La presidenta rusa Kolinda Grabar Kitarovic entrega una camiseta a su homólogo ruso Vladimir Putin, durante una reunión en el Kremlin de Moscú, el domingo 15 de julio de 2018 (Yuri Kadobnov/Pool Photo via AP)

Los claroscuros de la presidenta de Croacia

Kolinda Grabar-Kitarovic apareció durante el Mundial como una política dulce que respetó los fondos públicos, no obstante, es conocida en su país por sus políticas con matices xenófobos y antiinmigrantes

La presidenta de Croacia Kolinda Grabar-Kitarovic se robó las miradas en el cierre del Mundial. La jefa de Estado apareció como una mujer dulce que abraza por igual al presidente de Francia Emmanuel Macron y a Luka Modric, futbolista croata quien fue elegido Balón de Oro en estas justas deportivas.

En redes sociales algunos aprovecharon para resaltar la imagen amigable de la presidenta croata en contraste con la dureza del mandatario ruso Vladimir Putin, quien prefirió protegerse de la lluvia bajo un paraguas antes de intercambiar abrazos.

El retrato de una buena presidenta se completó con hechos como que pagó sus pasajes y viajó en un vuelo comercial para disfrutar la Copa, no obstante, esta imagen se opaca con algunas de sus políticas internas y acontecimientos de su trayectoria.

El programa con el que su partido ultraconservador, Unión Democrática Croata, ganó las elecciones en 2015 fue señalado por utilizar matices xenófobos y antiinmigrantes. Además, según la agencia EFE, la primera presidenta croata defendió en el mismo año la construcción de vallas en las fronteras para evitar la entrada ilegal de refugiados.

La mujer que lleva las riendas del país balcánico también estuvo envuelta en escándalos antes de ser presidenta. En 2010, cuando era embajadora de Croacia en Estados Unidos, apareció en medios de comunicación que su esposo, Jakov Kitarovic usaba el vehículo oficial de la embajada para fines privados.

Fue un escándalo de dimensiones pequeñas que se clarificó después de una investigación interna y ella misma pagó los gastos generados por esta infracción.

Uno de sus actos más polémicos fue cuando en 2016, ya como presidenta, se dejó fotografiar con la bandera de los ustachas, una organización terrorista basada en el racismo religioso​ nacionalista croata, aliada del nazismo y fundada en 1929.

Por otra parte, en la actualidad la mandataria es cuestionada por su amistad con Zdravko Mamic, expresidente del equipo croata Dinamo Zagreb. Este hombre fue condenado a seis años y medio de prisión por corrupción en un caso de traspasos fraudulentos, sin embargo, permanece en su residencia de Bosnia, desde donde no puede ser extraditado.

Antecedentes

La presidenta es hija de los dueños de una carnicería y cuando estudiaba secundaria participó de un intercambio en Nuevo México, Estados Unidos.

Cuando regresó a su país, terminó sus estudios en la Universidad de Zagreb, en 1992, con una triple licenciatura en Inglés, Español y Literatura. Luego cursó una maestría en Relaciones Internacionales y recibió una beca Fullbright.

Antes de asumir la presidencia, trabajó como embajadora de Croacia en Estados Unidos y como secretaria general adjunta de la OTAN. Estudió en Zagreb, Viena y Washington. Domina diferentes idiomas además de su lengua materna: inglés, español y portugués.