No hay imagen disponible

Le apuesta a la ecología

Elegido por poco más del 50 por ciento de los votos, el ecologista Alexander Van der Bellen será el próximo presidente de la República de Austria.

Los austriacos votaron este domingo 22 de mayo para elegir a su presidente en medio de una jornada electoral marcada por la estrecha diferencia entre los dos candidatos.

El tiempo entre el voto y los resultados finales levantó sospechas sobre una ‘posible’ manipulación electoral
“Aprendí que podemos ser muy diferentes y seguir viviendo juntos. Voy a tratar de ganarme la confianza de los votantes de Norbert Hofer, porque las buenas soluciones deben hacerse juntos” 
Alexander Van der BellenPróximo presidente de la República de Austria

Elegido por poco más del 50 por ciento de los votos, el ecologista Alexander Van der Bellen será el próximo presidente de la República de Austria.

Los austriacos votaron este domingo 22 de mayo para elegir a su presidente en medio de una jornada electoral marcada por la estrecha diferencia entre los dos candidatos.

Tras el recuento de los votos en las urnas, Norbert Hofer, candidato del partido de extrema derecha (FPÖ), se mantuvo la mayor parte del tiempo como el virtual ganador de la contienda con un 51.9 por ciento frente al 48.1 del ecologista independiente. Todavía hasta la media noche del domingo, Hofer era el candidato favorito, con unos 140 mil votos por encima de su rival.

El resultado de esta elección presidencial marca un hito en la historia política de Austria: un ecologista independiente compitiendo contra un heredero del neonazismo para sustituir a Heinz Fischer, actual presidente, es una alteración radical del paisaje político de Austria, pero también de Europa.

¿Por qué las elecciones en Austria preocupaban a Europa? Porque por primera vez, dentro de un sistema democrático de uno de los países de la Unión Europea, una fuerza de extrema derecha estuvo a punto de alcanzar la mayoría electoral.

Y después de que la extrema derecha lograra recolectar el 50 por ciento de los votos, algunos se preguntan si esta fiebre ultranacionalista no anuncia futuras réplicas en otros países en vistas a la elecciones, sobre todo en las presidenciales del 2017 en Francia en donde Marine Le Pen se mantiene en primera y segunda posición en algunas regiones del país.

Por primera vez desde 1945, ninguno de los partidos tradicionales estuvo presente en la ronda de elecciones presidenciales. Tanto la izquierda, como la derecha, han ido perdiendo votantes en los últimos años al punto de ser descartados de la votación, desde la primera ronda celebrada el 26 de abril pasado.

Los austriacos demostraron su descontento con la dinámica de coalición entre socialdemócratas y conservadores, pero también su preocupación por el aumento del desempleo y la gestión de la crisis migratoria del actual gobierno.

Con el 86 por ciento de los obreros a favor de la extrema derecha, frente al 80 por ciento de los votantes con un título universitario que eligieron al candidato independiente, Alexander Van der Bellen, también se evidenció la marcada división social del país, pues fueron las provincias campesinas las que se perfilaron hacia la extrema derecha, mientras que las ciudades más grandes, especialmente Viena, votaron masivamente por el ecologista.  

El 60 por ciento de las mujeres votaron a Van der Bellen, mientras que la mayoría de los hombres lo hicieron a la extrema derecha.

Extrema derecha unida

A pesar de los resultados de la elección, el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) sigue siendo la tercera fuerza parlamentaria, y también es parte importante del movimiento ultranacionalista que ya se instaló en el panorama político de la Unión Europea.

Con el Frente Nacional (FN) en Francia y el Partido de la Libertad en Holanda (PVV), el FPÖ es el tercer aliado de este grupo de extrema derecha que se está formando dentro del Parlamento Europeo, y que juntos encabezan un movimiento para una “Europa de naciones libres” que haga frente a la “islamización de Europa”.

Un presidente para la diversidad

El ecologista de 72 años, Alexander Van der Bellen, que contra todo pronóstico fue elegido presidente para los próximos seis años, se describe como un “hijo de refugiados”, nacido de un aristócrata ruso y una mujer de Estonia que huyó del régimen estalinista. Fue miembro del Partido Socialdemócrata, y es descrito como un brillante economista, de apariencia austera, que durante 10 años fue el líder del partido verde de Austria, Die Grünen, y si bien se lanzó como candidato independiente para la contienda, el partido verde lo apoyó hasta el final.

“Durante mi infancia aprendí que podemos ser muy diferentes y seguir viviendo juntos. Voy a tratar de ganarme la confianza de los votantes de Norbert Hofer, porque las buenas soluciones deben hacerse juntos” señaló en conferencia de prensa tras los resultados que le otorgaron la victoria.  

Al designarlo como candidato presidencial, Heinz-Christian Strache, líder del FPÖ, quiso jugar la carta de la “renovación” nacionalista que atrajera a los segmentos jóvenes de la población.

Norbert Hofer, que se destacó como un político “joven, dinámico y agradable”, estuvo a la altura de las expectativas de su líder, pues uno de cada dos hombres menores de 29 años votaron por él.

En un momento en que Norteamérica está siendo tentada por Donald Trump, y una Europa en donde se acentúan los populismos más radicales, tanto la elección de Van der Bellen, como la del nuevo alcalde de Londres, Sadiq Khan, representan un voto de confianza que parece dar una buena respuesta a los desafíos del presente.

La elección de un hijo de inmigrantes en Austria, en medio de la crisis migratoria, y la elección de un alcalde musulmán, a la cabeza de una ciudad que fue golpeada por el fundamentalismo islamista hace unos años, y en un período inmediatamente posterior a los ataques en París y Bruselas, parecen ser una promesa de integración de las minorías en un continente que se siente profundamente dividido.

Te puede interesar
AUSTRIA Eructo ilegal

Los visitantes de Viena están advertidos: un eructo ruidoso les puede costar caro.

El cantinero vienés Edin Mehic lo sufrió en carne propia cuando fue multado con 70 euros tras eructar cerca de un policía cuando disfrutaba del panorama en el área del parque de diversiones Prater.

Mehic cargó en su página en Facebook la boleta que le dieron con la multa por una afrenta “a la decencia pública con un eructo resonante junto a un agente de policía”.

El vocero policial Roman Hahslinger confirmó ayer que Mehic fue multado por su eructo ofensivo.