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Myanmar se desangra

La cifra de bajas a causa de la reciente violencia étnica en el estado oriental de Rajine, en Myanmar, sobrepasa las 100, dijo un funcionario el viernes, mientras el gobierno advirtió que el conflicto amenaza la reputación del país cuando se procura instalar una democracia.

El gobierno estima que unas dos mil casas fueron incendiadas durante el conflicto

La cifra de bajas a causa de la reciente violencia étnica en el estado oriental de Rajine, en Myanmar, sobrepasa las 100, dijo un funcionario el viernes, mientras el gobierno advirtió que el conflicto amenaza la reputación del país cuando se procura instalar una democracia.

El vocero de la policía estatal de Rajine, Win Myaing, dijo que 112 personas murieron en 6 pueblos a causa de enfrentamientos que estallaron el domingo entre miembros de las comunidades budista rajine y los rojinguia musulmanes. Agregó que se reportaron 72 heridos, 10 niños. El gobierno había anunciado antes que casi dos mil casas fueron incendiadas durante el conflicto.

En junio, la violencia por motivos étnicos en el estado dejó por lo menos 90 muertos y más de 3 mil casas destruidas. Unas 75 mil personas han vivido en campamentos de refugiados desde entonces.

Un residente de otro pueblo, Ramree, dijo que también allí hubo hechos de violencia el viernes. “Los residentes tienen mucho miedo de ataques inminentes de la comunidad musulmana porque hay muy poca presencia de seguridad. (…) Queremos que los bengalíes sean separados de la comunidad rajine”, dijo Kyaw Win por teléfono. Los rajine prefieren usar el término “bengalí” en vez de rojinguia, pues sostienen que no se trata de otro grupo étnico.

Kyaw Win dijo que algunas casas resultaron quemadas. Durante los estallidos de violencia han sido incendiadas aldeas enteras.

“Mientras la comunidad internacional observa minuciosamente la transición democrática de Mianmar, esa inestabilidad puede empañar la imagen de la nación”, dijo una declaración del despacho del presidente Thein Sein, quien se asumió como presidente electo el año pasado y ha instituido medidas de liberalización económica y política después de casi medio siglo de régimen militar represivo.

El conflicto actual, de larga data, se basa en una disputa en torno al origen de los residentes musulmanes. Aunque muchos rojinguia han vivido en Myanmar desde hace varias generaciones, suelen ser denigrados como intrusos que llegaron desde la vecina Bangladesh para apoderarse de los escasos terrenos fértiles.

La ONU calcula que su población es de 800 mil personas. Pero el gobierno no los cuenta como uno de los 135 grupos étnicos de la nación y les niega la ciudadanía. Los grupos defensores de los derechos humanos dicen que hay racismo: muchos rojinguia, que hablan un dialecto bengalí y se parecen a los bengalíes musulmanes, tienen la piel más oscura y sufren discriminación. (AP)

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