Con expresión sombría pero desafiante, turistas y residentes de Barcelona recorrían el viernes la zona de Las Ramblas, donde en la víspera ocurrió un ataque por el que murieron 14 personas y un centenar resultaron heridas. Decenas de policías, con sus uniformes azul y amarillo, patrullaban la Placa de Catalunya y la calle seguía cerrada a vehículos, pero no había indicio adicional del horror del día anterior.
Indigo Staff