Reclusión y violencia contra migrantes

Las personas detenidas por ingresar de forma ilegal a territorio estadounidense enfrentan violencia por parte de agentes migratorios. Las agresiones y violaciones a sus derechos incluyen abuso sexual, periodos largos en las celdas, atención médica deficiente y restricciones en las visitas

Los migrantes indocumentados que son detenidos en Estados Unidos enfrentan condiciones de maltrato en los centros de detención de ese país. En los últimos meses se registraron casos que revelan las condiciones en que viven estas personas después de su arresto.

En los últimos meses hubo situaciones que demuestran la dureza de las condiciones en que son mantenidos los migrantes. Las más recientes son las historias de los niños que fueron separados de sus padres y que manifestaron haber sido víctimas de abuso sexual.

La semana pasada, el Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló haber recibido 4 mil 556 denuncias de menores que fueron víctimas de violación, invasión de su privacidad mientras se bañaban y otras agresiones sexuales.

El reporte muestra que mil 303 casos fueron referidos al Departamento de Justicia. Entre ellos, 178 eran acusaciones de que el personal adulto de los centros había abusado sexualmente de los niños migrantes y el resto eran casos de abuso sexual de los menores por parte de otros niños.

También hubo varios casos en que migrantes murieron por la deficiente atención médica mientras estaban en custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). El caso más reciente es el fallecimiento de un hombre de 45 años que murió en un hospital de Texas, por tener insuficiencia cardiaca.

Un Informe de la Oficina del Abogado General de California revela que los migrantes pueden pasar confinados en las celdas de ese estado hasta 22 horas al día.

A esto se suman las barreras por el idioma o la falta de acceso a una representación legal efectiva.

Algunos migrantes no saben hablar inglés, lo que limita su comunicación, su atención y hasta su privacidad

Además de que los centros de detención contienen a más migrantes indocumentados en la actualidad que en años anteriores.

En el 2017, ICE reportó un total de 323 mil 591 personas detenidas; para el 2018, el número aumentó a un 22.5 por ciento, con un total de 396 mil 448 individuos.

Tan solo en California se retuvo a más de 74 mil migrantes de más de 150 países. En Estados Unidos, los centros de detención de migrantes son mixtos, algunos manejados por el Estado y otros públicos.

La política de tolerancia cero del presidente Donald Trump provocó que las detenciones de migrantes sean más numerosas.

Centros de detención

Los migrantes pueden ser detenidos y puestos en custodia por tres supuestos, según la reglamentación del ICE.

El primero de ellos es porque fueron detenidos o se entregaron en la frontera a las autoridades de Aduanas y Protección Fronteriza, a la que pertenece la Patrulla Fronteriza (Border Patrol, en inglés).

El segundo supuesto es que hayan sido arrestados en el interior de Estados Unidos sin permiso para estar en el país o con permiso, pero haciendo actividades prohibidas.

La tercer posibilidad por la que un migrante indocumentado puede ser puesto en custodia es cuando es liberado de algún otro encarcelamiento que haya tenido, sea local, estatal o federal y sea entregado a ICE.

En su informe Review of Immigration Detention in California (Revisión de la Detención de Inmigrantes en California), la Oficina del Abogado General de ese estado explica que las personas son detenidas porque tienen un riesgo de fuga y muchas veces no se justifica su arresto.

“Otros son detenidos porque no pueden pagar el monto de la fianza ordenada, por ser inelegibles bajo la ley para una fianza por ser extranjeros que van llegando al país (como aquellos que buscan asilo) o debido a ciertas condenas penales anteriores. El resultado final es el encierro de muchos inmigrantes en entornos altamente restrictivos sin ningún hallazgo específico de que presenten un riesgo de fuga o peligro para la comunidad”, indica el reporte.

Exceso de fuerza y poca atención

Los migrantes enfrentan condiciones adversas en los centros de detención, lo que vuelve el proceso legal aún más duro para las personas indocumentadas.

El primer factor que vuelve complicada su experiencia es la libertad de movimiento. Los migrantes pueden estar confinados a celdas durante 22 horas al día, aunque hay otros centros en donde son puestos en viviendas tipo dormitorio. A esto se suma el trato que se le da a las personas detenidas.

“El uso de la fuerza en los centros de detención, las políticas de revisión y las duras prácticas disciplinarias también afectan la libertad de los detenidos. A veces genera restricciones que son innecesariamente severas en relación con los antecedentes de los detenidos y el propósito de su confinamiento o causa un efecto negativo sobre la percepción de los detenidos de inmigración sobre su libertad de movimiento”, señala el informe.

Además, algunas personas detenidas no saben hablar inglés, lo que limita su comunicación, su atención y hasta su privacidad porque quien traduce sus conversaciones puede enterarse de asuntos privados.

Otra de las complicaciones que enfrentan los migrantes detenidos son los problemas con la atención médica y la salud mental.

“Los problemas comunes que encontramos son la precisión y accesibilidad de los registros médicos, enfermeras que practican fuera de su ámbito, exámenes médicos superficiales, atención médica retrasada o inadecuada, personal y servicios de salud mental inadecuados, prácticas de vigilancia suicida y aislamiento disciplinario inseguras”, indica el reporte.

La falta de acceso a una representación legal también juega en contra de los migrantes indocumentados detenidos, pues no tienen posibilidad de acceder a abogados de oficio y solo pueden buscar a litigantes pro bono, por lo regular parte de organizaciones sociales que les prestan ayuda.

A esto debe sumarse la falta de contacto directo con sus familiares, pues solo pueden verse con un vidrio de por medio, como sucede en centros de detención criminal; y en ocasiones los visitantes tienen dificultades para llegar a las instalaciones de reclusión por la falta de transporte público o la lejanía de los centros.