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Iglesia intercede por la paz

Obispos defienden a los ciudadanos de la represión violenta en Nicaragua y son vistos por el gobierno como un bastión opositor. Su apoyo a los nicaragüenses provoca que también sean perseguidos y agredidos por grupos parapoliciales

La iglesia católica busca la paz en Nicaragua. Los obispos se han convertido en las principales voces que se expresan en contra de la represión violenta del gobierno de Daniel Ortega. Los clérigos usan los templos para proteger a los ciudadanos y las redes sociales para difundir los actos violentos en este país centroamericano.

La conferencia episcopal fue designada por Ortega como intermediaria en las negociaciones para encontrar una salida a la crisis violenta, sin embargo, actualmente el llamado diálogo nacional está estancado porque el mandatario y las fuerzas paramilitares continúan con la represión contra civiles.

Ante esta situación, los obispos defienden y resguardan a los ciudadanos y esto provoca que también sean perseguidos y agredidos por policías y grupos parapoliciales. Los sacerdotes son testigos y también parte en la crisis que ha sacudido a la nación durante los últimos tres meses y se ha cobrado la vida de alrededor de trescientas personas.

Silvio José Báez Ortega, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Managua, es uno de los rostros de la iglesia que no teme expresar su indignación ante la violencia que ocurre en las calles de Nicaragua. Este clérigo tiene una fuerte presencia en redes sociales, donde denuncia al gobierno sin ningún tipo de censura.

“Es intolerable criminalizar al pueblo por ejercer su derecho a protestar y a tratarlos como terroristas. No se puede imponer un orden social aparente por la fuerza: no por la fuerza de las balas; ni por intimidación, ni por procedimientos judiciales injustos”, publicó el sacerdote en su cuenta de Twitter.

Además, el Episcopado de Nicaragua pidió el 23 de junio al presidente aceptar la propuesta de adelantar para marzo de 2019 las elecciones generales, a fin de facilitar el diálogo nacional que está en suspenso y que busca una salida a la crisis. Ortega rechazó esta propuesta y calificó a los opositores como terroristas.

La defensa de los obispos a los ciudadanos no sólo queda en palabras y publicaciones en redes sociales. Los clérigos de mayor rango llegaron el 9 de julio a la ciudad de Diriamba con la intención de liberar a un grupo de personas que se encontraban en el interior de la basílica menor San Sebastián, pero fueron recibidos con golpes y expresiones de odio por parte de turbas pro gobierno y civiles armados.

Los obispos acudieron al templo porque las ciudades de Diriamba y Jinotepe se encontraban bajo el control de fuerzas policiales y parapoliciales tras un operativo con fusiles de combate para eliminar barricadas, dejando un saldo de 18 personas muertas y decenas de heridos.

El lunes por la mañana, el cardenal Leopoldo Brenes y Báez decidieron visitar Diriamba para solidarizarse con las personas afectadas y negociar la liberación de los detenidos. Ambos fueron acompañados por sacerdotes de la arquidiócesis de Managua y el nuncio apostólico en Nicaragua, Waldemar Stanislaw Sommertag.

Cuando llegaron a la basílica donde había más de diez personas atrapadas, algunos de los manifestantes oficialistas irrumpieron detrás de ellos y alguien hirió en el brazo a Báez. Finalmente los empujones terminaron y los clérigos sacaron al grupo de paramédicos y misioneros franciscanos que estaban allí refugiándose de la turba.

La conferencia episcopal también denunció que un templo católico en la ciudad de Jinotepe fue profanado por un grupo de paramilitares.

“La tarde de hoy fuerzas paramilitares profanaron el templo y agredieron a los sacerdotes Jalder Hernández y Eliseo Hernández en la parroquia Santiago en Jinotepe”, denunció el episcopado.

Ahora los propios sacerdotes son blancos de la violencia oficialista y paramilitar. Ortega dedicó parte de su discurso el 19 de julio a acusar a los obispos de tratar de derrocar su gobierno e incluso de usar algunos templos para esconder armas.

“Yo pensaba que eran mediadores, pero no. Estaban comprometidos con los golpistas, eran parte del plan de los golpistas”, dijo el presidente.

Los ataques a la Iglesia han ido creciendo desde que Ortega se refirió a ellos como quienes “maldicen en nombre de instituciones religiosas”.

Dos días después de las declaraciones del presidente sucedió el incidente en el templo de Diriamba. Luego de la agresión, Báez publicó en Twitter sobre la gravedad de las represiones en el país centroamericano.

“El gobierno de Nicaragua atraviesa el límite de lo inhumano y de lo inmoral. ¡La comunidad internacional no puede ser indiferente!”, escribió el obispo en español, inglés e italiano en Twitter.

En un mensaje pastoral publicado el mismo día, los obispos declararon que el gobierno había mostrado no tener voluntad política en las negociaciones porque se rehusaba a abordar cualquiera de las propuestas que pudieran hacer avanzar la democracia.

“Los representantes estatales han tergiversado el objetivo principal por el cual se instaló la mesa del diálogo nacional”, escribieron los obispos.

Apoyo de organizaciones de derechos humanos

Organizaciones de protección a los derechos humanos afirmaron que la iglesia es mediador y testigo en la crisis.

“La iglesia católica ha jugado un papel de mediación y testigo frente a las violaciones de los derechos humanos en Nicaragua”, dijo Adilia Amaya, integrante de la Federación Coordinadora Nicaragüense de ONG que trabajan con la Niñez y la Adolescencia (Codeni).

En una conferencia de prensa desde Nicaragua, Amaya agregó que la iglesia no comenzó a apoyar a los ciudadanos a partir del inicio de las represiones de este año. Mencionó que al contrario, esta institución religiosa ha propuesto soluciones a los problemas de justicia y democracia nicaragüenses desde hace años.

La integrante de Codani compartió que desde 2014 la iglesia presentó una propuesta para alcanzar la democracia y la justicia en Nicaragua al gobierno y específicamente a Ortega, pero el presidente no contestó en su momento.

“La conferencia episcopal en Nicaragua le ha dado un seguimiento muy estrecho y con muchas evidencias a las violaciones de derechos humanos, no desde abril del 2018, sino desde hace muchos años antes en Nicaragua”, aseguró Amaya.

Desde México, los sacerdotes también son apoyados por asociaciones civiles. José Abel Flores Ramírez, presidente de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos (CMDH) señaló en un comunicado que la iglesia es la única fuera que se opone a Ortega.

“El único contrapeso que tiene actualmente el poder del presidente Daniel Ortega es la iglesia católica por lo que manifestamos el respaldo a la labor que ha hecho para restablecer la democracia y la paz”
Abel Flores RamírezPresidente de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos

Con respaldo del Papa

El Papa Francisco también expresó durante el primer Ángelus de julio su apoyo a la labor de mediación llevada a cabo por los obispos de Nicaragua para lograr la democracia.

“Me gustaría unirme a los esfuerzos que están haciendo los obispos del país y muchas personas de buena voluntad en su papel de mediación y testigo del proceso de diálogo nacional que va en el camino hacia la democracia”, declaró el Papa el 1 de julio.

Ortega no quiere dejar su cargo

Ortega aseguró el martes pasado que un adelanto de las elecciones en el país crearía inestabilidad y empeoraría la situación en Nicaragua.

El mandatario declaró eso durante una entrevista, donde también argumentó que los enfrentamientos violentos que se presencian en el país centroamericano desde abril pasado son originados por grupos paramilitares financiados por algunos diputados opositores y el narcotráfico.