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Lo que cabe en una huella

Acaparamiento y racionamiento: palabras que se casaron en Venezuela.

La escasez de productos básicos, según el Gobierno, es culpa de los ciudadanos porque acaparan todo lo que consiguen en el mercado.

Mientras que los venezolanos corren a comprar todo lo disponible  en los anaqueles por miedo a que la producción no abastezca los supermercados la próxima semana. 

"La medida presume que todos los consumidores llevamos a cabo conductas ilícitas (acaparamiento, reventa, etc), y la solución es limitar el consumo para evitarlas"
José HernándezConstitucionalista
venezolano
El alimento es escaso para los venezolanos, pero el presidente Maduro y las hijas de Chávez gastan, en conjunto, un promedio de 3.5 millones de dólares diarios. El doble presupuesto se debe a que las hijas de Chávez se niegan a dejar “La Casona” presidencial

Acaparamiento y racionamiento: palabras que se casaron en Venezuela.

La escasez de productos básicos, según el Gobierno, es culpa de los ciudadanos porque acaparan todo lo que consiguen en el mercado.

Mientras que los venezolanos corren a comprar todo lo disponible  en los anaqueles por miedo a que la producción no abastezca los supermercados la próxima semana. 

Cuando Isabela va a comprar champú ve un estante lleno de Head and Shoulders, la única marca disponible, en una sola presentación. Decide subir una foto a las redes sociales que exprese su “indecisión”: ¿cuál compraré?. 

En el chat de Whatsapp de la familia Hernández, la tía Cristina le pide a su hermana que, por favor, le guarde tres paquetes de harina porque no ha podido hacerle arepas a los niños en una semana. Mientras, Carmen le pide a su sobrino que se apiade, y que si consigue papel higiénico en el mercado le compre tres paquetes porque ha tenido que usar servilletas en los últimos dos días. 

Por otro lado Juan, quien quiere viajar a Chicago en octubre, no consigue pasaje. Cuando la agencia de viaje finalmente lo llama con una opción abierta lo único que le queda, si realmente quiere salir de vacaciones, es “bajarse de la mula”: o sea, pagar alrededor de 2 mil dólares por el vuelo. Y lo que sigue es pedir la autorización de los 2 mil 500 dólares que el Gobierno permiten usar en el exterior. 

Estas son las historias que se escuchan a diario en los hogares venezolanos. Lo escuchan los residentes, lo escuchan los expatriados. No hay dólares, no hay productos, no hay pasajes. 

Para muchos, el país se acerca cada día más a la realidad de Cuba. Sin importar la inclinación política, los venezolanos viven una realidad: la escasez. 

Una que, según el Gobierno, es propensa a las actividades ilícitas. 

Por ello, la Administración de Nicolás Maduro decidió utilizar una herramienta que controle el descontrol: el captahuellas. 

Este llamado sistema Biométrico, “que comenzará a aplicarse en los supermercados del país a partir del 30 de noviembre, controlará las ventas de 23 productos prioritarios”, publicó ayer El Universal.

Y es que, “como se presume que un grupo de personas comete ilícitos, la totalidad de los usuarios deberá pagar con restricciones a sus derechos”, indicó El Nacional.

“La medida presume que todos los consumidores llevamos a cabo conductas ilícitas (acaparamiento, reventa, etc), y la solución es limitar el consumo para evitarlas. El gobierno no puede imponer una medida suponiendo que los consumidores van a cometer un ilícito. El sistema biométrico nos convierte a todos en sospechosos y eso viola la presunción de inocencia y el principio general de buena fe”, dijo el constitucionalista José Ignacio Hernández.

Asimismo, otros expertos consultados por El Nacional coinciden en que la aplicación de captahuellas viola la Constitución.

“La medida no ataca las causas estructurales del desabastecimiento y como estamos ante un gobierno que aplica mecanismos de persecución y control social con tintes políticos, la preocupación es que esta idea venga por esa línea”, indicó Rafael Uzcátegui, directivo de Provea.

Entre divisas y alimentos

Aunque algunos venezolanos salieron a tomar las calles en protesta a esta nueva medida, el superintendente, Andrés Eloy Méndez, afirmó que los supermercados están de acuerdo con ella, pues “combatirá las colas y la escasez”. 

En el estado Zulia ya se aplicó un plan piloto en ocho supermercados, donde los usuarios han debido registrar sus huellas dactilares.

“Es preferible que todo el mundo se registre, porque al estar registrado ya sabes que semanalmente tienes un cupo a disposición. Puedes ir todos los días, pero si se agota el cupo debe esperar hasta la siguiente semana para comprar el mismo producto”, señaló Andrés Eloy De Cándido, propietario de la cadena de supermercados De Cándido. 

Este no es el único lugar donde se pretende generar el sistema de regulación. Los aeropuertos siguen en la lista.

“Estamos haciendo la colocación del captahuellas para quienes se les otorga las divisas para que la moneda extranjera sea habilitada en el momento en que va a salir del país y no en un procedimiento previo de oficina”, manifestó la fiscal general, Luisa Ortega Díaz. 

Así, los dólares se activarán una vez que la persona pase los puntos de control aduanal, donde ponga la huella y se verifique su identidad. 

Para muchos venezolanos, este control no es más que una burla y una violación constitucional. 

“Es humillante, es la aplicación de la libreta de racionamiento cubana”, apuntó el periodista César Miguel Rondón en El Nacional.

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