semana luego de 34 años de un servicio maloliente.

Viejo símbolo de una mala planificación urbana, el vertedero Jardim Gramacho, en Río de Janeiro, dará paso a una instalación que procesará los gases con efecto de invernadero generados por la basura que se descompone y los convertirá en combustible para calentar viviendas y propulsar automóviles. Los ambientalistas responsabilizan a Gramacho por los altos niveles de contaminación en la otrora prístina Bahía de Guanabara, adonde van a parar toneladas de desperdicios del vertedero.

El cierre del lugar deja sin trabajo a más de mil 700 personas que escalaban las montañas de basura diariamente para rescatar plásticos, papeles, metales y cualquier otro material reciclable de entre las 9 mil toneladas de desperdicios que llegan allí a diario. Esos trabajadores, conocidos como “catadores”, recibirán una indemnización de la municipalidad, pero no podrán trabajar en el sitio que reemplazará a Gramacho, el vertedero Seropedica de alta tecnología, adonde ya va a parar la mayor parte de los desperdicios de la ciudad.

“Cuando vienes por primera vez sientes que no podrás trabajar aquí, pero te acostumbras, te haces de amigos y te das cuenta de que es un buen trabajo”, expresó Lorival Francisco dos Santos, un hombre de 46 años, del empobrecido nordeste de Brasil, que lleva 13 años trabajando en el vertedero.

Gramacho dejará de funcionar antes de la mega conferencia de las Naciones Unidas Rio+20 sobre desarrollo sustentable. La ciudad, por otra parte, está tratando de mejorar su imagen con miras a la Copa Mundial de fútbol del 2014 y a los Juegos Olímpicos del 2016.

“Desde hace años que le venimos diciendo a los catadores que esto cerrará, pero ellos pensaban que eso no iba a suceder”, declaró el director de Gramacho Lucio Alves Vianna.

Se espera que la venta de créditos de carbón y de biogas genere unos 232 millones de dólares en los próximos 15 años, parte de los cuales serán entregados a los catadores.

La basura en descomposición genera hoy el 20 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono. Se espera que con el cierre de Gramacho y el uso de una instalación más moderna se reduzcan las emisiones de gas carbónico en mil 400 toneladas por año.  

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