No hay imagen disponible

Syriza agoniza ante el Minotauro Global

Faltan 10 días para que los griegos elijan a un nuevo Primer Ministro y los conservadores del partido Nueva Democracia (ND) están por primera vez a la cabeza en las encuestas. El partido liderado por Vangelis Meimarakis se ha puesto décimas adelante de Syriza, partido de izquierda dirigido por el ex primer ministro Alexis Tsipras.

El súbito repunte de las derechas en Grecia no solo ha ayudado a la causa del partido ND. Amanecer Dorado, un partido neonazi, ya ocupa la tercera posición con 5.5 por ciento de los votos potenciales. 

Para Yanis Varoufakis, dentro de unos siglos, cuando el monstruo no exista se podrá inaugurar un nuevo y auténtico humanismo. Si el Minotauro no muere la crisis se prolongará por mucho tiempo
"La crisis griega alimenta la voracidad del imperio estadounidense que, como el monstruo de Minos, cada año exige el sacrificio de un puñado de pueblos débiles, a los que engulle para subsistir"
Yanis Varoufakis ex ministro de Finanzas de la República Helénica

Faltan 10 días para que los griegos elijan a un nuevo Primer Ministro y los conservadores del partido Nueva Democracia (ND) están por primera vez a la cabeza en las encuestas. El partido liderado por Vangelis Meimarakis se ha puesto décimas adelante de Syriza, partido de izquierda dirigido por el ex primer ministro Alexis Tsipras.

El súbito repunte de las derechas en Grecia no solo ha ayudado a la causa del partido ND. Amanecer Dorado, un partido neonazi, ya ocupa la tercera posición con 5.5 por ciento de los votos potenciales. 

En una decisión que puede tildarse -dependiendo del punto de vista- de congruente u obstinada, el líder de Syriza rechazó una posible alianza con los conservadores, ya que las soluciones propuestas por ND no coinciden con sus ideales políticos. 

Según la Universidad de Macedonia, la popularidad de Tsipras ha bajado más de 40 por ciento desde marzo. 

Humillado

La decisión de Tsipras de renunciar y aprobar el rescate de los bancos de la República Helénica –nombre oficial de Grecia– parece que no fue bienvenida por gran parte del electorado. 

Después de intensos meses de negociación, el ex primer ministro, quien en un inicio se negaba a ceder ante las presiones de la Unión Europea (UE), finalmente aceptó las condiciones de sus acreedores. 

El acuerdo aseguró la permanencia de Grecia en la UE y una reestructura de la deuda, más no su condonación.  Los 50 mil millones de euros que logró conseguir Tsipras para rescatar a la banca griega no fueron suficientes para impedir la renuncia de Yanis Varoufakis, su ministro de Finanzas. 

Muchos consideraron que el acuerdo con la UE era tan malo para los griegos, que parecía más un golpe de estado que un rescate y fue una evidente humillación para el otrora combativo Primer Ministro, quien decidió dimitir y llamar a nuevas elecciones el 20 de septiembre. 

Los miles de refugiados que han llegado a Grecia buscando asilo político han desatado una crisis migratoria que no se veía desde 1945. Este factor también ha sido clave para que Tsipras y Syriza -alineados con una filosofía política de izquierda- hayan dejado de ser vistos con buenos ojos por millones de ciudadanos helénicos, quienes temen que los miles de refugiados sean una amenaza más para su prosperidad. 

El toro de Minos

En 2012 el exMinistro de Finanzas, Yanis Varoufakis escribió un libro titulado ‘El Minotauro Global’ y este año, Editorial Paidós ha publicado la versión en Español bajo el sello Crítica.

De acuerdo a la leyenda helénica, los atenienses enviaban constantemente tributos al Minotauro, un monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre. La bestia estaba confinada a un laberinto en la isla de Creta. El tributo que el Toro de Minos recibía eran hombres y mujeres para alimentarse. 

Varoufakis cree que los griegos no son los culpables de la crisis económica de su país. Para el doctor en Economía por la Universidad de Essex, los responsables de la devastadora crisis que vive Grecia después del “crack” financiero de 2008 son sus voraces acreedores. Los bancos, principalmente alemanes, prestaron dinero sin control y luego exigieron intereses que eran imposibles de pagar. 

Lo que vive Grecia actualmente son síntomas de un malestar que se remonta a la década de los setenta. Usando la clásica leyenda griega como metáfora, para Varoufakis ‘El Minotauro Global’ tiene nombre: Estados Unidos de América.

EUA se convirtió en el motor que impulsaba la economía global, gracias a que el resto del mundo enviaba grandes cantidades de capital a Wall Street.  EUA hizo su trabajo durante más de 30 años, hasta que su sistema financiero colapsó a finales de la década pasada. 

Varoufakis no está de acuerdo en que los bancos centrales sólo se centren en la estabilidad de los precios ni que todos esperen a que la oferta y la demanda devuelvan la estabilidad a la economía mundial automáticamente. Tampoco piensa que lo que el capitalismo necesita actualmente para sobrevivir es más innovación, más inversión pública y austeridad.

Para el ex ministro, la economía del siglo veintiuno necesita inversión productiva, seguridad social y un nuevo mecanismo global para el reciclaje de excedentes. 

Hasta antes de la crisis, el mecanismo de reciclaje era claro. Las importaciones netas de EUA eran las exportaciones netas de países que producían excedentes como Alemania o China. Los beneficios de los excedentes se regresaban a Wall Street buscando mayores ganancias en el mercado especulativo. A su vez, Wall Street utilizaba ese capital como inversión directa en las multinacionales, para financiar el déficit nacional comprando bonos del Tesoro y para otorgar fácilmente créditos a millones de estadounidenses.

Ese mecanismo de reciclaje de excedentes es para Yanis Varoufakis El Minotauro Global que se vino abajo en 2008. Esto, debido a que las compañías financieras norteamericanas abusaron de su posición para “construir pirámides de dinero privado”. 

De acuerdo al economista heleno, los sistemas de Europa y Grecia no son lo suficientemente fuertes para soportar los embates del Minotauro Global y se están desintegrando. 

La solución que propone en su libro parece sencilla. “La respuesta que daba con creciente monotonía es que no hay nada que nuestros orgullosos países puedan hacer más que decir ‘no’ a las necias políticas cuyo real objeto es profundizar la depresión por unas razones apócrifas”.