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Revolución contradictoria

La vida política egipcia se ha convertido en una verdadera montaña rusa, en la que las aparentes subidas y triunfos democráticos van acompañados de estrepitosas caídas.

El más reciente episodio es el de los enfrentamientos entre partidarios y detractores del defenestrado presidente Mohamed Morsi, el primero elegido por la vía electoral en toda la historia del país.

Por su parte, el Ejército estará a cargo del gobierno en lo que se realiza la transición democrática que poco ha tenido de pacífica. 

"Un hombre que se encontraba junto a nosotros recibió un disparo y cayó al suelo mientras corríamos”
Heba MoyarefDirectora de Human Rights Watch en Egipto
Human Rights Watch denunció el asesinato de 278 personas el pasado 14 de agosto en la plaza Rabea al Adauiya en manos de fuerzas militares
A pesar de estar implicado en la matanza de decenas de manifestantes en 2011, además de enriquecimiento ilícito, Hosni Mubarak podría recibir su libertad

La vida política egipcia se ha convertido en una verdadera montaña rusa, en la que las aparentes subidas y triunfos democráticos van acompañados de estrepitosas caídas.

El más reciente episodio es el de los enfrentamientos entre partidarios y detractores del defenestrado presidente Mohamed Morsi, el primero elegido por la vía electoral en toda la historia del país.

Por su parte, el Ejército estará a cargo del gobierno en lo que se realiza la transición democrática que poco ha tenido de pacífica. 

Los militares se han encargado de sofocar de manera violenta las manifestaciones de islamistas que denuncian lo que consideran fue un golpe de Estado contra Morsi ocurrido en julio pasado.

Ahora, funcionarios gubernamentales han anunciado la liberación del exdictador Hosni Mubarak, aquél que fue expulsado del poder en 2011, después de 30 años de mandato.

Mubarak fue acusado de no frenar el derramamiento de sangre en las manifestaciones de hace dos años en el marco de lo que se conoció como la “Primavera Árabe”, además de otros delitos de corrupción y enriquecimiento ilícito.

En contraste, su sucesor Morsi permanece en la cárcel desde el 3 de julio, misma fecha que significó su caída de la Presidencia.

Paradójicamente, el depuesto mandatario se encuentra detenido por las fuerzas castrenses acusado de un cargo similar al que se le imputó a su antecesor: homicidio.

Estos sucede mientras la crisis de seguridad se incrementa de manera alarmante dentro de las fronteras egipcias.

El pasado 14 de agosto fuerzas de seguridad del gobierno desmantelaron de manera agresiva campamentos de protesta en apoyo a Morsi.

El organismo a favor de derechos humanos con sede en Nueva York Human Rights Watch (HRW) denunció que en dicho episodio se llevó a cabo la peor matanza de la historia de Egipto en contra de manifestantes.

Al menos 278 protestantes fueron masacrados por autoridades en uno de los asentamientos provisionales de la Hermandad Musulmana, el movimiento político y religioso al que pertenece Mohamed Morsi.

El ataque se llevó a cabo en en la plaza Rabea al Adauiya, misma en la que cientos de heridos lucharon por ser atendidos en la Clínica Médica de Rabea, según reportó desde ese lugar la directora de HRW en Egipto, Heba Morayef.

Morayef describió una escena dramática, en la que personas intentaron llegar al centro hospitalario a través de un camino copado por francotiradores.

“Un hombre que se encontraba junto a nosotros recibió un disparo y cayó al suelo mientras corríamos”, comentó.

La anterior denuncia se suma a la de la Alianza Antigolpista –coalición de varios partidas islamistas en contra de la remoción de Mohamed Morsi–  que reclama el presunto asesinato de 36 manifestantes en custodia de la policía.

El domingo pasado, los victimados iban en un convoy de camionetas oficiales que transferirían unos 600 reos a la prisión Abu Zaabal en la capital, El Cairo.

Versiones policiales apuntan a que varios de los prisioneros intentaron escapar y la policía utilizó gas lacrimógeno, lo que les habría ocasionado la muerte.

¿Venganza a la policía?

Un grupo de policías fuera de servicio fueron ejecutados ayer en la ciudad fronteriza de Rafah, muy cerca de la península del Sinaí.

Presuntos combatientes habrían emboscado dos vehículos policiales, obligando a los tripulantes a bajar para después ejecutarlos a tiros, publicó The Associated Press.

Funcionarios egipcios precisaron que los policías iban vestidos de civiles y desmintieron la primera versión que decía que las muertes fueron producto de un enfrentamiento con granadas lanzadas desde otro vehículo.

Este hecho pudiera ser una venganza en contra de las autoridades militares a cargo del país de manera interina, aquellas que apoyaron la remoción del islamista Mohamed Morsi.

Y es precisamente sus partidarios y los de la Hermandad Musulmana quienes se han movilizado los últimos días  para protestar la medida golpista, que a su vez han sido blanco de una violenta represión de las fuerzas castrenses.

Emergencia en Occidente

Europa y Estados Unidos se encuentran consternados por la situación que se vive en Egipto, agravada día con día por los choques entre militares y grupos pro-Morsi.

Los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea se reunirán de emergencia para decidir qué acciones se tomarán con respecto a la crisis egipcia.

Entre las iniciativas destacan proponer programas de ayuda y bloquear el envío de armas al país del norte de África.

“Vamos a hacer una lista de las propuestas y las pondremos sobre la mesa, pero solo los ministros decidiremos el miércoles (en Bruselas)”, comentó Bernardino León, alto diplomático de la Unión Europea.

El gobierno norteamericano, por su parte, dio a conocer a través de su Departamento de Estado su preocupación por el caso de la muerte de los prisioneros en custodia de la policía.

Además, autoridades de EU desecharon la posibilidad de prohibir la existencia de la Hermandad Musulmana, una medida ya implementada durante la dictadura de Mubarak.

De igual forma, el secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, enfatizó su alarma por los incidentes violentos.

Condenó fuertemente los ataques a iglesias, hospitales y otros lugares públicos y dijo que “no hay justificación de atacar a los civiles o de destruir infraestructura o propiedad que es tan importante para el futuro de Egipto”.

“La prioridad más grande en este momento es prevenir futuras pérdidas humanas. Llamo a todos los egipcios a resolver sus diferencias de manera pacífica”, concluyó.

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