No hay imagen disponible

Oslo revive la esperanza

Colombia se despertó el miércoles con la expectativa y la esperanza de un proceso de paz que, tras una primera escala en Noruega, ponga fin a un conflicto de casi 50 años con la guerrilla de las FARC y que ha dejado miles de muertos.

Todos los principales diarios del país dedicaron sus portadas a la partida hacia Oslo de los negociadores del gobierno del presidente Juan Manuel Santos y de las FARC desde Cuba.

En las calles de Bogotá hay todo tipo de opiniones sobre el proceso de paz. Desde las optimistas y las escépticas, hasta las que no tienen idea del tema.

"Para ser sincero, espero que esto de Oslo o lo de Cuba no sea otro fracaso. Estamos hartos de que la paz para aquí, de que la paz para allá, y no se concreta nada”
Diego OspinaIngeniero de sistemas, 43 años

Colombia se despertó el miércoles con la expectativa y la esperanza de un proceso de paz que, tras una primera escala en Noruega, ponga fin a un conflicto de casi 50 años con la guerrilla de las FARC y que ha dejado miles de muertos.

Todos los principales diarios del país dedicaron sus portadas a la partida hacia Oslo de los negociadores del gobierno del presidente Juan Manuel Santos y de las FARC desde Cuba.

En las calles de Bogotá hay todo tipo de opiniones sobre el proceso de paz. Desde las optimistas y las escépticas, hasta las que no tienen idea del tema.

“Lo de la reunión de Oslo puede funcionar”, aseguró Jairo Vásquez, un instalador eléctrico de 50 años. “Soy optimista ciento por ciento ya que hace mucho tiempo que las dos partes están de acuerdo en sentarse a buscar una solución negociada… (Además) están en un país neutral, como es Noruega, ya que si estos diálogos se hubieran iniciado en Colombia no llegarían a nada”.

En igual sentido se pronunció Marco Antonio Fuentes, un empleado bancario de 47 años que considera que en Oslo “hay personas más serias, coherentes y confiables, como es la comunidad internacional…, (porque) lo que se hace en Colombia, o sea, reuniones anteriores o procesos como el del Caguán (1999-2002), es pura burla”.

Fuentes, sin embargo, no está de acuerdo con que después de Oslo el proceso vuelva a La Habana porque “Cuba no es lugar donde se pueda negociar, no es que no haya garantías, sino que es un pueblo revolucionario”.

“No lo había escuchado”, comentó Edith Quintana, una joven de 18 años y estudiante de ingeniería industrial cuando se le preguntó si sabía qué estaba pasando en Oslo. Otro hombre que dijo llamarse Gerardo, comentó: “¿Qué es Oslo? No me interesa lo de la paz porque no salen nunca con nada”.

Pero los medios informativos se hicieron eco de la esperanza: “Negociadores viajan con la esperanza de buenas noticias”, tituló El Tiempo, el principal periódico del país, al recoger las palabras del martes del jefe del equipo negociador del gobierno, el ex vicepresidente Humberto De la Calle: “Con optimismo moderado…, esperamos traer buenas noticias para Colombia”.

El periódico regional El Colombiano, de la ciudad de Medellín, la segunda más importante del país, también destacó la noticia en su primera página: “2012-10-17… arrancan los diálogos de paz”.

Las emisoras y las televisoras locales, con sus enviados especiales a Oslo, no dejaron de hablar de ello desde la 4 de la mañana de ayer pese al hermetismo que hay en Noruega.

Casi toda la prensa colombiana le ha apostado al éxito del naciente proceso de paz salvo el programa radial “La hora de la verdad”, que dirige el ex ministro del Interior Fernando Londoño Hoyos y quien hace 5 meses fue víctima de un atentado con bomba en las calles de Bogotá y cuya autoría –no confirmada– apunta a las FARC, según las autoridades. (AP)

Te puede interesar
NEGOCIACIONESFARC El sueño de Santos

En una entrevista en marzo de 2011, Juan Manuel Santos dijo que le gustaría pasar a la historia como el presidente colombiano que firmó un acuerdo de paz con la guerrilla. Ahora, para lograrlo, tiene que superar la oposición de su antiguo mentor y una historia de engaño por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para forjar un acuerdo de paz con el grupo rebelde más grande del país.