Paz colombiana en riesgo

El presidente de Colombia no quiere negociar con el Ejército de Liberación Nacional, pero ciudadanos y parte de la guerrilla consideran que el diálogo es el único camino para evitar más conflictos violentos

Una parte de los acuerdos de paz impulsados por el expresidente colombiano Juan Manuel Santos está en riesgo después del ataque terrorista en Bogotá. Luego del atentado que provocó la muerte de 21 personas y 68 heridos, el mandatario actual de Colombia Iván Duque dio por terminada la negociación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), sin embargo, ciudadanos y la propia guerrilla quieren que continúe el diálogo para dejar atrás la violencia.

El atentado realizado el jueves pasado a través de un coche bomba acabó con la vida de 20 estudiantes de la Escuela de Cadetes de la Policía Nacional y con el presunto atacante. Ante este nuevo golpe, el gobierno y la propia sociedad colombiana tiene que decidir si quieren seguir por la senda de la paz o enfrentar de forma dura a los integrantes activos del ELN.

“Los muertos fueron muchos y de un cuerpo policiaco que logró empatía con la sociedad colombiana. Esto coloca de nueva cuenta la interrogante sobre si el Estado debe seguir por la senda de la paz o la aniquilación del enemigo”
Felipe Gaytán AlcaláDoctor en sociología y profesor en la Universidad La Salle

El gobierno ya tomó una decisión desde el viernes pasado para alejarse del diálogo y ordenar la captura de los miembros de la guerrilla.

“He ordenado el levantamiento de la suspensión de las órdenes de captura a los 10 miembros del ELN que integraban la delegación de este grupo en Cuba y he revocado la resolución que creaba las condiciones que permitan su permanencia en ese país. Esto significa la terminación inmediata de todos los beneficios otorgados a ellos”, dijo Duque.

El mandatario consideró que el comportamiento del grupo armado demuestra que no busca el diálogo. Duque aseguró que si el ELN realmente quiere la paz, necesita mostrarle al país hechos concretos como la liberación inmediata de todos los secuestrados y el fin de todas sus acciones delictivas.

“Colombia tiene un presidente que viene de una línea de confrontación uribista. En su país es considerado un títere de (Álvaro) Uribe y el expresidente no está de acuerdo con los procesos de paz en ningún sentido. Él es de la idea de la confrontación y aniquilación del enemigo”, comenta Gaytán Alcalá.

Después de las declaraciones de Duque, el ELN admitió su responsabilidad en el ataque, pero insistió en retomar los diálogos de paz enterrados por el atentado.

“La operación realizada contra dichas instalaciones y tropas es lícita dentro del derecho de la guerra, no hubo ninguna víctima no combatiente”, dijo la dirección nacional de la guerrilla en un comunicado divulgado la madrugada del lunes en su página web.

Según el documento, la Escuela de Cadetes de la Policía Nacional es una instalación militar y allí reciben entrenamiento los oficiales que luego participan activamente en contra del grupo armado.

De acuerdo con el ELN, el ataque fue en respuesta a actividades militares realizadas por el gobierno de Duque durante el cese al fuego unilateral que ofreció la guerrilla en Navidad y fin de año.

“El presidente no le dio la dimensión necesaria al gesto de paz y su respuesta fue realizar ataques militares en contra nuestra en todo el territorio nacional”, detalló el comunicado.

Además, el ELN señaló que las tropas colombianas bombardearon uno de sus campamentos el 25 de diciembre y afectaron a una familia de campesinos que estaba cerca.

Como conclusión, la agrupación guevarista exhortó al presidente Duque a retomar los diálogos en La Habana para dar continuidad al Proceso de Paz y a la construcción de los acuerdos que iniciaron durante el gobierno de Santos.

Gaytán Alcalá comenta que la guerrilla no está dispuesta a ceder, sino sólo a negociar en sus propias condiciones y eso genera tensiones en el proceso de paz.

Previo a que el ELN aceptara su culpa, miles de personas marcharon el domingo en repudio al atentado con consignas como “asesinos cobardes” o “la vida es sagrada”. Vestidos de blanco protestaron contra la violencia en las principales ciudades y pueblos del país sudamericano.

La marcha reflejó la polarización de la sociedad. Para algunos sectores de oposición la manifestación convocada contra el terrorismo representaba un llamado a la guerra. El senador Gustavo Petro así lo expresó en su cuenta de Twitter.

“Los que querían la guerra ya la tienen. Para mí la guerra siempre será la expresión de un fracaso nacional. Nosotros lucharemos por paz y más paz, la vida es la consigna de nuestra bandera”, escribió el excandidato a la presidencia.

Gaytán Alcalá comenta que la confrontación fue evidente en la marcha cuando varias personas salieron con camisetas con la leyenda “No a la guerra de Duque y Uribe”, mientras un segmento de la población se mostró a favor de la confrontación

“En el corto plazo se profundizará la división en la sociedad colombiana al no saber si el proceso de paz da resultados positivos o no y generará toda una línea dura por parte del gobierno de Duque”, adelanta el profesor.

Agrega que a largo plazo también se pueden dar cuestionamientos en contra de los exintegrantes de las desaparecidas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el ELN que se han incorporado a la vida civil. Detalla que existe la posibilidad de que se presente un grado de violencia política en contra de los exguerrilleros.

El doctor en sociología advierte que se puede dar una crisis regional por los guerrilleros que se encuentran en Cuba o la supuesta intervención del gobierno venezolano.

Luego de la marcha, los pueblos indígenas y negros integrantes de la Comisión Étnica para la Paz también le pidieron al mandatario continuar con el proceso de paz con esta guerrilla y se ofrecen como mediadores para el diálogo.

A través de un comunicado, la comisión le solicitó al presidente considerar el diálogo y la solución política como único camino de salida frente a los históricos conflictos.

El llamado de estos pueblos se produce porque consideran que en el mandato del presidente Duque han surgido conflictos que han puesto a sus territorios en situación de riesgo por los actos de grupos armados.

Además de la petición a Duque para reanudar las conversaciones con esa guerrilla, los pueblos étnicos le proponen servir como mediadores en la búsqueda del diálogo.

Dos secuestros cada tres días

Los registros oficiales de Colombia indican que 5 mil 682 ciudadanos inocentes fueron secuestrados por el ELN en los últimos 23 años. Esto representa 247 secuestrados al año y alrededor de dos personas cada tres días.

5,682
ciudadanos secuestrados por el ELN en 23 años

A principios de 2017, el expresidente Santos se sentó en Ecuador con una delegación de la insurgencia para explorar las posibilidades de diálogo de paz.

Durante los 17 meses del proceso de diálogo entre la administración anterior y el ELN, la guerrilla ejecutó 400 acciones terroristas en 13 departamentos, lo que provocó más de 100 personas fallecidas.