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En su cultura no existe la infancia

Agricultura, minería, fabricación de fuegos artificiales y pesca son algunos de los trabajos menos riesgosos que realizan los niños en América Latina. A diferencia de otros, que son víctimas de explotación sexual, de tráfico de menores y que participan en el narcotráfico o en algún conflicto armado.

"Erradicar el trabajo infantil es también un desafío mundial. No hay una sola región del mundo, rica o pobre, que esté completamente libre de esta plaga”
Figueiredo, Dias y CampelloEl País
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Agricultura, minería, fabricación de fuegos artificiales y pesca son algunos de los trabajos menos riesgosos que realizan los niños en América Latina. A diferencia de otros, que son víctimas de explotación sexual, de tráfico de menores y que participan en el narcotráfico o en algún conflicto armado.

Y aunque todas estas labores no son legales en los países involucrados, todavía existen 13 millones de niños y niñas trabajando en Latinoamérica y el Caribe, de los cuales 5.7 millones no tienen la edad mínima requerida para hacerlo, según la Organización Internacional de Trabajo (ILO, por sus siglas en inglés).

Las condiciones varían en cada nación, incluso hay Estados que se han visto presionados a aceptar este tipo de desempeño de los niños. 

De acuerdo a estimaciones de la ILO, Brasil es el país con más casos, seguido por Perú, México y Colombia. Por otro lado, Bolivia es el único que permite laborar sin importar la edad. 

“Mi experiencia, mi posición: no debería eliminarse el trabajo de niñas, niños y adolescentes, pero tampoco deberían explotarlos o incitarlos a trabajar. Algunos trabajan por necesidad, pero además eliminar el trabajo de niños es como eliminar que tengan conciencia social”, aseguró el presidente Evo Morales en una reunión con los jóvenes días antes de Navidad. 

“En las áreas rurales, desde el momento en que se aprende a caminar uno ya presta un servicio a la familia. No es explotación, es sacrificado”, agregó el mandatario.

Por su parte, la directora de la ILO para América Latina y el Caribe, Elizabeth Tinoco, asevera que “cuando las niñas y niños trabajan en vez de ir a la escuela se está hipotecando su futuro, al impedir que tengan acceso a las herramientas que necesitan para conseguir un empleo productivo cuando tengan la edad suficiente, y para ayudar a sus familias a salir de la pobreza”. 

Sin embargo, erradicar este problema, sobre todo en Bolivia, puede ser un trabajo difícil pues mucho lo consideran parte de su cultura. 

“En esta región los niños son considerados parte activa de la sociedad y de la economía familiar y desde pequeños cumplen un rol en la comunidad”, explicó ayer a BBC Mundo una vocera de la oficina andina de Save The Children, una de varias ONG dedicada a promover los derechos de los niños que no considera que toda forma de trabajo infantil sea explotación.

El mandatario boliviano “incluso ha resaltado varias veces su propia historia de vida, recordando cómo ayudaba a su familia a los seis años vendiendo helados”, informó BBC Mundo.

Defienden su derecho

Tras un intento de imponer un Código que establece los 14 años como edad mínima para trabajar, los niños bolivianos tuvieron la oportunidad de reunirse con el presidente Morales para exponer su punto. 

Al finalizar la reunión, que se llevó a cabo a finales de diciembre, se logró que “la Asamblea Legislativa Plurinacional haya dejado pendiente hasta enero la aprobación del código de la Niñez”, informó el diario La República de Perú el 27 de diciembre pasado. 

Es por ello que “esta semana, representantes de la Unión de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de Bolivia (UNATsBO) fueron recibidos por la presidenta del Senado, Gabriela Montaño, a quien le solicitaron que no se imponga límite de edad para el trabajo independiente (como la venta callejera o el cuidado de vehículos) y se establezcan los 12 años como la edad mínima para el trabajo en relación de dependencia”, publicó BBC Mundo. 

Por un país de estudiantes

Muchos expertos han asegurado que sin importar si es parte de la cultura o es por necesidad los niños deben estudiar durante su infancia. 

“Erradicar el trabajo infantil es un imperativo moral, ya que los niños constituyen el segmento más indefenso y vulnerable de nuestras sociedades. Cada hora trabajada por nuestros hijos les roba a ellos más que la oportunidad de ser niños: les roba años de su vida adulta. 

“Erradicar el trabajo infantil es también un desafío mundial. No hay una sola región del mundo, rica o pobre, que esté completamente libre de esta plaga. Sin determinación política el trabajo infantil no desaparecerá, ni en períodos de crecimiento ni en los de crisis. Debemos asegurarnos que el trabajo infantil no sea visto nunca más como algo natural, y que comience a ser percibido como el flagelo que es”, aseguraron Luiz Alberto Figueiredo, Manoel Dias y Tereza Campello en El País el 6 de octubre pasado. 

Y “una nación que no apuesta por la educación y depende de la contribución del trabajo de los niños para su desarrollo es un país que no está estableciendo bien sus prioridades”, criticó Guillermo Dema, especialista en trabajo infantil de la oficina regional de la OIT. 

Líder sindical a los 13

“Trabaja hasta donde su cuerpo y el cansancio le permiten, a veces 10 o incluso 12 horas al día sin parar. Vende cigarrillos en la ciudad de El Alto, que de sus múltiples oficios es el más descansado: fue voceador de minibuses, albañil y lustrabotas”, informó el diario Clarín el 28 de diciembre pasado. 

Esta es la vida de Henry Apaza, un niño de 13 años que ocupa el cargo de máximo delegado a nivel nacional de la Unión de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de Bolivia (Untasbo). “Lo que sin duda lo convierte en el dirigente sindical más joven de Bolivia”, aseguró el Clarín. 

“Cómo puedo oponerme al trabajo infantil si yo vivo de él, y mis hermanas viven de él, una de ellas vendiendo CD en un karaoke”, sostiene el joven. 

Henry “se ha convertido en una verdadera enciclopedia de cifras y datos. Cuestiona políticas y conoce como nadie la norma en discusión en el Parlamento. Apoyado en lo que sabe y lo que aprendió en la calle reclama a las autoridades”, asevera el diario argentino. 

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