Experiencia internacional contra el ‘huachicoleo’

Diferentes países se enfrentan al robo de gasolina con tecnología, marcadores de colores y control de las finanzas de los distribuidores. México puede aprender de estas estrategias extranjeras para evitar los crímenes en torno al combustible

México no es el único país que ha emprendido una batalla para erradicar el robo de gasolina. Canadá, Estados Unidos, Colombia, Reino Unido y Brasil son algunas de las naciones que han desarrollado estrategias para evitar las extracciones ilegales del combustible. Sus gobiernos han implementado tecnologías, vigilancia constante, marcadores de colores y control de las finanzas de los distribuidores.

Algunos países tienen contextos más similares que el mexicano y sus programas para combatir el robo del recurso fueron exitosos. Tal es el caso de Colombia, una nación que implementó un plan efectivo para eliminar este delito. La base de su estrategia fue colocar marcadores de color en el combustible.

Durante una década, entre 1999 y 2009, Colombia sufrió por el robo de gasolina. En esta actividad ilegal participaron grupos guerrilleros y paramilitares, así como cárteles del narcotráfico, quienes causaron pérdidas por centenares de millones de dólares a Ecopetrol, la principal compañía de petróleo del país.

97
por ciento del robo disminuyó en Colombia después de implementar una estrategia en contra del delito por diez años

El peor año fue 2002, cuando se robaron al día un promedio de siete mil 270 barriles de combustible, equivalentes a 1.15 millones de litros.

Para combatir el delito, Ecopetrol utilizó diferentes tecnologías, entre ellas los marcadores de color para diferenciar la gasolina robada de la que provenía de distribuidores reglamentados.

“El ejemplo más exitoso es el colombiano. Hace 20 años pasó algo similar a lo que sucede aquí en México. La estrategia fue colocar marcadores del tipo químico a la gasolina para evitar los robos”
Carlo Alberto BautistaEspecialista en comercio internacional

El experto comenta que sólo los distribuidores legales tenían el colorante que se colocaba en la gasolina. El líquido poco a poco se oscurecía si no se agregaba el químico que lo hacía cambiar de color.

Esto provocaba que las personas no quisieran comprar el combustible robado porque consideraban que se trataba de otro producto e incluso petróleo sin refinar.

De esa manera, en diez años, Colombia logró una disminución superior a 97 por ciento en el robo de combustibles. De los más de siete mil barriles diarios que eran sustraídos en promedio en 2002, se pasó a 23 barriles por día en 2012, de acuerdo con un reporte de Ecopetrol.

Según los datos de la empresa, la estrategia para combatir los robos también incluyó el fortalecimiento de los Grupos de Operaciones Especiales para los Hidrocarburos (Goesh) con agentes de la Policía Nacional dedicados al control del apoderamiento de los combustibles en las regiones más importantes.

Al mismo tiempo, las autoridades crearon grupos interdisciplinarios dedicados al control del delito. Según el documento de Ecopetrol, estas estructuras tenían la responsabilidad de realizar investigaciones y procesar a los delincuentes para lograr las transformaciones legales con el fin de combatir con más fuerza el robo.

Además, el Instituto Colombiano del Petróleo y la Gerencia de Control de Pérdidas de Ecopetrol crearon un sistema novedoso con el propósito de obstruir las perforaciones ilícitas.

Ecopetrol también instauró una estrategia de comunicaciones para sensibilizar a las comunidades vecinas a los poliductos sobre lo riesgoso que era la instalación de las válvulas para extraer la gasolina y el diésel.

Bautista dice que la estrategia colombiana es la más viable para aplicarse en México a comparación a las de otros países, sin embargo, considera que un problema que tendrían que enfrentar las autoridades es que las propias gasolineras autorizadas compran combustible robado y le pueden colocar el colorante.

“El plan más óptimo es poner marcadores para cambiar el color. La gente al ver oscura la gasolina no la compra, sin embargo, el problema que tenemos aquí es que las propias gasolineras autorizadas compran el combustible robado y luego lo venden”, comenta el especialista.

No obstante, Bautista puntualiza que otro punto que se puede retomar del plan colombiano y tiene más posibilidades de ser exitoso es el aspecto de informar

“Hay que educar para que paren los robos porque tenemos que tomar en cuenta que no sólo afecta a Pemex ya que los ciudadanos tienen que pagar las diferencias. La gasolina no baja de precio porque hay que compensar esas pérdidas”, asegura el especialista.

No se pueden aplicar algunos programas de otros países en México porque las gasolineras autorizadas compran el combustible robado

Estados Unidos también es un país que enfrenta el robo de gasolina. Bautista comenta que el Servicio Interno de Impuestos (IRS, por sus siglas en inglés) realiza auditorías para evitar este delito.

“Es una cuestión fiscal. IRS revisa cuánto compra y vende una gasolinera y de esa diferencia se puede concluir si se hace algo ilícito”, comenta el profesor.

Por su parte, Canadá cuenta con un complejo sistema de distribución de combustibles que previene los robos.

Rob Hoffman, directivo de la Canadian Fuels Association, dijo en entrevistas a agencias en 2017 que la red de distribución en Canadá cuenta con sistemas de seguridad que incluyen cámaras de vigilancia, control y chequeo de personal en las refinerías y control en centros de distribución.

El país norteamericano también utiliza un sistema robotizado que revisa el volumen de petróleo transportado y los gasoductos.

Además, Hoffman agregó que las características del sistema de distribución desestimulan cualquier intento de robo. Los dos metros de profundidad en que se encuentran los gasoductos permiten que estén más seguros de cualquier delito.

La clave para garantizar esta seguridad, dijo, es tener prácticas de operación consistentes y un buen sistema de vigilancia.

Caso sin éxito

Brasil es otro país cercano que también lucha contra el robo de combustible. Bautista comenta que una de las estrategias del gobierno del país sudamericano para evitar este delito es aumentar la presión de los ductos. Después de la implementación de esta estrategia, perforar o abrir un ducto es peligroso porque la presión puede provocar que la toma explote.

Sin embargo, el robo de petróleo y derivados por medio de perforaciones en oleoductos creció en los últimos años en Brasil, especialmente en Río de Janeiro, donde operan grupos criminales que ganan millones de dólares y ejercen una violenta lucha armada para acceder ilícitamente a este recurso.

Petrobras, la mayor compañía petrolera de Brasil con seis mil kilómetros de oleoductos en el país, señaló que en 2016 perdió 10 millones de dólares por el robo de 14 mil litros de combustible. Este tipo de crímenes creció un 400 por ciento ese año respecto a 2015, según datos de la empresa.

Al otro lado del Atlántico

También en Europa se lucha contra este crimen. En Reino Unido, la compañía de seguridad Atmos International consiguió detectar puntos de tomas clandestinas utilizando una combinación de hardware, software y análisis de ingeniería especializado en datos.

En un informe, la firma de seguridad dice que lo anterior provocó una disminución de 76 por ciento de robo de combustible en 12 meses, desde que el sistema se instaló en 2015.

La propia compañía detalla dentro de su informe varios de los sistemas de tecnología que implementó para su uso contra el robo en ductos; desde unidades portátiles que ofrecen un diagnóstico completo sobre la detección de fugas hasta sistemas de hipersensibilidad que provocan, en ocasiones, falsas alarmas.

México no está sólo en la lucha contra el denominado huachicoleo. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador puede acercarse a las experiencias de otros países para tener más herramientas en su lucha contra este delito.

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