ARCHIVO - En esta fotografía de archivo del 21 de junio de 2017, el ex director del FBI Robert Mueller, quien ahora funge como fiscal especial que investiga la interferencia rusa en los comicios estadounidenses de 2016, sale del Capitolio tras una reunión a puerta cerrada en Washington. (AP Foto/Andrew Harnik, archivo)

EU acusa a 13 rusos por injerencia electoral en los comicios ganados por Trump

El fiscal Mueller acuso a personas y entidades rusas de haber desestabilizado el proceso electoral que arrojó como presidente a Trump

Las sospechas de una supuesta intervención rusa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016 han alcanzado un nuevo nivel, pues trece personas de nacionalidad rusa y tres entidades con el mismo origen fueron acusadas este viernes de orquestar una compleja trama para interferir en el proceso electoral.

La acusación, presentada por la oficina del fiscal especial Robert Mueller, señala que estas personas interfirieron en las elecciones mediante propaganda en las redes sociales para ayudar al republicano Donald Trump y perjudicar a la demócrata Hillary Clinton.

Se trata de la denuncia más explícita de injerencia ilegal rusa en la elección, por lo que ya ha hecho bastante ruido entre el sociedad estadounidense.

Mueller señaló que los rusos crearon mensajes falsos en internet haciéndose pasar por activistas políticos estadounidense y compraron publicidad en forma fraudulenta, todo con el objetivo de inclinar la balanza a favor de Trump.

La intención de la injerencia, dice el acta de acusación, era “sembrar la discordia en el sistema político estadounidense, incluso en la elección presidencial de 2016”.

La acusación es el resultado de la investigación de Mueller de la injerencia rusa y si existió coordinación indebida entre la campaña de Trump y el Kremlin. Los cargos son congruentes con la evaluación de la comunidad de inteligencia, que meses después de la elección describió una campaña del gobierno ruso para entrometerse en la elección en beneficio de Trump.

El “objetivo estratégico” de los rusos era sembrar discordia, dice la acusación. Para inicios a mediados de 2016, sus esfuerzos “incluían” apoyar la campaña de Trump y desprestigiar a Clinton. Los rusos también se comunicaron con “individuos inocentes” asociados con la campaña de Trump y otros activistas políticos para coordinar las actividades.

Trump mismo se ha mostrado renuente a reconocer la intromisión. Su vocera Sarah Huckabee Sanders dijo que Trump había sido informado sobre la acusación, pero no hizo otras declaraciones.

Los cargos representan la primera demanda penal contra los rusos. Anteriormente se presentaron cargos contra cuatro personas, entre ellas el ex asesor de seguridad nacional de Trump y el ex jefe de su campaña.

De acuerdo con el acta, la Agencia de Investigación del Internet, una usina rusa de mensajes abusivos, insultos y amenazas empezó a entrometerse en la política estadounidense en 2014 y continuó hasta la elección presidencial de 2016. Los acusados, “haciéndose pasar por estadounidenses y creando identidades estadounidenses falsas”, manejaban grupos en redes sociales creados para atraer a la audiencia del país.

“Con el tiempo, estas cuentas en redes sociales se convirtieron en los medios con que los acusados llegaban a números significativos de estadounidenses con el fin de interferir en el sistema político estadounidense”, dice el acta.

Se les acusa de asociarse ilícitamente para “obstruir las funciones legítimas del gobierno de Estados Unidos mediante el fraude y el engaño”, incluso mediante gastos relacionados con la elección de 2016, el no registrarse como agentes foráneos que realizaban actividades políticas y la obtención de visas mediante declaraciones falsas y fraudulentas.

Algunos rusos viajaron a Estados Unidos “bajo pretextos falsos” para reunir información y utilizaron infraestructura informática radicada parcialmente en Estados Unidos para ocultar el origen ruso de su obra.

Según el acta, la Agencia de Investigación del Internet fue fundada por el empresario Yevgeny Prigozhin, de San Petersburgo, apodado el “chef de Putin” porque su cadena de restaurantes y catering organizaba las cenas del líder del Kremlin para dignatarios extranjeros. La agencia también era financiada por las empresas controladas por él, según el acta.

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