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El extraño crimen de París

Tres mujeres de origen kurdo, una etnia sin territorio definido y en busca de reconocimiento internacional de la región del Kurdistán, fueron asesinadas de un tiro en la cabeza en un barrio del corazón de París, Francia.

El diario francés Le Monde informó que los homicidios ocurrieron en las oficinas del Centro de Información del Kurdistán, una oficina enlace del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo).

Dogan Fidan, una de las víctimas, era dirigente del PKK en la comunidad y se le conocía con el nombre clave de “Rojbin”.

El ministro interior francés Manuel Valls dijo que se trató de un ‘asesinato político’ y que fue una ‘ejecución planificada’

Tres mujeres de origen kurdo, una etnia sin territorio definido y en busca de reconocimiento internacional de la región del Kurdistán, fueron asesinadas de un tiro en la cabeza en un barrio del corazón de París, Francia.

El diario francés Le Monde informó que los homicidios ocurrieron en las oficinas del Centro de Información del Kurdistán, una oficina enlace del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo).

Dogan Fidan, una de las víctimas, era dirigente del PKK en la comunidad y se le conocía con el nombre clave de “Rojbin”.

La segunda fallecida es Sakine Cansiz, también vinculada al partido kurdo, siendo incluso encarcerlada y torturada en la década de 1980 por la junta militar de Diyarbakir.

La última víctima es Leyla Söylemez, una joven activista que, según fuentes kurdas, se encontraba de paso en la capital francesa junto a Cansiz.

El ministro interior francés Manuel Valls definió el acto como “una ejecución planificada” y que fue parte de “un asesinato político”.

La noticia retumbó con gran fuerza en Turquía, el país con mayor concentración de población kurda en el mundo.

Los atentados no pudieron ocurrir en peor momento, pues el gobierno turco del primer ministro Recep Tayyip Erdogan tiene poco de haber comenzado los diálogos de paz con la guerrilla del PKK.

El crimen sacude la frágil estabilidad de las negociaciones entre turcos y kurdos.

Erdogan afirmó ayer en una conferencia de prensa en Senegal que su país estaba determinado a continuar con las charlas a pesar de lo ocurrido en París, reportó AP.

Más que un acto de odio, el primer ministro turco insinuó que la muerte de las tres mujeres podría ser el resultado de luchas internas o un acto de sabotaje.

Una organización kurda dijo que la puerta del edificio del Centro de Información tenía mucha sangre y que el el arma del asesino tenía silenciador.

La comunidad del Kurdistán salió a las calles de París para expresar su repudio, culpando del asesinato al gobierno turco y al presidente francés Francois Hollande como el principal cómplice.

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