Protestas, una costumbre greca

Se cumple una década de la muerte de Alexandros Grigoropoulos, el joven que se convirtió en emblema de la lucha social en Grecia

Como cada diciembre, jóvenes griegos recordaron a Alexandros Grigoropoulos. Han pasado 10 años desde que fue asesinado por un policía que en su momento rechazó el delito.

Bajo el lema “Aún no hemos dicho la última palabra”, cerca de 800 estudiantes se manifestaron en la ciudad de Tesalónica, al noreste de Grecia, en memoria del joven que murió el 6 de diciembre del 2008.

De acuerdo con medios locales, la tarde de este jueves algunos encapuchados se separaron del grupo para causar destrozos en las calles y lanzar piedras a edificios públicos, lo que provocó la respuesta de la policía, quienes lanzaron gases lacrimógenos.

Las manifestaciones ocasionaron que 10 personas resultaran lastimadas, uno de ellos con una herida grave en la cabeza. A través de videos subidos a la red, se logró ver un joven acompañado por un grupo de uniformados que custodiaban la zona. Al chico le escurría sangre del lado derecho del rostro.

En el año 2008, la tasa de desempleo en el país europeo se disparó 22,9 por ciento, una de las más elevadas que se ha registrado en la Unión Europea

Varias calles quedaron cerradas, mientras que las paradas del metro bajo el Parlamento Helénico se cerraron para evitar enfrentamientos mayores.

La revuelta del 2008 sucedió en Exárjia, un barrio céntrico de Atenas, y fue protagonizado por diferentes grupos de tendencia anarquista y de izquierda capitalista que, de acuerdo con algunos participantes de la protesta, los primeros días ya contaba con la participación de unas 20 mil personas de todo el país.

Los jóvenes protestaban por la creciente crisis económica. La Oficina Europea de Estadística informó que en ese año había una tasa de desempleo del 22.9 por ciento, una de las más altas que se han registrado en la Unión Europea.

Los planes económicos con los cuales el gobierno procuró detener las repercusiones locales de la crisis financiera, fueron muy criticados por las fuerzas políticas de izquierda. Grecia tenía un índice de pobreza del 8.3 por ciento y un PIB de 3.2.

Versiones oficiales señalaron que Grigoropoulos era uno de los manifestantes que arrojaban piedras y bombas mólotov contra un vehículo del cuerpo armado, ocasionando que uno de los policías abriera fuego.