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El ‘Fora’ Temer marca los Olímpicos

Si la ausencia de numerosos líderes mundiales se hizo evidente en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, ninguna brilló más que la de Dilma Rousseff, relegada del poder en espera de la confirmación – muy probable – de su destitución por el Senado.

De la misma manera, el expresidente Lula da Silva también se negó a asistir al evento, a pesar de haber sido uno de los actores clave en el proceso de candidatura de Río a los Juegos Olímpicos.

El juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff podría producirse el 25 de agosto, cuando los Juegos Olímpicos hayan concluido
 Con todos estos escándalos, no es momento para estar bajo la mirada del mundo”Eduardo Paes,
Acalde de Río de Janeiro

Si la ausencia de numerosos líderes mundiales se hizo evidente en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, ninguna brilló más que la de Dilma Rousseff, relegada del poder en espera de la confirmación – muy probable – de su destitución por el Senado.

De la misma manera, el expresidente Lula da Silva también se negó a asistir al evento, a pesar de haber sido uno de los actores clave en el proceso de candidatura de Río a los Juegos Olímpicos.

Es entonces Michel Temer, el actual jefe de Estado interino, quien inauguró el evento en medio de abucheos y un marcado rechazo, y de la polémica por la prohibición del “Fora Temer” (Fuera Temer).

¿Prohibición necesaria?

Desde la apertura de los Juegos de Río, el Comité Olímpico Internacional  (COI) ha expresado su molestia por la proliferación de señales hostiles contra Michel Temer.

Desde el viernes pasado, la policía ha confiscado los carteles donde aparece escrito: “Fora Temer”, y lo seguirá haciendo siempre que sean mostrados dentro de las instalaciones de las sedes olímpicas.

Durante esta primera semana olímpica, el caso de un espectador que fue sacado por la fuerza en la final de la competencia de tiro con arco por supuestamente gritar “Fora Temer” planteó un debate sobre la libertad de expresión dentro de los estadios.

Además, durante un partido de futbol entre Francia y Estados Unidos, celebrado en Belo Horizonte, toda una fila de personas que llevaban camisetas con la inscripción “Fora Temer” fue expulsada del estadio, según el diario Folha de Sao Paulo.

Sumado a los videos compartidos en redes sociales, que muestran varias detenciones de manifestantes pacíficos y la confiscación de sus pancartas caseras, lo que ya ha desatado una verdadera controversia en Internet.

Pero el Comité Organizador señala que la gente deberá abstenerse de protestar políticamente en los estadios o “de hacerlo se les expulsará del lugar”.

“Estos son templos dedicados al deporte”, señaló Mario Andrada, portavoz del COI.

De acuerdo al artículo 28 del reglamento del Comité Olímpico “se prohíbe toda protesta política, religiosa, racista, discriminatoria, xenófoba o difamatoria dentro de las sedes olímpicas y durante una competición”.

Para expertos legales esta norma olímpica perjudica a la Carta Magna del país que garantiza “la libre expresión intelectual, artística, científica y de comunicación”.

Por lo que en los próximos días, las autoridades deberán reunir los argumentos necesarios para llamar a la censura.

Ni Dilma, ni Temer

Aunque el descontento de las manifestaciones durante la Copa del Mundo en 2014 fue dirigido principalmente contra Dilma Rousseff, ya ha salpicado a buena parte de los políticos brasileños.

Hoy toda la clase política, incluyendo al propio Temer, está desacreditada.

El Senado brasileño votó ayer martes el juicio político contra Rousseff, acusada de maquillar las cuentas públicas.

Los detractores de la presidenta no necesitarán más que una mayoría simple de 81 senadores para empujar su salida. Y el voto contra una Dilma cada vez más sola es visto por ambos lados como una formalidad.

Si se produce el juicio, el último episodio de este drama político deberá tener lugar alrededor del 25 de agosto, cuando los Juegos Olímpicos hayan concluido.

En caso de destitución, la ex jefa de Estado perderá todos sus derechos políticos por ocho años, y sería el final de más de 13 años del Partido de los Trabajadores en el poder.

Además del proceso político contra la presidenta, todo el sistema es sospechoso de corrupción y Michel Temer se encuentra en un momento de crisis generalizada.

Y es que en lugar de quedarse con el puesto de Rousseff en un momento de crisis, lo que los brasileños realmente esperaban de él eran unas elecciones anticipadas, es decir, un signo de verdadero cambio de sistema.

Por lo que su nombramiento, el pasado 13 de mayo tras la destitución de Rousseff, no ha hecho felices a todos.

Por el contrario, el acceso a la posición sin haber sido elegido refuerza la sensación de que la clase política brasileña está cada vez más separada de lo que el pueblo demanda.

En el supuesto de un escenario electoral, está probado que la popularidad de Temer rondaría el 3 por ciento de aceptación, de acuerdo con algunas encuestas.

Todo parece indicar que el ex vicepresidente, y dos veces presidente de la Cámara de Diputados, está más preocupado por la politiquería que por la suerte de sus conciudadanos.

Oportunidad perdida

Los Juegos Olímpicos han caído en un contexto muy particular. En lo político, en primer lugar, pero también en lo económico.

A pesar de que el gobierno se esfuerza por encontrar los recursos financieros necesarios, el importe de la factura no ha dejado de aumentar alcanzando los 11 mil millones de dólares, un 40 por ciento más de lo esperado.

La prioridad dada a la organización del evento, a expensas de la pobreza y la renovación de la infraestructura, ha enfurecido a la población.

A pesar de tratarse de la primera vez que un país de América del Sur es la sede de este gran evento deportivo, resulta poco probable que los brasileños guarden un buen recuerdo de la experiencia olímpica.

Esto fue evidente durante la peripecia de la Llama olímpica por las calles de Río, dos días antes de la ceremonia, considerada como una muestra de cinismo para algunos brasileños, que intentaron apagarla a su paso.

Y es que el estado de Río se había declarado en estado de emergencia financiera tan sólo unas semanas antes del inicio de la competición.

El alcalde de Río, Eduardo Paes, admitió en una entrevista para el periódico británico “The Guardian” que los Juegos eran para él una “oportunidad perdida”.

“Con todos estos escándalos, no es momento para estar bajo la mirada del mundo”, admitió el alcalde.

Censura olímpica

Aunque el Comité Organizador de Río 2016 prohíbe protestar políticamente en las sedes deportivas, los brasileños se han atrevido a desafiarlo:

>En una final de la competencia de tiro con arco un espectador fue sacado por la fuerza por supuestamente gritar ‘Fora Temer’ (Fuera Temer).

>En un partido de futbol entre Francia y Estados Unidos, realizado en Belo Horizonte, toda una fila de personas que portaban camisetas con la inscripción ‘Fora Temer’ fue expulsada del estadio.

>En redes sociales circulan videos que muestran varias detenciones de manifestantes pacíficos y la confiscación de sus pancartas
 

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