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Un latino al rescate

James Diossa es más que un estadounidense descendiente de una familia de inmigrantes colombianos que se ha convertido en alcalde de Central Falls.

Es la nueva esperanza para un enclave colombiano cerca de la frontera entre Rhode Island y Massachusetts, al norte del territorio norteamericano.

Diossa está al mando de esta pequeña urbe de familias humildes que encara una tarea dantesca: sacar a Central Falls de la bancarrota y la intervención estatal que padece debido a la corrupción y la enorme deuda en el pago de pensiones a sus empleados.

Aumentar el ingreso, atraer la inversión y sanear las finanzas locales son los principales retos del novel alcalde
A pesar de su corta edad, los habitantes de la locación dentro de Rhode Island le han brindado la confianza a James Diossa
"Esperanza. Eso es lo que nos ha dado James, no solo a mí, sino a la generación de mi hijo"
Luis TorradoArquitecto colombiano y habitante de Central Falls

James Diossa es más que un estadounidense descendiente de una familia de inmigrantes colombianos que se ha convertido en alcalde de Central Falls.

Es la nueva esperanza para un enclave colombiano cerca de la frontera entre Rhode Island y Massachusetts, al norte del territorio norteamericano.

Diossa está al mando de esta pequeña urbe de familias humildes que encara una tarea dantesca: sacar a Central Falls de la bancarrota y la intervención estatal que padece debido a la corrupción y la enorme deuda en el pago de pensiones a sus empleados.

“Esperanza. Eso es lo que nos ha dado James, no solo a mí, sino a la generación de mi hijo”, señala Luis Torrado, un arquitecto colombiano.

“Con James, es una nueva etapa. Todo el mundo se siente positivo. Nos da ese aliento”, comenta Víctor Capellán, un dominicano que trabaja como subadministrador de la escuela superior de Central Falls

El joven alcalde es uno de los tres hijos de Bernado Diossa y Melva Restrepo, dos inmigrantes oriundos de Medellín, Colombia, que se establecieron en Yonkers, Nueva York, en 1979, para luego llegar a Central Falls en 1985. 

Tras pasar su infancia en Central Falls y sólo marcharse de la ciudad para estudiar justicia criminal en la Universidad de Becker, en Worcester, Massachusetts, Diossa fue elegido concejal en 2009 y participó en una campaña que evitó el cierre de la biblioteca y la oficina postal de la ciudad por falta de presupuesto.

Después de que el anterior alcalde, Charles Moreau, renunciara a su cargo y se declarara culpable de fraude en septiembre del año pasado, Diossa fue escogido para el puesto en diciembre, tras lograr un 62 por ciento de los votos. 

Aun así, un interventor controla temporalmente las finanzas de la municipalidad.

De las 19 mil 376 personas que viven en la urbe, 11 mil 685 son de origen hispano, según datos del censo.

El novel político, sin embargo, es el primer alcalde latino de Central Falls. 

Se granjeó la confianza de una población hispana que desconfía tradicionalmente del gobierno y de los políticos.

Más de 2 mil migrantes de Colombia viven ahora en la locación norteña, incluidos numerosos descendientes de una gran camada que llegó en la década de 1960 para trabajar en las fábricas textiles de la ciudad, tanto que llegó a ser conocido como “El Pequeño Medellín”.

Con el mote también vino la mala fama de ser uno de los centros del tráfico de drogas que distribuían en Nueva Inglaterra.

Al mando de la oficina de Central Falls, Diossa dice que su principal tarea, además de supervisar la seguridad, es promover la actividad económica.

El municipio carga con el estigma de ser el único en Rhode Island que se ha declarado en bancarrota.

“Hay personas que de verdad creen en mí aquí”, dice Diossa, que habla bajito, con cierta timidez pero con firmeza. 

“Los hispanos han visto mucha corrupción en sus países de origen y por eso quieren alejarse de la política, pero yo formo parte de una generación de colombianos-estadounidenses que quiere involucrarse. 

“Y aquí me ven como alguien que puede ofrecerles la oportunidad de empezar de nuevo”, agregó.

El hombre de origen colombiano asegura que quiere estar cerca de su comunidad y por eso sale a menudo de su oficina y habla con los dueños de negocios y visita las escuelas. 

La gente le reconoce por la calle y le saluda, estrechando su mano y preguntándole por el próximo partido de fútbol local o comentándole de cómo están sus parientes cercanos, a los que Diossa conoce. El funcionario, que sonríe con facilidad, come en La Casona o en el restaurante que su tío César Zuleta tiene en la calle Dexter, decorado con fotos de Medellín.

El salario promedio en Central Falls es de 32 mil 759 dólares anuales, una cifra mucho más baja que el promedio de casi 56 mil dólares que se registra en Rhode Island. 

En la ciudad no ha sido fácil afrontar los aumentos de impuestos y recortes presupuestarios que un juez dispuso en como medida para salir de la bancarrota.

Sin embargo, Sandra Cano, una inmigrante colombiana elegida miembro del Comité Escolar de la ciudad vecina de Pawtucket, tiene plena confianza en Diossa y su capacidad para tirar adelante la ciudad.

“Es un joven apasionado, lleno de energía, que cree en su ciudad, orgulloso de donde viene. Quiere mostrarle al mundo que Central Falls no sólo fue la cuna donde él nació, sino que puede ser una casa para que los jóvenes con talento puedan sobresalir”, dijo Cano.

Mientras el alcalde intenta sacar la ciudad a flote, ésta prosigue su actividad diaria, con calles semi-vacías, llenas de taquerías, quioscos desde donde se envían remesas. 

Joseph Morán, el ex comisionado de policía de la ciudad y quien perdió las elecciones en diciembre ante Diossa, le desea suerte al nuevo alcalde y advierte que los desafíos que enfrenta no son pocos. Le describe como un joven con “mucha ambición”.

“Le vi crecer. Fue a la escuela superior de Central Falls y se graduó allí, como yo”, dijo Morán. 

“Uno o dos meses en el puesto es demasiado pronto para decir si está haciendo un buen trabajo o no, pero creo que quiere lo mejor para esta ciudad y espero que lo haga lo mejor que pueda”.

Desde que es alcalde, Diossa ha creado varios grupos de trabajo para lidiar con los distintos sectores, desde el educativo, al de seguridad pública y desarrollo económico.

Diossa asegura que uno de sus mayores desafíos es cambiar la imagen que muchos tienen de Central Falls.

“La ven decaída, es una percepción negativa”, asegura. “Mi trabajo es cambiar esa percepción de afuera y levantar ese espíritu, intentar que nazca un nuevo orgullo”.

El letrero de una de las entradas a la ciudad parece hacerse eco de lo que dice el alcalde: “Central Falls, pequeña en tamaño, grande es espíritu”. (Fuente: AP)

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