El fantasma antijudío

Francia y Argentina presentan aumentos en las agresiones en contra de la comunidad judía. Los dos países tienen en común que la violencia antisemita se expresa en tres niveles: discurso de odio, profanación de objetos religiosos y agresiones físicas

El fantasma del odio hacia los judíos nunca dejó Europa. Sólo una parte de él llegó hasta América Latina. La prueba es que el antisemitismo estuvo presente en países de las dos regiones los primeros meses de este año. En Francia y Argentina hubo un aumento en los ataques en contra de las personas que practican el judaismo.

El caso más reciente es el de Gabriel Davidovich, titular del Superior Rabinato de la Asociación Mutual Argentino-Israelí (AMIA), quien fue golpeado en su casa de Buenos Aires.

Un grupo de personas entró de madrugada en la residencia en la que el rabino vive junto a su esposa y lo golpeó tras atarle las manos. “Sabemos que sos el rabino de AMIA”, le gritaron los atacantes. El líder religioso de 62 años fue internado con costillas rotas y problemas en un pulmón.

Especialistas aseguran que el odio a los judíos proviene de tiempos previos a la Segunda Guerra Mundial y nunca se logró erradicar. Es un tema pendiente sobre todo en sociedades occidentales.

“El antisemitismo es una tara cultural que Occidente arrastra desde hace siglos. Episodios como el Holocausto son consecuencia de algo que nunca se logró desarraigar… Con la reconstrucción por la Segunda Guerra Mundial viene un intento de controlarlo, pero en muchas personas sigue presente”
Irving Gatellhistoriador del judaísmo y colaborador en el medio de comunicación Enlace Judío

Gatell agrega que los actos antisemitas se dan en la actualidad por falta de información sobre el judaísmo. El especialista explica que algunas personas culpan a los judíos de las situaciones sociales en las que se encuentran y por eso los agreden.

“En mucha gente persiste la idea de que los judíos dominan la prensa, los medios de comunicación y la banca. Eso es absolutamente falso y fomenta actitudes que llegan a agresiones”, considera el historiador.

Las agresiones antisemitas aumentaron en Argentina y Francia en los últimos años, de acuerdo con registros gubernamentales e independientes.

Las denuncias por antisemitismo crecieron 500 por ciento en 2018 en el país sudamericano, según el reporte anual que realiza la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA). En 2017 se registraron 404 ataques contra la comunidad judía y un informe preliminar menciona que se presentaron más de dos mil denuncias en 2018. Los años anteriores las cifras se mantuvieron entre 200 y 400 casos.

Gatell comenta que Argentina es uno de los países que más migrantes europeos recibió después de la Segunda Guerra Mundial, entre ellos exnazis que sembraron el odio hacia los judíos.

“Ellos desarrollaron en Argentina una nueva tendencia antisemita heredada del nazismo alemán, entonces el resultado es que hay amplios sectores que asimilan esta ideología y por eso tampoco es extraño que en el país se den este tipo de fenómenos”, asegura el historiador

Antes de la agresión contra el titular del Superior Rabinato de la Asociación Mutual ArgentinoIsraelí, otros actos contra judíos se denunciaron en Francia.

El filósofo Alain Finkielkraut se cruzó el sábado 16 de febrero con integrantes del movimiento sociales chalecos amarillos en París y varios manifestantes le gritaron insultos antisemitas. “Sucio judío” y “sionista de mierda” se escucha en un video donde se observa que el autor de En el nombre del Otro. Reflexiones sobre el antisemitismo que viene intenta alejarse.

Después, alrededor de 80 tumbas de un cementerio judío de Quatzenheim, cerca de la ciudad francesa Estrasburgo, fueron profanadas el martes 19 de febrero con graffitis antisemitas, incluyendo esvásticas.

Los dos casos reflejan el aumento de actos de odio en contra de los judíos en Francia. El número de delitos antisemitas denunciados a la policía en Francia pasó de 311 en 2017 a 541 en 2018, de acuerdo con los datos del Ministerio del Interior de Francia.

Francia alberga la mayor comunidad judía de Europa con 500 mil personas que profesan el judaísmo, según las cifras del Berman Jewish DataBank.

Gatell afirma que Argentina y Francia tienen en común que la violencia antisemita se expresa en tres niveles: divulgación de un discurso antisemita mediante opiniones publicadas en medios de comunicación y otras plataformas, profanación de objetos o lugares sagrados y por último agresiones en contra de personas judías.

“Lo que hemos visto en Argentina y en Francia es la acumulación de los tres niveles. Cuando se llega al tercer nivel es porque normalmente se están dando las tres situaciones al mismo tiempo”, describe el historiador

No obstante, el especialista advierte que la violencia antisemita en Francia está llegando a un nivel tan alto que los integrantes de la comunidad judía francesa deciden abandonar el país.

“Francia se está quedando sin judíos. La comunidad de allá considera que el gobierno fracasa para controlar el antisemitismo”, concluye el historiador.

Los analistas Jérôme Fourquet y Sylvain Manternach, en su libro L’an prochain à Jérusalem? (¿El próximo año en Jerusalem?), aseguran que los barrios judíos históricos han sido vaciados y dan varios ejemplos.

En Aulnaysous-Bois, la cantidad de familias judías cayó de 600 a 100 entre 2000 y 2015; en Le Blanc-Mesnil, se redujo a 100 familias cuando antes había 300; en Clichy-sous-Bois ahora hay 80 familias judías, de las 400 anteriores, y, en La Courneuve, 80 familias de las 300 que solía haber hace dieciocho años.

El fantasma del antisemitismo recorre Europa y América Latina. El espíritu que arrastra el recuerdo del Holocausto se mantiene en las dos regiones y es capaz de provocar nuevos éxodos.