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Trump politiza la tragedia

Luego del atentado registrado el pasado martes en Nueva York, el presidente estadounidense parece dispuesto a utilizar el tema del terrorismo para sacar adelante su agenda política y endurecer la política migratoria

Tras el atentado perpetrado por Sayfullo Habibullaevic Saipov en Manhattan, el presidente estadounidense Donald Trump emprende una nueva ofensiva para endurecer la política migratoria, uno de los ejes de su campaña presidencial y que no ha podido implementar.

El republicano parece dispuesto a utilizar el tema del terrorismo, uno de los más sensibles para los estadounidenses, para sacar adelante su agenda política, a pesar de que las medidas que persigue no necesariamente habrían evitado la tragedia.

Con el ataque en contra de la migración, Trump se dirige al núcleo más duro de su base electoral, en un momento en que su presidencia está bajo mínimos de aprobación y con la sombra de la trama rusa cada vez más cerca del mandatario.

A diferencia del tiroteo del mes pasado en Las Vegas, Nevada, cuando parecía el momento propicio para la discusión de la política del control de armas -y en donde la Casa Blanca no abordó el tema-, tras los hechos en Nueva York, Trump anunció medidas inmediatas que ponen en evidencia el uso político.

Además, apenas unas horas después de la tragedia, el mandatario se lanzó en contra de sus rivales políticos, los demócratas, a quienes acusó de facilitar el ingreso del atacante por su respaldo al sistema de lotería de visas de diversidad, un mecanismo que Trump está decidido a erradicar.

Por la noche del martes, el presidente anunció un requerimiento al Departamento de Seguridad Nacional para intensificar el programa de escrutinio de todos los solicitantes de ingresar a territorio estadounidense.

Gran parte de la plataforma política de Trump -desde su campaña- se ha centrado en el ataque a los inmigrantes y a los musulmanes, a quienes no ha dudado en señalar como los principales responsables de los problemas sociales en Estados Unidos.

Ahora, tras el ataque en Manhattan, apenas a unos metros del memorial de las víctimas del 11 de septiembre de 2001, Trump refuerza su discurso antiinmigrante y se vale de la coyuntura para intentar llevar a cabo su plan de endurecer toda la política migratoria.

Tanto el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio y el gobernador del estado, Andrew Como, ambos demócratas, han hecho llamados al presidente Trump para evitar la politización de la tragedia en donde ocho personas perdieron la vida y al menos 12 resultaron heridas.

“Lo último que el presidente o cualquier persona debe hacer es politizar la tragedia, empezar a decir calumnias sobre todas las razas y religiones o naciones, lo que sólo empeorará la situación”, dijo el alcalde neoyorquino en una entrevista.

Hasta el momento, las investigaciones apuntan a que el lobo solitario originario de Uzbekiztán, se habría radicalizado ya durante su estancia en Estados Unidos a través de internet, un método que ha sido altamente efectivo para los yihadistas y que no puede ser realmente contrarrestado con las políticas que pretende implementar Trump.

“Lo último que el presidente o cualquier persona debe hacer es politizar la tragedia, empezar a decir calumnias sobre todas las razas y religiones o naciones, lo que sólo empeorará la situación”
Bill de BlasioAlcalde de Nueva York
Gran parte de la plataforma política de Trump se ha centrado en el ataque a los inmigrantes y a los musulmanes, a quienes ha señalado como los principales responsables de los problemas sociales en EU

Enemigo invisible

El atentado en Manhattan es una señal de advertencia de que, a pesar de la ofensiva contra ISIS en Siria e Irak la amenaza terrorista sigue siendo un peligro latente.

La coalición encabezada por Estados Unidos en Medio Oriente ha logrado prácticamente arrebatar al grupo yihadista sus enclaves territoriales, sin embargo la violencia provocada o inspirada por el autodenominado Estado Islámico sigue siendo el mayor desafío en materia de seguridad.

El grupo terrorista ha evolucionado en sus tácticas tanto de reclutamiento, de adoctrinamiento y en su modus operandi, y la radicalización a través de internet se está convirtiendo en un arma contra la que las fuerzas de seguridad de las naciones poco han podido hacer.

Hasta hace pocos años, la doctrina de ISIS consistía en atraer a jóvenes yihadistas de diversas partes del mundo a alguno de sus enclaves en Irak y Siria, principalmente, en donde se les entrenaba como soldados del califato para seguir su avance en Medio Oriente y algunos de ellos eran enviados de vuelta a sus países de origen para formar nuevas células o planear atentados en Occidente.

Durante algún tiempo, el fenómeno de los llamados ‘retornados’ se convirtió en el principal foco de atención de los de seguridad -principalmente en Europa- debido a las dificultades que presentaba el monitorear a los cientos de ciudadanos que habían pasado por un proceso de radicalización.

Sin embargo, el Estado Islámico ha ido desarrollando una nueva estrategia de reclutamiento y doctrina a través de propaganda en la web, lo que ha facilitado la radicalización de muchos jóvenes sin que hayan estado en contacto directo con un miembro de ISIS.

Además, desde 2014, voceros o integrantes de ISIS comenzaron a hacer llamados utilizando la red para que los yihadistas atacaran a los ‘no creyentes’ con medios a su alcance, desde cuchillos hasta vehículos, y los recientes ataques perpetrados por los llamados ‘lobos solitarios’ dan cuenta del éxito de la propaganda.

El de Manhattan ha sido el último de una larga serie de atentados en donde se pone de manifiesto el alcance de la propaganda y las tácticas del grupo terrorista.

Niza en julio de 2016, Berlín en diciembre de 2016, Londres en marzo y junio de 2017, Barcelona en agosto de este año y Nueva York el pasado martes, atentados que se han caracterizado por el uso de vehículos para causar el mayor daño posible a un gran número de personas, un modus operandi que se viene replicando.

Otra circunstancia en la que muchos de los ataques parecen coincidir es en el hecho de que muchos de los atacantes habrían sido radicalizados en su propio lugar de residencia, ya sea por medio de internet o por algunos grupos yihadistas, y muchas veces, los terroristas ni siquiera estaban en el radar de las autoridades.

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Personas perdieron la vida y 12 resultaron heridas en la tragedia registrada el martes en NY