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Euroescepticismo más allá del Brexit

En su época, Margaret Thatcher, todavía en la oposición, promovía la bandera de los nueve Estados miembros para hacer campaña a favor de mantenerse en la Unión Europea.

Los británicos fueron invitados en junio de 1975 a confirmar, por medio de un referéndum, su pertenencia a la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), y aquella vez, la ciudadanía votó por amplia mayoría (67.2 por ciento) a favor del “in”. Pero la luna de miel entre el Reino Unido y Europa sería muy breve.

31%
de personas mayores en Francia tienen una opinión positiva de la Unión Europea
David Cameron fue incapaz de convencer a sus conciudadanos de asegurar un compromiso con una Unión que sí se esforzó a lo largo de los años para darles un trato especial
Los europeos están divididos en sus líneas ideológicas. En algunas naciones es una cuestión de derecha, en otros, es una campaña de las izquierdas. En el Reino Unido, las personas que se consideraban de izquierda tenían una opinión favorable de la UE

En su época, Margaret Thatcher, todavía en la oposición, promovía la bandera de los nueve Estados miembros para hacer campaña a favor de mantenerse en la Unión Europea.

Los británicos fueron invitados en junio de 1975 a confirmar, por medio de un referéndum, su pertenencia a la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), y aquella vez, la ciudadanía votó por amplia mayoría (67.2 por ciento) a favor del “in”. Pero la luna de miel entre el Reino Unido y Europa sería muy breve.

Apenas llegó al poder en 1979, y mientras que el país estaba en recesión, Margaret Thatcher ya exigía a los jefes de Estado de la Comunidad Europea (nueve países entonces) la retribución al Reino del presupuesto de la UE con su famosa: “I want my money back”, que pronunció durante cinco años seguidos.

Así, y después de más de 40 años juntos, el entusiasmo proeuropeo se fue evaporando hasta resultar en un divorcio con la victoria del “Leave” durante la consulta organizada el 23 de junio pasado por David Cameron.

Y es que, el sucesor lejano de la Dama de Hierro tenía la esperanza de superar las divisiones de su partido mediante la organización de una votación ciudadana. Esfuerzo inútil: Cameron fue incapaz de convencer a sus conciudadanos de asegurar un compromiso con una Unión que, sin embargo, sí se esforzó a lo largo de los años para darles un trato especial.

Pero, más allá de la consulta popular, e incluso más allá del caso británico, es innegable que Europa está atravesando desde hace años una importante crisis de confianza y, ante esto, ¿qué consecuencias hay para el populismo europeo más euroescéptico? ¿Van a tomar ventaja de esta votación?

De norte a sur y de este a oeste, nacionalismo, extremismo, y otros movimientos populistas prosperan. En Francia ya se habla de un “Frexit” como promesa de campaña del Frente Nacional. En Italia, el movimiento Cinco Estrella de Beppe Grillo ya logró capturar las principales ciudades, incluyendo la capital romana. O en Austria, donde el partido de extrema derecha FPÖ estuvo muy cerca de ganar la elección presidencial en mayo.

Pero también más hacia el este, con Polonia, República Checa y Hungría, y sin contar los países del norte de Europa, donde de nuevo, el progreso de la derecha populista del partido holandés de la libertad, los “Demócratas de Suecia” y los “Verdaderos finlandeses” avanzan.

Y la cuestión que se plantea es, ¿estamos presenciando el fin del sueño europeo?

Entre crisis económica, crisis de los refugiados, de seguridad, crisis política y el aumento del populismo, la Unión Europea parece estar perturbada desde el 2008, y no logra salir de esto. Y entre proeuropeístas y euroescépticos, ¿será que Europa está sufriendo de una creciente falta de debate?

O más bien, con las sucesivas adhesiones, ¿será que el crecimiento de la burocracia ha tomado el mando de las democracias en Europa?

Más allá del Brexit

Existe un sentimiento abrumador en toda Europa sobre el Brexit: 89 por ciento en Suecia, el 75 por ciento en Holanda y el 74 por ciento en Alemania, dicen que la salida británica es fatal para la UE.

Y  es que, ahora que los británicos salieron, estos no son los únicos que tienen dudas acerca de la Unión Europea. La imagen de la UE ha estado en una montaña rusa en los últimos años, y en varios países la porción del público con una opinión favorable de la institución con sede en Bruselas disminuyó notablemente desde 2012 hasta 2013.

Francia fue el único país en el que más de una cuarta parte (32 por ciento) del público afirmó que sería positivo para la UE la salida del Reino Unido.

Sean favorables o no hacia Bruselas, la mayoría de los europeos están de acuerdo en que la salida británica iba a dañar a los 28 miembros de la UE.

Las principales conclusiones de un nuevo estudio realizado por el Centro de Investigación Pew en 10 países de la UE, que incluye a los que representan el 80 por ciento de la población de la UE y el 82 por ciento del PIB, indican que una media del 51 por ciento de encuestados tiene una opinión favorable sobre la Unión. Pero, el 42 por ciento quieren recuperar más poder en sus capitales. Mientras que sólo el 19 por ciento está a favor de dar más poder a Bruselas y el 27 por ciento apoya el status quo.

Y es que los europeos se muestran extremadamente divididos sobre muchas de estas cuestiones. Los partidarios euroescépticos -sobre todo en Francia, Italia, Polonia, España- son mucho menos propensos a tener una opinión favorable de la Unión Europea.

Por ejemplo, el Brexit está siendo visto como un impulso añadido para los partidarios de una votación “Nexit” en Holanda. Y esta cuestión es incluso mucho más propensa a convertirse en promesa de campaña de las elecciones generales del próximo año.

Por otro lado, los más fuertes partidarios de las instituciones europeas son los polacos (72 por ciento) y los húngaros (61 por ciento). Pero en muchos otros países, el apoyo es tibio.

Solo el 27 por ciento de los griegos, el 38 por ciento de los franceses y el 47 por ciento de los españoles tiene una opinión favorable hacia la UE.

Por otro lado, los jóvenes -aquellos entre 18 y 34 años- son más favorables hacia la Unión que las personas de 50 años o más, en seis de los 10 países encuestados.

Y es que la brecha generacional ya jugó un papel determinante en el Brexit, y podría ser igual de determinante en caso de un referéndum en Francia, en donde solo el 31 por ciento de las personas mayores tiene una opinión positiva de la UE.

Por otro lado, los europeos están divididos en sus líneas ideológicas. En algunas naciones euroescépticas el rechazo a la UE es una cuestión de derecha, en otros, es una campaña de las izquierdas.

En el Reino Unido, las personas que se consideraban de izquierda tenían una opinión favorable de la UE. Sucede de manera similar en Italia, Holanda y Alemania.

Sin embargo, en España las personas de la derecha (59 por ciento) son más propensas que los de la izquierda (35 por ciento) a estar a favor de la institución con sede en Bruselas.

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