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Un lío de faldas

La independencia de Escocia del resto de Reino Unido está cada día más cerca de convertirse en una realidad.

El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, lanzó el martes el Libro Blanco, un documento de 670 páginas en el que detalla los beneficios de romper la unión que ha sostenido por 306 años con Inglaterra.

38%
de los escoceses dicen que votarán a favor de la independencia
La extracción de petróleo y gas es el principal argumento con el que Escocia sostiene su demanda de independencia, y al que Cameron más le teme
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La independencia de Escocia del resto de Reino Unido está cada día más cerca de convertirse en una realidad.

El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, lanzó el martes el Libro Blanco, un documento de 670 páginas en el que detalla los beneficios de romper la unión que ha sostenido por 306 años con Inglaterra.

Salmond pretende convencer a los 5.3 millones de escoceses –8.3 por ciento de la población total del Reino Unido– con la promesa de recortar los impuestos corporativos, conservar la libra esterlina como moneda, ampliar el cuidado familiar gratuito e incrementar el salario mínimo.

La encuesta más reciente, realizada por la agencia Panelbase, dice que la propuesta está ganando terreno, pues a 10 meses de efectuarse el referéndum de independencia, 47 por ciento afirma que votará en contra y 38 por ciento a favor, con 15 por ciento de indecisos.

El precio de la libertad

El primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, no ve con alegría la posibilidad que Escocia sea independiente, por lo que ha lanzado una serie de advertencias económicas.

Horas antes de la publicación del Libro Blanco, el Departamento del Tesoro británico emitió un estudio que asevera que los escoceses pagarán mil libras esterlinas más en impuestos anuales si se independizan.

Cameron subrayó ayer que de concretarse la independencia, Escocia podría perder la libra esterlina como moneda.

“Si la gente de Escocia votara para ser independiente, una unión monetaria sería algo realmente difícil de concretar”,  expresó a través de un vocero.

 Pese a la intención escocesa de ingresar a la Unión Europea en automático por común acuerdo, funcionarios de la Comisión Europea señalaron que tendría que realizar el proceso desde el inicio, reveló el martes The Guardian. 

De cumplirse ambas advertencias, Escocia enfrentaría problemas al no poder usar ni el euro ni la libra.

El reino rico

“Alex Salmond presentó su Libro Blanco el martes para buscar la independencia, ¿habría propuesto el plan en ausencia de recursos energéticos?, uno puede dudar de eso”, publicó el martes Le Monde.

La extracción de petróleo y gas es el principal argumento con el que Escocia sostiene su demanda de independencia, y al que Cameron más le teme.

De acuerdo a la BBC, en el territorio escocés están alrededor del 90 por ciento de las reservas británicas de petróleo, que oscilan entre 15 mil y 24 mil millones de barriles de crudo, lo que significaría un duro golpe para las finanzas inglesas.

Añade que el Tesoro británico ha recaudado más de 300 mil millones de libras en los últimos 40 años gracias a la venta de 40 mil millones de barriles de crudo.

Por esa razón, el Gobierno de Escocia desestima las amenazas de Cameron de impedirles usar la libra, pues el resto del Reino Unido necesitaría de los escoceses para no dañar su economía.

“Escocia es el segundo mercado de exportación más grande del Reino Unido, por lo que es de interés mutuo que todos sigamos usando la libra”,  aseguró ayer a los medios ingleses el representante de la campaña “Sí a Escocia”, Stuart McDonald. 

Salmond pretende adoptar el modelo de Noruega para basar su economía en la explotación de energéticos.

Con base en esta iniciativa, el ministro escocés promete mejorar el sistema social y de salud para que los escoceses ahorren más de 4 mil 500 libras anuales en el cuidado de sus hijos.

El 18 de septiembre del 2014 los escoceses decidirán si adoptan un modelo nacionalista que sea más justo en la distribución de los bienes o si permanecen en la estabilidad que les brinda el Reino Unido.

También quiere el divorcio

Regiones de otros países también han intentado independizarse en la última década, aunque casi ninguna ha tenido éxito.

La intención de Escocia de ser un país independiente revivió ayer la polémica que mantiene Cataluña en España, pues los catalanes demandan al presidente Mariano Rajoy que lance un referéndum como el escocés.

Pero desde Madrid, Rajoy advirtió que no cederá a las presiones y que el ejemplo escocés tendrá consecuencias negativas que servirán para desalentar al resto de las regiones que tengan estas pretensiones.

“Tengo muy claro que una región que obtuviera la independencia quedaría fuera de la Unión Europea”, declaró a El País.

Otro caso europeo es el de Italia, donde el partido La Liga del Norte considera que las regiones del norte aportan más al país que las del sur, por lo que quieren consolidar una nación que incluya solo a regiones prósperas como Milán, Florencia y Venecia.

Y aunque cada vez pierde más terreno, el Partido Quebequés ha luchado desde hace décadas por la independencia del “Canadá Francés”.

Los únicos casos exitosos de este siglo son el de Kosovo, que se independizó de Serbia en 2008, y el de Sudán del Sur, país africano que en 2011 se separó de Sudán. 

 

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