Por qué debe preocupar que Rusia posea el “torpedo del juicio final”

Donald Trump busca la aprobación de presupuesto para actualizar el arsenal de Estados Unidos; el argumento es tener el suficiente armamento para contrarrestar un ataque ruso, coreano o de cualquier enemigo

Ha pasado largo tiempo desde el lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, un triste momento para la humanidad. Desde ese entonces, la amenaza de guerra nuclear se encuentra latente.

El gobierno de Estados Unidos, a través de la Revisión de la Postura Nuclear (NPR) difundida el 2 de febrero por el Departamento de Defensa, incluyó al Sistema Oceánico Multipropósito Status-6 como una amenaza, que debe impulsar que ese país modernice su arsenal atómico.

El Sistema Oceánico Multipropósito Status-6 es un arma nuclear rusa en fase de desarrollo, que será capaz de atravesar el Océano Pacífico y lanzar un mortífero ataque radiactivo sobre la costa Oeste.

Estados Unidos y sus aliados supieron de los planes rusos para desarrollar el arma durante un encuentro del presidente Vladimir Putin con sus generales, en la ciudad de Sochi, a través de imágenes difundidas por canales controlados por el Kremlin.

Se observó brevemente un documento confidencial que uno de los militares mostraba a Putin. La lámina contenía dibujos y detalles del Status-6, diseñado por Rubin, una constructora de submarinos nucleares de San Petersburgo.

Prototipo del "torpedo del juicio final"

Hans Kristensen, de la Federación de Científicos Americanos, en entrevista para la BBC, afirmó que “Estados Unidos tiene capacidad para dar caza a los sumergibles enemigos; pero, una vez se lanza el torpedo, la historia es diferente”.

En tanto, el autor del blog Russian Forces, Pavel Podving, aseguró al medio de comunicación que “la detonación provocaría una enorme nube radiactiva”.

El arma nuclear ya fue bautizado como el “torpedo del juicio final” por Rossikaya Gazeta, del diario oficial del gobierno ruso.

Paul N. Edwards, experto historiador especializado en ciencia y tecnología de la Universidad de Stanford, a través de varios de sus estudios, describe que de activarse una guerra nuclear, las consecuencias climáticas podrían ser catastróficas.

“La temperatura media global caería hasta los siete grados centígrados varios años. Aunado al humo y el polvo que circulan en la estratosfera oscurecerían la atmósfera lo luciente como para inhibir la fotosíntesis, causando malas cosechas y hambruna generalizada”.

Ante esto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cree que se debe actualizar el armamento de su nación para neutralizar posibles agresiones.

Pero, para Trump no sólo se trata de Rusia: también añade a China y Corea del Norte a la lista de competidores en el desarrollo de armamento nuclear. A este último país, en enero pasado, el mandatario le hizo amenazas públicas a través de Twitter.

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