Ocho pequeños primos superan el COVID-19 juntos en un hospital de Bolivia

Ocho pequeños primos superan el COVID-19 juntos en un hospital de Bolivia

La increíble historia del contagio, hospitalización conjunta y recuperación de ocho pequeños primos de Bolivia, que padecieron COVID-19 acaparó titulares

Ocho niños, que son primos, pasaron tres semanas juntos superando el COVID-19 en un hospital de Bolivia, hoy, su recuperación es noticia.

Los ocho menores de edad, que se encuentran entre los 3 y los 13 años de edad, se negaron a separarse durante su hospitalización en el centro de salud Salomon Klein, ubicado en la ciudad de Sacaba.

Los pequeños, junto a sus padres, vivían en condiciones de hacinamiento en una sola vivienda, lo que favoreció el contagio e impedía el asilamiento domiciliario con la debida ‘sana distancia’.

En el barrio donde estos niños viven con sus padres es habitual una mezcla de viviendas precarias con otras residenciales.

Una de las madres de los niños fue la primera en adquirir el COVID-19, después uno de los menores de edad comenzó a presentar síntomas, hasta que todo el grupo se sintió enfermo.

La familia entera tuvo que ser trasladada de emergencia al hospital más cercano que atiende casos de COVID-19.

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Tras confirmar que todos, niños y adultos, eran portadores de COVID-19, se diseñó una estrategia para atenderlos, la primera decisión fue separar a los menores de edad de sus padres.

“Vimos que eran muy unidos (los niños) y se optó por mantenerlos juntos. Ellos estaban acostumbrados a vivir así y no queríamos que sufrieran algún trauma”, relató Rubén Castillo, jefe de vigilancia epidemiológica del Servicio Departamental de Salud.

Por ello, según menciona Castillo, se realizó un estricto seguimiento de los ocho casos pues no quería dejarse pasar ningún detalle en caso de que alguno de los niños necesitara un tratamiento en solitario.

Los pequeños se comunicaban a gritos debido a que las habitaciones en las que estaban recibiendo atención médica se encontraban una al lado de otra.

Las enfermeras, y en general todo el personal del hospital que trabajó con y cerca de ellos, les tomaron mucho cariño, por ello, prestaban sus teléfonos celulares para que se realizaran video llamadas entre ellos.

También a través de este medio los niños se comunicaban con sus padres durante todo el periodo en el que la familia se encontró en el hospital.

El personal apodó al grupo de primos con el vocablo quechua “ch’iticitos”, que se usa normalmente para denominar a los niños en esta lengua.

Cuando todos ellos superaron la enfermedad que mantiene en vilo al mundo entero el personal del hospital creó una valla humana para despedirlos.

Alimentos, juguetes, dulces, entre otros objetos fueron obsequiados a los “ch’iticitos’ para despedirlos, tras tres semanas de lucha intensa por su vida. 

El adiós al hospital sucedió entre aplausos y lágrimas mientras los ocho pequeños abordaban un autobús que los llevaría a casa.

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