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La hermandad entre Estado y religión

Más de 80 países favorecen a un credo en específico a partir de sus leyes o prácticas. El Islam es la religión estatal más común en el mundo, pero muchos gobiernos le otorgan privilegios al cristianismo

En Semana Santa la división entre Estado y religión se difumina en algunos países del mundo. Rituales en torno a esta época salen de los templos para tomar las calles de las ciudades en diferentes puntos del globo. Es común en ciertas regiones de Europa y América Latina observar cómo la religión se apodera de los espacios públicos a través de representaciones del Viacrucis o Domingo de Ramos. Estos rituales suelen estar custodiados por policías o incluir proyectos turisticos promovidos por los Estados. Ante esto, surge la pregunta de cómo es la relación entre los gobiernos del mundo y las diferentes religiones.

Muchos países favorecen un credo de forma oficial o extraoficial. Más de 80 naciones están a favor de una religión específica, de acuerdo a la investigación “Many countries favor specific religions, officially or unofficially” del Pew Research Center.

La relación entre Estado y religión se puede presentar de distintas formas. El vínculo más cercano entre estas instituciones y el gobierno de un país sucede cuando la religión tiene estatus oficial en la constitución. En 2015, uno de cada cinco países en todo el mundo estipulaba en su carta magna que existía una religión estatal.

98 por ciento de los países con religiones oficiales proporcionan recursos para las actividades de su credo estatal

El Islam es la fe respaldada por el gobierno más común con 27 países que oficialmente consagran esta doctrina como su religión de estado. En comparación, sólo 13 países designan el cristianismo o una denominación cristiana particular como la creencia oficial de todo el país.

“Lo que se crea cuando se favorece a una religión es que las otras se hacen más militantes y buscan una mayor participación en la vida política para defenderse de lo que ven como privilegio de otros y eso no es sano para un Estado laico y democrático porque genera tensiones innecesarias”, explicó en entrevista Augusto Reynaud, internacionalista por El Colegio de México y maestro en Ciencia Política por la Universidad de Tel Aviv.

Uno de los países que tiene una religión estatal respaldada por sus leyes es Afganistán. El Islam es la religión oficial de este país según lo que estipula la constitución: “La religión sagrada del Islam es la religión de la República Islámica de Afganistán”.

En casos en los que la religión de un país se encuentra protegida por la carta magna la institución puede recibir beneficios financieros de los gobiernos. Entre los 43 países con una religión oficial, el 98 por ciento proporciona recursos para programas educativos, propiedades u otras actividades religiosas, de acuerdo a la investigación de Pew Research Center.

El informe también menciona que los gobiernos proporcionan recursos para cuidar la propiedad de las religiones oficiales, incluido el mantenimiento o la reparación de edificios o terrenos. El Islam es la religión oficial en Bahreim y el gobierno financia todas las mezquitas con licencia.

Preferencia por una religión

La preferencia de un país por una religión no siempre se establece en su constitución. Este es el caso de 40 gobiernos de todo el mundo que apoyan una religión en particular, y en la mayoría de los casos, la fe favorita es alguna rama del cristianismo. Las iglesias cristianas reciben un trato preferencial en más países que cualquier otra fe no oficial, pero favorecida.

Las iglesias cristianas reciben un trato preferencial en más países que cualquier otra fe no oficial, pero favorecida

Un ejemplo de religión preferida es el budismo en Laos, donde la constitución no nombra al budismo como una religión estatal oficial, pero dice: “El Estado respeta y protege todas las actividades legales de los budistas y de los seguidores de otras religiones”.

El gobierno de este país patrocina instalaciones budistas, promueve el budismo como un elemento de la identidad del país y utiliza ceremonias y rituales de esta religión en funciones estatales. El budismo también está exento de algunas restricciones que se aplican a otros grupos religiosos, por ejemplo, el gobierno permite la impresión, importación y distribución de material religioso budista al tiempo que restringe la publicación de materiales para la mayoría de los otros grupos religiosos.

En algunos casos este tipo de preferencia no sólo aplica a una religión. El estado puede favorecer a múltiples creencias y al mismo tiempo proporcionar beneficios adicionales a una en particular. Ese es el caso de la ley rusa que considera que el cristianismo, el islam, el judaísmo y el budismo son las religiones “tradicionales” del país, pero al mismo tiempo reconoce la “contribución especial” del cristianismo ortodoxo ruso a la historia del país.

40
países con preferencia por una religión

Después de la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría, lo que vemos es que en los países que se persiguió tanto a la religión esta floreció mucho. Hoy Rusia en vez de ser un país que persigue religiones minoritarias, la iglesia ortodoxa es una de las principales aliadas de Vladimir Putin”, opinó el internacionalista.

Hostilidad ante las religiones

Los gobiernos de algunos países tienen una relación contraria con las religiones, un vínculo que se podría definir como hostil. Cinco por ciento de países mantienen una relación altamente restrictiva u hostil con algunos o todos los grupos religiosos en el país, regulando estrictamente sus instituciones y prácticas. Estas naciones son Azerbaiyán, China, Cuba, Kazajstán, Kirguistán, Corea del Norte, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Vietnam.

China ha tenido una relación estatal fuertemente restrictiva o incluso hostil con la religión, regulando y monitoreando estrictamente las instituciones religiosas. La constitución china dice que los ciudadanos tienen “libertad de creencia religiosa”, pero el gobierno chino controla de cerca la actividad religiosa y sólo cinco “asociaciones religiosas patrióticas” pueden ofrecer servicios. El Estado chino detuvo, arrestó o acosó a miembros de grupos religiosos registrados y no registrados en 2015.

10
países reprimen expresiones religiosas

“En China y otros casos similares las expresiones religiosas en realidad no se persiguen sólo por una cuestión de credo, sino porque la religión va asociada a una etnicidad”, aseguró Reynaud.

El internacionalista expuso que los budistas que están el Tibet no son perseguidos por su religión, sino porque tienen una cuestión identitaria e incluso étnica diferente a la China. El maestro en Ciencia Política mencionó que el gobierno chino no reprime la religión, sino a un grupo social que tiene intenciones de independencia.

“Parecería que es un ataque a la religión, pero realmente es algo mucho más político. Lo que se está atacando son grupos minoritarios diferentes”.

Varios de los otros países en esta categoría son antiguas repúblicas soviéticas: Azerbaiyán, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán. Antes de la disolución de la Unión Soviética en 1991, la religión estaba estrechamente restringida por el Estado. Desde que obtuvieron la independencia, estos países predominantemente musulmanes han permitido la libertad de culto, y muchos de sus líderes han abrazado públicamente el Islam. Sin embargo, sus gobiernos han seguido supervisando y controlando las instituciones religiosas, incluidas las mezquitas y el clero musulmán.

“Lo que se crea cuando se favorece a una religión es que las otras se hacen más militantes”
Augusto ReynaudInternacionalista

La mitad de los gobiernos en todo el mundo son generalmente neutrales hacia la religión. Más de 100 países y territorios incluidos en el estudio no tienen ninguna religión oficial o preferida a partir de 2015.

Los países en esta categoría mantienen una clara separación entre iglesia y Estado, pero no siempre evitan cualquier promoción o restricción de la práctica religiosa. Francia no tiene una religión oficial o preferida, pero tuvo restricciones gubernamentales a la religión en 2015.

Esto se debe en parte a la prohibición de cubrirse la cara en lugares públicos, así como a incidentes de hostigamiento gubernamental a grupos religiosos musulmanes.

La investigación del Pew Research Center confirma que los jefes de Estado y las religiones no han logrado tener una relación sana que permita mantener un panorama democrático.