Se cierra puerta para Lula

El titular de la Corte Suprema de Brasil anuló la decisión que le iba a otorgar libertad al expresidente. Salir de prisión tampoco hubiera supuesto el fin de sus problemas porque aún debe esperar las sentencias de cinco procesos

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva estuvo cerca de recuperar su libertad este miércoles. El titular del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil suspendió el fallo dispuesto por otro miembro de la corte que daba luz verde a la excarcelación del político de izquierda.

“Concedo la suspensión de la medida cautelar para suspender los efectos de la decisión anunciada el día de hoy”, manifestó ayer José Antonio Dias Toffoli, presidente del STF.

De esta manera, se dio marcha atrás a la resolución del juez Marco Aurelio Mello, quien pudo beneficiar al expresidente preso en la ciudad de Curitiba desde el pasado 7 de abril y a otros 21 condenados por el caso Lava Jato.

El exlíder del Partido de los Trabajadores (PT) cumple una condena de doce años por delitos de corrupción vinculados a la compra de un departamento. Mello había dispuesto la libertad de todos quienes tuvieran una condena por segunda instancia en la causa como es la situación actual de Lula.

La ejecución del fallo había quedado en manos de la jueza Carolina Lebbos, quien simpatiza con el juez Sergio Moro, principal acusador de Lula y quien aceptó la designación del presidente Jair Bolsonaro para ser su ministro de Justicia a partir del próximo año.

La sentencia de Mello era el resultado de una solicitud del Partido Comunista de Brasil y determinaba la suspensión de la ejecución de la pena. Con base en esa medida cautelar fue que el PT pidió la libertad de Lula.

La decisión de Toffoli de suspender el fallo respondió a un pedido de la fiscal general Raquel Dodge, quien argumentó que la disposición que beneficiaba al exjefe de Estado podía causar una grave lesión al orden y la seguridad. Según la fiscal, casi 170 mil presos de todo el país podían verse beneficiados.

En Brasil hay 169 mil presos por sentencias en segunda instancia, según el Consejo Nacional de Justicia, casi un cuarto de los 706 mil internos que hay en el país. Lula no es el único preso que se hubiera beneficiado de esta orden, pero sí es su gran protagonista

Los juristas criticaron a Mello porque no consideró una decisión del propio tribunal, dictada en 2016, que los supremos ratificaron este año, y según la cual la pena de prisión comienza a ejecutarse tras la condena en segunda instancia.

Muchos procesos en su contra

Salir de prisión tampoco hubiera supuesto el fin de los problemas jurídicos de Lula, quien tendría que seguir luchando en contra de la sentencia por la que fue condenado en abril. Y, a la vez, hubiera tenido que esperar las resoluciones de otros cinco procesos que todavía tiene abiertos, casi todos por corrupción durante su época como presidente, entre 2003 y 2010.

En uno de los casos, la acusación es porque supuestamente Lula era el propietario real de una finca reformada por una constructora que luego se vio beneficada por la petrolera estatal Petrobras.

En otro, se le acusa de pactar con la constructora Odebrecht la compra de un terreno para edificar el Instituto Lula a cambio de interferir en la cúpula directiva de Petrobras. Otras implican negociar la compra de cazas militares con lobistas suecos tras dejar la presidencia, haber prorrogado unos beneficios fiscales al sector del automóvil a cambio de un soborno y conseguir unas obras para Odebrecht en Angola.

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