
Expertos alertan: Incendios en Los Ángeles no son lo que parecen
Especialistas explican por qué es anormal un fuego como el que arde en California durante el invierno
Indigo StaffLos incendios que arden actualmente en Los Ángeles se han intensificado debido a los fuertes vientos de Santa Ana, que superan los 150 kilómetros por hora.
Estos vientos, también conocidos como catabáticos, son corrientes de aire caliente que soplan desde el interior del continente hacia la costa de California, generando condiciones propicias para la rápida propagación del fuego.
A diferencia de otros incendios forestales de gran magnitud, como los llamados incendios de sexta generación, los fuegos actuales en Los Ángeles están más localizados y dispersos por barrios y zonas específicas.
Según explicaron expertos consultados por EFE, las brasas de árboles y otros elementos en llamas son esparcidas por el viento a largas distancias, lo que provoca nuevos focos de incendio de forma incontrolable.

Incendios impulsados por el viento, no de sexta generación
El ingeniero de Montes Víctor Resco de Dios, profesor de la Universidad de Lleida, destacó que los incendios actuales son distintos a los incendios de sexta generación, que suelen ocurrir en verano y se caracterizan por la formación de pirocúmulos, que son largas columnas de humo.
Estas nubes de desarrollo vertical se generan cuando el humo y el aire caliente ascienden hasta capas altas de la atmósfera y pueden provocar un comportamiento impredecible del fuego.
“Es difícil que se produzcan incendios de sexta generación con las condiciones actuales en California“, afirmó Resco de Dios. Los incendios por viento se dan principalmente en otoño, cuando los vientos de Santa Ana son más intensos.
Sin embargo, este año han ocurrido en invierno, lo que indica una “desestacionalización” de estos fenómenos. En otras palabras, ocurren en meses cuando no deberían.
Factores meteorológicos agravantes
Francisco Martín, experto del portal Meteored, señaló que los incendios han sido agravados por factores meteorológicos excepcionales.
La presencia de vegetación seca en la región, combinada con vientos extremadamente intensos y niveles de humedad muy bajos (entre un 10 y un 15 por ciento), ha favorecido la propagación descontrolada del fuego.
“Lo más preocupante es la velocidad de los vientos, que ha llegado a superar los 160 kilómetros por hora”, añadió Martín. Estas condiciones han generado incendios muy peligrosos, aunque diferentes de los megaincendios de sexta generación que arrasaron grandes extensiones de Canadá el año pasado.
Los expertos coinciden en que estos incendios por viento son altamente destructivos y complican enormemente la labor de los bomberos para controlar las llamas.
Con información de EFE.