Occidente contra Rusia

Potencias de Occidente castigan a Rusia por el presunto envenenamiento de un exespía ruso. La primera ministra británica Theresa May fue quien dio el primer paso ordenando la expulsión de 23 diplomáticos rusos de Reino Unido y después se sumó Estados Unidos con sanciones en contra de 19 ciudadanos y 5 empresas del mismo país
Carlos Salazar Carlos Salazar Publicado el
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La presunta participación del gobierno de Rusia en el envenenamiento del exespía ruso Serguei Skripal y su hija ha desencadenado un frente en contra de Vladimir Putin.

Los líderes de Estados Unidos, Alemania, Francia y Reino Unido publicaron este jueves un comunicado conjunto en el que exigen al Kremlin respuestas por este incidente.

Los mandatarios aceptan la versión británica de los hechos sobre un acontecimiento que constituye “la primera utilización ofensiva de un agente nervioso en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”.

En la declaración conjunta los cuatro líderes exigen a Rusia que esclarezca las cuestiones relacionadas con la agresión y el programa Novichok de producción del gas nervioso utilizado en la misma.

Los líderes Theresa May, Donald Trump, Angela Merkel y Emmanuel Macron exigen a Rusia que responda sobre el ataque y que proporcione información completa sobre Novichok a la Organización sobre la Prohibición de Armas Químicas.

El envenenamiento del exespía y su hija constituye la primera utilización ofensiva de un agente nervioso en Europa desde la Segunda Guerra Mundial

“Nuestra preocupación es aún mayor en el contexto de un patrón previo de comportamiento irresponsable por parte de Rusia. Pedimos a Rusia que esté a la altura de sus responsabilidades como miembro del Consejo General de la ONU de defender la paz y la seguridad internacional”, finaliza el comunicado.

Estados Unidos castiga a los rusos

Estados Unidos se sumó ayer a los castigos contra Rusia. La imposición de sanciones es en contra de 19 ciudadanos y 5 empresas rusas tanto por su participación en la fabricación y difusión de fake news durante la campaña electoral de 2016 como por ciberataques contra sectores claves de la economía.

Las penalizaciones incluyen el bloqueo de las propiedades de los afectados en Estados Unidos y su prohibición de operar y hacer negocios en el sistema estadounidense.

Hace casi un mes, Robert Mueller, el fiscal especial por la intervención rusa, destapó la fá- brica de las fake news y acusó a 13 ciudadanos y tres empresas rusas de haber construido un operativo destinado a ayudar a Trump en los comicios.

Los 13 acusados figuran entre los sancionados más recientes, incluido el supuesto jefe del operativo, Yevgueni Prigoyin, un empresario que es considerado un aliado de Putin.

Previo a la sanción de Estados Unidos, el gobierno británico dio el primer paso para castigar a Rusia con la expulsión de 23 diplomáticos rusos de su territorio y la suspensión del diálogo de alto nivel entre ambas naciones.

Los líderes de occidente cargan sobre el mandatario ruso la responsabilidad directa o indirecta en los intentos de desestabilizar a otros países a través de cuestionables estrategias.

La sombra de la supuesta intervención de Rusia en los procesos electorales de países como Estados Unidos, Francia y España y en el referéndum por el brexit, su participación en el conflicto sirio o la anexión de Crimea son muestras claras de la renovada política exterior de Putin.

El mandatario ruso no ha escondido su intención de devolver a su país el papel preponderante como superpotencia mundial, aunque en el camino ha ido elevando el nivel de tensión con otras naciones por la agresividad de sus métodos.

Este espacio ha sido aprovechado por el Kremlin para avanzar en su propia agenda ante la escasa reacción de los países occidentales, sin embargo, los últimos acontecimientos en Reino Unido parecen haber provocado una respuesta más enérgica.

Una nueva Guerra Fría

En la sesión de este miércoles del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el embajador ruso insistió en que su país no está detrás del envenenamiento de Skripal y además acusó a las autoridades británicas de hacer propaganda en lugar de buscar la verdad.

El Ministerio de Exteriores ruso también se pronunció ante los señalamientos de May asegurando que se trata de una provocación que tiene como objetivo una confrontación y anunció que pronto darán a conocer la respuesta del Kremlin.

Estados Unidos impuso sanciones en contra de 19 ciudadanos y 5 empresas rusas

El enfrentamiento entre ambas naciones ya ha generado una tensión que no había existido desde el apogeo de la Guerra Fría y sin duda tendrá repercusiones para el futuro de las relaciones diplomáticas bilaterales, sin embargo, el problema podría extenderse hacia otros países.

Los 29 países integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte(OTAN) publicaron una declaración conjunta en la que condenaban el ataque que constituye una violación a los acuerdos internacionales sobre el uso de armas químicas y exigieron a Rusia responder a las demandas del Reino Unido.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que los aliados no quieren otra Guerra Fría y pidió a Rusia cambiar su comportamiento tras considerar que los envenenamientos registrados en Reino Unido son “un ataque muy serio”.

Pero más allá de estas peticiones y de la solidaridad con el gobierno de Theresa May falta saber si sus aliados se atreverán a dar un paso al frente para presionar al gobierno de Vladimir Putin, ya sea a través de sanciones comerciales y diplomáticas.

Acusaciones

14 de Marzo 2018:

La primera ministra británica Theresa May implicó al gobierno de Vladimir Putin en el reciente ataque químico a Sergewi Skrypal y su hija en Salsbury; dichas acusaciones han sido negadas por el gobierno Ruso.

Agente nervioso Novichok

El tóxico utilizado en el ataque contra el exespía ruso y su hija es un agente nervioso conocido como Novichok. El químico fue identificado por los expertos del Laboratorio de Ciencia y Tecnología de Defensa de Porton Down.

El espía

Sergei Skripa

Edad: 66 años

Exoficial de inteligencia militar ruso que actuó como agente doble para el MI6 del Reino Unido. En diciembre de 2004, fue arrestado por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) y posteriormente juzgado, y condenado por alta traición. Se estableció en el Reino Unido en 2010 tras el intercambio de espías del Programa Ilegales.

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