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El nuevo líder talibán

El pasado sábado, el mulá Akhtar Mansour, líder de los talibanes afganos, fue asesinado después de una serie de ataques aéreos de las fuerzas norteamericanas mientras conducía sobre una carretera en la región de Baluchistán, al suroeste de Pakistán.

Un día después del ataque, Barack Obama confirmó su muerte a través de un comunicado. Dijo que se trataba de un hito en su esfuerzo por traer la paz y la prosperidad en Afganistán.

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muertos dejó un ataque suicida a las afueras de Kabul unas horas después de que los talibanes eligieran a su nuevo líder
La muerte del mulá Akhtar Mansour es una señal muy clara que EU envía al gobierno de Pakistán: ‘apoyar al gobierno de unidad nacional por consolidar la paz y el progreso que los afganos se merecen’

El pasado sábado, el mulá Akhtar Mansour, líder de los talibanes afganos, fue asesinado después de una serie de ataques aéreos de las fuerzas norteamericanas mientras conducía sobre una carretera en la región de Baluchistán, al suroeste de Pakistán.

Un día después del ataque, Barack Obama confirmó su muerte a través de un comunicado. Dijo que se trataba de un hito en su esfuerzo por traer la paz y la prosperidad en Afganistán.

Así, el sucesor del mulá Omar  –líder histórico del grupo islamista –, había estado menos de un año al frente de los talibanes: período durante el cual la lucha se intensificó enormemente.

Por su parte, los talibanes, que ya ocupan un tercio del país, no tardaron en anunciar el nombre de su nuevo líder: Haibatullah Akhundzada.

¿Deberíamos de ver la muerte del mulá Mansour como una señal de que la estrategia de Washington contra los talibanes en Kabul está frenando su expansión?

El año pasado lograron la toma de la ciudad de Kunduz, lo que significó una victoria simbólica por ser la segunda ciudad más importante del país y la mayor intervención extranjera desde el 2001.

Entonces, ¿qué se puede esperar de este nuevo nombramiento? ¿Quién es el nuevo líder de los talibanes afganos? ¿Estará dispuesto a negociar para acordar la paz? Y, ¿bajo qué condiciones?

De momento la muerte del mulá Mansour es una señal muy clara que Estados Unidos envía al gobierno de Pakistán.

Como aliado del gobierno del presidente Ashraf Ghani, Estados Unidos se propone ayudar a construir las fuerzas de seguridad en el territorio para apoyar al gobierno de unidad nacional en sus esfuerzos por consolidar la paz y el progreso que los afganos se merecen, de acuerdo al comunicado emitido por el gobierno estadounidense.

De esta manera, y frente a la falta de voluntad del gobierno de Pakistán para frenar las actividades del grupo, Estados Unidos se alinea con el gobierno de Kabul para eliminar a los insurgentes islamistas, con el riesgo de irritar al gobierno vecino, pues el Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán ya condenó el asesinato del mulá Mansour como “una violación de su soberanía”.

Volver a las raíces religiosas y unidad

Originario de Kandahar, Haibatullah Akhundzada es uno de los miembros más consensuales dentro del movimiento talibán.

Este erudito religioso conocido como “Sheikh ul-hadith”  forma parte de los talibanes históricos desde que comenzó la lucha de resistencia contra la URSS, a finales de los años 1970.

Primero fungió como asesor religioso del mulá Omar, líder fundador del movimiento talibán, que murió en 2013, y fue hasta el pasado sábado mano derecha del mulá Mansour, como jefe del poder judicial del grupo.

Sin embargo, el nuevo líder ya hizo la primera asignación dentro de la estructura. Su primer adjunto será Sirajuddin Haqqani –el jefe de la red implicada en ataques mortales con bomba en Afganistán– que es considerado cercano a los servicios de inteligencia del ejército de Pakistán, y que continuará con la supervisión de las operaciones militares, de las que ya se encargaba anteriormente, junto al mulá Mansour.

Por otro lado, mulá Yacoub, hijo del fundador de los talibanes, fue nombrado segundo jefe adjunto del movimiento. Mulá Yacoub, que no tendrá más de 30 años, ya había sido descartado en favor del mulá Mansour, en la designación del liderazgo talibán, tras la muerte de su padre en 2013. Y al parecer lo fue una segunda vez, porque el nombramiento de Haibatullah Akhundzada responde a una agenda que busca retornar a las raíces religiosas del movimiento.

Y es que, al nombrar de manera tan anticipada a un nuevo líder, los talibanes afganos han optado por la unidad del movimiento, que corría el riesgo de sufrir conflictos internos por la sucesión del liderazgo. Sin embargo, la amenaza de división interna está lejos de ser disipada, pues el nuevo líder deberá consolidar su legitimidad frente a los militares en Afganistán, que lo conocen muy poco.

La muerte del líder

Desde el asesinato del mulá Mansour en la provincia paquistaní de Baluchistán, la seguridad de los líderes del movimiento se vio mermada por los constantes ataques aéreos estadounidenses.

Y es que, los talibanes habían hecho avances significativos desde que las fuerzas de la OTAN pusieron fin a la mayor parte de su misión de lucha en Afganistán, en diciembre de 2014, pues el movimiento jamás había controlado tal porción del territorio, desde su salida del poder a finales de 2001.

En la segunda mitad del 2015, los talibanes lanzaron entre 800 y mil ataques al mes, según el Pentágono.

Con estos número, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ash Carter, presentó al mulá Mansour como un obstáculo para la instauración de la paz en el territorio, con el fin de justificar su eliminación. Pero ¿su sucesor será más abierto a las negociaciones con el gobierno en Kabul?

Muchos son escépticos. Pues unas horas después de que los talibanes eligieran a su nuevo líder, un ataque suicida dejó al menos 10 muertos y cuatro heridos a las afueras de Kabul, por el talibán que se hizo explotar contra un minibús que transportaba al personal de un tribunal.

Queda pendiente la respuesta del gobierno de Pakistán, que ha sido un apoyo crucial para la expansión de los talibanes afganos, llegando incluso a considerar que esta guerra no es una guerra civil, sino una guerra librada por los terroristas y sus aliados en contra del actual gobierno.

Pues si el mulá Mansour se oponía directamente a las negociaciones del proceso de paz y reconciliación, con su asesinato, las negociaciones con los talibanes puede ser aún más complicada. Además de que la muerte del mulá Mansour no cambia para nada, la incapacidad de las fuerzas armadas afganas para hacer retroceder a los insurgentes.

Haibatullah Akhundzada

> Originario de Kandahar
> Forma parte de los talibanes históricos
> Fungió como asesor religioso del mulá Omar
> Fue mano derecha del mulá Mansour

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