La alerta rusa

En los países europeos en los que habrá elecciones este año hay temor ante una posible intervención rusa para favorecer el avance de partidos de extrema derecha en el continente.

Con comicios tan importantes en Alemania y Francia –donde también podría definirse gran parte del futuro de la Unión Europea– una posible interferencia rusa ha prendido las alertas.

El supuesto activismo de propaganda ruso y los presuntos hackeos en el proceso electoral estadounidense ya han ocasionado que en Holanda haya vuelto al conteo manual de votos en las elecciones de marzo.

En los países europeos en los que habrá elecciones este año hay temor ante una posible intervención rusa para favorecer el avance de partidos de extrema derecha en el continente.

Con comicios tan importantes en Alemania y Francia –donde también podría definirse gran parte del futuro de la Unión Europea– una posible interferencia rusa ha prendido las alertas.

El supuesto activismo de propaganda ruso y los presuntos hackeos en el proceso electoral estadounidense ya han ocasionado que en Holanda haya vuelto al conteo manual de votos en las elecciones de marzo.

El ministro del Interior en ese país, Ronald Plasterk, advirtió que ante los indicios de una posible intervención rusa habría que recurrir a esta medida para evitar cualquier sombra de duda.

“No puedo descartar que los actores estatales extranjeros puedan intentar influir en las decisiones políticas y la opinión pública”, apuntó.

Aunque el gobierno ruso encabezado por Vladimir Putin se ha deslindado de los ciberataques y de sus intenciones intervencionistas, en Europa se toman muy en serio la posible interferencia rusa en los procesos electorales.

El panorama geopolítico ya está en un proceso de reajuste, no solo por la convulsión interna que se vive en la Unión Europea, sino por las políticas aislacionistas de Donald Trump, que podrían derivar en un replanteamiento del rol de Estados Unidos a nivel global, así como la emergencia de China como nuevo gran jugador internacional.

En este escenario, el presunto activismo ruso tendría como objetivo, por un lado, el expansionismo de sus políticas y el crecimiento de sus lazos con otros países, a través del impulso de grupos políticos afines con el Kremlin.

Y por otro, un intento de dinamitar a la Unión Europea a través del apoyo a partidos de ultraderecha y populistas, eurófobos que propicien la salida de sus naciones del pacto europeo.

Con este doble movimiento, aumentar su influencia en Europa y dividir a las grandes potencias, Rusia busca recuperar su papel preponderante a nivel internacional, que fue decayendo poco a poco tras la caída de la Unión Soviética, y también minar la resistencia a su agresiva política exterior, como el conflicto con Ucrania.

La amenaza

El presunto activismo ruso tendría dos objetivos principales

1 El expansionismo de sus políticas y el crecimiento de sus lazos con otros países, a través del impulso de grupos políticos afines con el Kremlin.

2 Un intento de dinamitar a la Unión Europea a través del apoyo a partidos de ultraderecha y populistas, eurófobos que propicien la salida de sus naciones del pacto europeo.

Crece la extrema derecha

El 2016 fue un año lleno de circunstancias que impulsaron el crecimiento de la derecha y la ultraderecha en Europa.

Sin embargo, este fenómeno tendría sus raíces desde años atrás, en el periodo posterior a la crisis financiera en 2008.

A partir de ese momento, los partidos de extrema derecha comenzaron a enfocar su agenda en cuestionar la viabilidad de la Unión Europea, poniendo sobre la mesa políticas de distanciamiento, de proteccionismo y en algunos casos, la ruptura.

El primer gran aviso sobre el futuro que podría deparar a la Unión Europea fue el referendo en 2016 en la Gran Bretaña.

La llegada de Donald Trump a la presidencia de EU fue la segunda gran señal del cambio de ciclo político que se avecina, una ruptura con lo establecido, y el giro hacia las opciones populistas y aislacionistas.

En Holanda, Francia y Alemania –tres de los países que tendrán elecciones próximamente– la intención de voto de la ultraderecha está en aumento.

El Partido por la Libertad en Holanda encabeza las encuestas con un respaldo de entre 19 y 24 por ciento y, de seguir esa tendencia, ganaría las elecciones generales de marzo.

En Francia, el Frente Nacional también está al frente en los sondeos con un 26 y 27 por ciento de intención de voto para su candidata Marine Le Pen.

Y la Alternativa para Alemania tiene una intención de voto de entre 12 y 23 por ciento, aunque en las elecciones de 2013 alcanzó el 5 por ciento de los sufragios.

El año decisivo para la Unión Europea

Las primeras elecciones en el continente europeo serán en Holanda, en donde se renovará el Parlamento y será el termómetro para medir el crecimiento de la extrema derecha en el continente.

Sin embargo, los ojos están puestos desde ahora en los procesos electorales en Francia y Alemania, dos de los grandes pilares en que se sostiene la UE, donde se elegirá un nuevo gobierno, y cuyo resultado podría causar un efecto dominó en toda Europa.

En Francia, las elecciones presidenciales roban todo el foco de atención, con la aspirante del Frente Nacional, Marine Le Pen al frente de los sondeos de intención de voto, y se proyecta que vencería en la primera vuelta el 23 de abril.

Sin embargo, los números proyectados harían necesaria una segunda vuelta para el 7 de mayo, en la que los otros partidos franceses han asegurado que respaldarían a su contrincante, lo que complicaría su llegada al poder.

En Alemania, por otra parte, todo apunta a un mano a mano entre la actual canciller Angela Merkel, y Martin Schulz, del Partido Social Demócrata, quien está muy cerca en las encuestas para las elecciones generales del 24 de septiembre.

Sin embargo, el ultraderechista Frauke Petry, de la Alternativa para Alemania tiene un creciente aumento en la intención del voto.

Aunque el escenario para el arribo al poder de la extrema derecha en estos países es complicado, su innegable crecimiento sí podría ser un dolor de cabeza para la Unión Europea, pues desde su posición en los parlamentos podrían impulsar medidas de separación.

Además, la victoria del Brexit en el referéndum británico, así como la de Trump en Estados Unidos, en contra de los pronósticos, han demostrado que no hay que dar nada por sentado antes de que se culmine el conteo de votos.

La ultraderecha

HOLANDA
24% de intención del voto tiene el Partido por la Libertad, liderado por Geert Wilders

10% de los votos había obtenido en las pasadas elecciones

FRANCIA
27% de intención de voto mantiene el Frente Nacional, de Marine Le Pen

18% del respaldo obtuvo en el 2012, cuando quedó fuera de la segunda vuelta

ALEMANIA
23% de intención de voto mantiene en algunas encuestas la Alternativa para Alemania de Petry

5% de los votos consiguió en los comicios generales de 2013

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