El Rey de los tabloides

En España hay dos reinas: la oficial Sofía y la oficiosa Corinna. 

Así lo describió el periodista Gian Antonio Orighi de la publicación italiana La Stampa. 

Y es que el rey va de mal en peor. Las controversias que habían tambaleado la imagen de la realeza española parecían haberse sofocado ligeramente tras la disculpa pública sin precedentes que ofreció el Rey.  

La crítica mordaz de los tabloides está más interesada en divulgar la imagen de un matrimonio quebrantado entre don Juan Carlos y doña Sofía donde  la manzana de la discordia tiene nombre: Corinna zu Sayn-Wittgenstein

En España hay dos reinas: la oficial Sofía y la oficiosa Corinna. 

Así lo describió el periodista Gian Antonio Orighi de la publicación italiana La Stampa. 

Y es que el rey va de mal en peor. Las controversias que habían tambaleado la imagen de la realeza española parecían haberse sofocado ligeramente tras la disculpa pública sin precedentes que ofreció el Rey.  

Sin embargo, sus infidelidades son ahora el epicentro del escándalo.

Sí, las acciones de la familia real ya no la colocan precisamente en las portadas de las revistas de sociales o en los encabezados de las notas de política y economía.

La crítica mordaz de los tabloides está más interesada en divulgar la imagen de un matrimonio quebrantado entre don Juan Carlos y doña Sofía donde  la manzana de la discordia tiene nombre: Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

Pero, ¿quién es esta alemana a quien se le vincula con políticos alemanes implicados en escándalos de corrupción y en la organización de safaris para matar elefantes?

La información acerca de esta condesa alemana sale a cuentagotas. 

Tiene 47 años, está separada y, según diversas publicaciones,  mantiene una relación con el rey desde hace seis años. 

Pero el affaire de esta mujer con la nobleza no es reciente.

La supuesta amante del monarca dejó su antiguo nombre de Corina Larson después de contraer nupcias con un aristócrata alemán. 

La diferencia de edades es abismal: ella es un año menor que una de las hijas de Juan Carlos. Se sabe que acompaña al rey en compromisos oficiales y reside en Madrid desde hace dos años, muy cerca del palacio real de la Zarzuela. 

La huella que ha dejado dentro de la residencia real ha sido tal que los miembros que cuidan la seguridad del palacio hasta le han dado un nombre clave: “Ingrid”.

Pero infidelidades y matrimonios fallidos hay en todas partes. Y el matrimonio de Sofía y Juan Carlos no sería el primero de la lista de personajes dentro de círculos de poder que se ve roto por problemas conyugales de este tipo. 

Sin embargo, a este triángulo amoroso lo envuelven una serie de extrañas coincidencias que lo convierte en algo más que un chisme de revistas del corazón.

Amor de cazafortunas

El romance entre Corinna zu Sayn-Wittgenstein y el monarca español no pareciera tener nada de espectacular, fuera de la diferencia de edades. 

Pero hay más detrás de este enigmático personaje.

Corinna estuvo casada con Philip Atkins, un empresario inglés, con quien tuvo una hija en 1992. 

Después le siguió el magnate multimillonario Gert Rudolph Flick con quien estuvo relacionada hasta antes de volver a casarse en 2001. 

En su segundo matrimonio adquirió su título nobiliario al unirse con Casimir Sayn-Wittgenstein-Berleburg, un aristócrata alemán que trabajó para el gobierno. 

La compañera real proviene de una familia acomodada. Su padre fue dueño de Varig, una extinta y quebrada aerolínea brasileña, quien acumuló gustos lujosos. 

Tras sólo cuatro años de matrimonio con Casimir, se divorció en 2005 y apenas al año siguiente se especulaba el inicio de un romance con el jerarca español a quien ya le precedía fama de Don Juan. 

Y es que al rey ya se le había vinculado sentimentalmente con María Gabriela de Saboya y con la Condesa Olghina de Robiland.

Coincidencias del escándalo

Pero son más las extrañas coincidencias que rodean a Corinna, quien parece llegar siempre acompañada del escándalo. 

Mientras estuvo casada con Casimir, éste fue llamado a declarar junto con el entonces embajador alemán  en España, Joachim Bitterlich, por unas donaciones sospechosas hechas a su partido político.

Su entonces esposo era tesorero del partido político alemán CDU y debía aclarar la venta de 36 tanques de guerra a Arabia Saudita, la privatización de la refinería de Leuna y las utilidades de la venta de la red de gasolineras Minol. 

Aficionada a los barcos, Corina tuvo oportunidad de participar en la competición de vela de la Copa de América el mismo año que se le vinculó por primera vez con Juan Carlos. 

En dicho evento se permite la presencia de un tripulante aficionado, siendo la mayoría de las veces nobles o deportistas de gran fama.  

Y fue exactamente ahí cuando se conocieron.  

Tiempo después Corinna, –quien también se dedica a la organización de safaris–, fue quien propició el fatídico viaje de Juan Carlos a Botswana. 

La amiga del rey es una vieja conocida de muchos ricos y famosos.

Su red de amistades incluye al empresario saudí Mohamad Eyad Kayali, quien goza del respaldo de la Corona en sus negocios.  Incluso se dice que Mohamad cubrió todos los gastos del viaje y Corinna  organizó el safari.

“Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”, fueron las palabras que resonaron entre los críticos y fueron analizadas una y otra vez. 

Pero, ¿qué no volverá a ocurrir? Puede ser que no vuelva a viajar a Botswana a cazar elefantes en épocas de crisis. 

Lo que es poco seguro es que el monarca deje de hacer honor a su nombre y deje de ser un don Juan, actividad que lo mandó a las portadas de los tabloides y está dictando su debacle.