Terrorismo permanente

Hoy se conmemora el ataque yihadista en los trenes de Madrid. Más de 10 años después de los atentados, el terrorismo islamista es constante en la Unión Europea, pero ahora es perpetrado por hijos de migrantes

Hoy se cumplen 15 años desde que la sociedad española conoció el terrorismo islamista con los atentados del 11 de marzo de 2004. Los ataques a cuatro trenes en Madrid provocaron la muerte de 193 personas, dos mil heridos y a la larga una serie de políticas de seguridad, sin embargo, el terror nunca se detuvo y se extendió por toda la Unión Europa.

Desde entonces, los ataques continúan y el fenómeno de los atentados en territorio europeo evoluciona. El estudio Yihadismo y yihadistas en España: Quince años después del 11-M, —de Fernando Reinares, Carola Calvo y Álvaro Vicente—, concluye que desde 2012, las agresiones islamistas no están protagonizados por inmigrantes musulmanes, sino por sus descendientes nacidos o criados en el país ibérico.

En este sentido, seis de cada diez yihadistas detectados desde el atentado en Madrid son descendientes de migrantes musulmanes, lo que revela que el terrorismo islamista contemporáneo en España es un fenómeno provocado por ciudadanos españoles.

Esta es una de las principales conclusiones del libro del Real Instituto Elcano elaborado tras el análisis de los datos obtenidos de 215 individuos, 200 condenados en la Audiencia Nacional y 15 muertos, entre 2004 y 2018.

El informe además muestra cinco grandes focos de radicalización yihadista en el país. El documento explica que el 60 por ciento de los casos de terrorismo islamista se organizan en los municipios de Ceuta, Melilla, Terrasa, Madrid y Ripoll. Este último es el epicentro de la célula que realizó el atentado del 17 de agosto de 2017 en Cataluña.

El libro también ratifica que la radicalización de los individuos que perpetúan ataques se produce en al menos 7 de cada diez casos por la exposición cara a cara con un individuo que clasifican como “agente de radicalización”: un activista, figura religiosa o un yihadista con quien existan vínculos afectivos de parentesco, vecindad o amistad

Asimismo, el informe menciona que hasta 2011, la gran tendencia de los atacantes fue actuar dentro del territorio español, mientras que a partir de 2012 el 50 por ciento optó por viajar a una zona de conflicto.

El minucioso estudio también muestra las mutaciones que ha sufrido el fenómeno en los últimos 15 años, con un punto de inflexión en 2012, cuando comienza el declive de Al Qaeda tras la muerte del terrorista Osama bin laden y surge el autodeclarado Estado Islamico, con la creación del califato de Abu Bakr al-Baghdadi en junio de 2014.

Políticas para contrarrestar

El gobierno español comenzó a preocuparse por el terrorismo desde el ataque en 2004. Las administraciones intentaron contrarrestar los ataques en España con medidas de seguridad, tales como modificaciones del Código Penal en 2015 que incluyeron la creación de figuras como “lobo solitario” y “el combatiente”, así como los delitos de adoctrinamiento y autoadoctrinamiento.

También se pusieron en marcha programas para la detección y prevención de la radicalización violenta. Además, el gobierno español creó bases de datos como el Registro de Nombres de Pasajeros (PNR, por sus siglas en inglés). Los resultados de estos cambios en la seguridad de España son 797 detenidos por yihadismo desde el ataque en los trenes, 29 de ellos en 2018 y 20 en lo que va de 2019.

Más allá de España

Los ataques también continuaron en otros países de la Unión Europea después de la tragedia de 2004. Uno de los últimos casos de terrorismo en Europa fue el atentado en Estrasburgo el año pasado. El perpetrador, identificado como Chérif Chekatt, abrió fuego en el tradicional mercado navideño de la ciudad mientras gritó la frase “Alá es el más grande” y provocó la muerte de cinco personas.

Otro ataque con varias victimas de 2018 fue cuando un hombre mató a tres personas tras atrincherarse en un supermercado en Trèbes, en el sureste de Francia.

Los estados de la Unión Europea que han sufrido ataques islamistas con víctimas mortales desde el 11-M son nueve: España, Países Bajos, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Suecia y Francia.

No obstante, el atentado en los trenes de Madrid es el ataque con más muertos en suelo europeo desde entonces, seguido por las 130 víctimas del asalto a la sala Bataclán en París, en 2015, y las 86 del atropello masivo en Niza, en 2016

El país con más casos de este tipo es Francia, seguido de Reino Unido. España, que no sufría un ataque terrorista de los yihadistas desde el de Madrid en 2004, se vio golpeada el verano de 2017.

Los ataques continuaron el año pasado. De las 18 situaciones que se produjeron en suelo europeo en 2018, doce pueden clasificarse como terroristas de corte islamista. Fueron reivindicados por Dáesh y ocurrieron en Francia, Bélgica, Rusia, Reino Unido y España, de acuerdo con registros de medios locales.

Los autores de los atentados de Francia y España utilizaron un arma blanca para perpetrarlos, excepto en el doble ataque de Carcasona y Trèbes. Allí utilizaron armas de fuego, al igual que en el caso de febrero en Rusia y en el de Toronto. A diferencia de los anteriores, en Londres usaron un coche para realizar un atropello en el que resultaron heridos tres civiles.

El 25 de marzo de 2004, el Consejo Europeo instituyó el 11 de marzo como el Día Europeo en Memoria de las Víctimas del Terrorismo. La conmemoración recuerda a las personas que murieron en el atentado en Madrid hace 15 años.