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El nuevo integrante del circo

Hace unas semanas parecía que la contienda al interior del partido republicano se definiría entre Jeb Bush y Donald Trump. 

El frenético tercer debate de esta semana probó lo contrario. El circo republicano presentó a un nuevo puntero: el doctor Ben Carson. 

El panorama ha cambiado. Las últimas encuestas indican que Bush quedará fuera de la contienda y la nominación se definirá por pocos puntos entre el millonario de la rubia cabellera y el prestigioso neurocirujano, ambos notorios por sus comentarios abrasivos. 

A pesar de que la constitución de Estados Unidos garantiza la libertad de culto, Ben Carson se opone a la posibilidad de que un musulmán llegue a la presidencia, pues considera que esa religión no está alineada a los principios estadounidenses

Hace unas semanas parecía que la contienda al interior del partido republicano se definiría entre Jeb Bush y Donald Trump. 

El frenético tercer debate de esta semana probó lo contrario. El circo republicano presentó a un nuevo puntero: el doctor Ben Carson. 

El panorama ha cambiado. Las últimas encuestas indican que Bush quedará fuera de la contienda y la nominación se definirá por pocos puntos entre el millonario de la rubia cabellera y el prestigioso neurocirujano, ambos notorios por sus comentarios abrasivos. 

Después del inesperado repunte de Donald Trump, a quien ni los mismos republicanos tomaban en cuenta seriamente para representar a su partido, lo de Carson ya no es una sorpresa. 

Un gran porcentaje de los votantes estadounidenses están respondiendo de manera positiva a estos candidatos sui generis. 

Sus opiniones radicales han captado la aceptación de millones que no fueron a la universidad, que le temen a los inmigrantes y todos aquellos que culpan a Obama por ya no ser el “mejor” país del mundo. 

Con una alta dosis de racismo a Ben Carson se le ha empezado a llamar el Obama republicano.  Pero la plataforma política del neurocirujano dista mucho de la aproximación progresista del actual presidente e incluso sus biografías no son coincidentes. Lo único que los conecta es su origen étnico.  

La revolución de los payasos

Los moderadores del tercer debate republicano – transmitido por CNBC – perdieron el control desde el inicio del evento. 

El debate no logró establecer una conversación fructífera entre los pre candidatos, quienes dedicaron sus intervenciones a atacarse mutuamente. 

Jeb Bush intentó denostar a Marco Rubio debido a su inconsistencia en el senado, y a Trump por sus propuestas hacendarias, pero falló. 

Rubio reviró diciendo que Bush sólo lo atacaba porque ambos compiten por la misma posición y alguien seguramente lo había convencido de que impugnarlo sería bueno para las encuestas. 

El comentario de Rubio dejó clara la nueva fórmula que guía las campañas de todos los pre candidatos republicanos.

Hace poco tiempo, el ruidoso Trump y el doctor Carson, un ex colaborador de la cadena de ultra derecha Fox News, eran considerados un simple par de payasos. 

Después de meses de acrobacias mediáticas, Carson y Trump han demostrado que detrás de sus declaraciones controversiales hay una estrategia diseñada para atrapar votos.  

De forma tácita, los demás republicanos han reconocido el éxito de estos candidatos y movido su discurso a la derecha. Todo para competir en igualdad de circunstancias con los exitosos bufones. 

Durante el debate del miércoles, John R. Kasich, gobernador de Ohio y también precandidato republicano, lanzó una clara advertencia:

“Mi gran preocupación es que estamos a punto de escoger a alguien que no puede hacer el trabajo”.

Muchos están de acuerdo con Kasich. Ni Trump ni Carson parecen aptos para representar al partido del elefante ni mucho menos para ganar la presidencia. Una mala noticia para los republicanos y música para los oídos de Hillary Clinton. 

El momento de Carson

Cuando todo parecía fluir del lado de Donald Trump, las últimas encuestas muestran que su popularidad está a la baja. 

Según el New York Times, Ben Carson obtendrá pronto el 26 por ciento de las preferencias de voto y se pondrá a la cabeza de la contienda. 

Ben Carson nació en Detroit y creció en el seno de una familia de pocos recursos.  Ejemplificando el famoso “sueño americano” Carson logró convertirse en un reconocido neurocirujano. Un doctor que se opone tajantemente a que el gobierno se haga cargo de la salud y a legalizar el aborto. 

Carson ha mostrado públicamente su desconfianza hacia los musulmanes y sentenciado su desaprobación hacia el matrimonio igualitario. 

Tanto la libertad de culto como la diversidad sexual están consagradas en la Constitución de Estados Unidos, de la que, sin embargo, Carson se declara un indudable defensor. 

La popularidad de Carson evidencia que la comunidad afroamericana no está automáticamente ligada al partido de Barack Obama ni tampoco a una mentalidad progresista. 

Esa es una de las ventajas que Carson tiene sobre Donald Trump. 

Los analistas creen que Ben Carson podría captar el voto de las derechas afroamericanas e hispanas con más fuerza que Donald Trump. 

Desafortunadamente para Carson, gran parte de los seguidores de Trump tienen tendencias racistas y aun recienten la llegada de un afroamericano a la Casa Blanca. 

Otros anglosajones confunden su nombre con el de Bernie Sanders, el hombre asociado a la palabra impronunciable en la derecha estadounidense: socialismo.

Debido a estas desventajas, la posibilidad de Trump no se ha desechado por completo ni tampoco se descarta el surgimiento de un nuevo puntero, hasta ahora desconocido. 

La única certeza es que la nominación republicana seguirá siendo unos de los espectáculos políticos más entretenidos de los últimos tiempos.