Daniela Vega, de la gloria del Oscar a la realidad política chilena

El Oscar que consiguió "Una mujer fantástica" revivió un debate que data desde el 2013: aprobar una ley que dé certezas y respete el derecho de las personas transgénero de cambiar su identidad

“Una mujer fantástica” fue la película que le dio a Chile su mayor triunfo en el mundo de la cinematografía. El pasado 4 marzo, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas le otorgó a ese filme, dirigido por Sebastián Lelio, el Oscar por ser la mejor producción extranjera.

Chile lo celebró. Por primera vez en la historia, ese país resaltó en el mundo del cine y logró quedarse con la estatuilla dorada más deseada por todos aquellos que dedican su vida a contar historias y reflejarlas en la pantalla grande.

Pero ese día, también ocurrió algo histórico en la ceremonia más importante del cine; Daniela Vega, protagonista de “Una Mujer Fantástica”, fue la primera actriz transgénero que presentó una categoría en la entrega de los Oscar.

Y mientras el mundo resaltaba ese momento, en Chile se reavivó un debate que comenzó en mayo de 2013, cuando un grupo de activistas en pro del respeto a la diversidad sexual presentaron una iniciativa: la Ley de Igualdad de Género.

Desde ese año, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, incluyó el proyecto de ley a su programa de gobierno, por lo que se esperaba que se aprobara pronto, pero no fue así.

La Ley de Identidad de Género se ha quedado en el tintero del Senado y no será Bachelet quien se alce con el triunfo haber sacado adelante una legislación que diera certezas y respeto a aquellos que no se sienten identificados con el cuerpo que tienen.

El 11 de marzo, Sebastián Piñera relevará en el cargo a Bachelet y será el quien, según sus palabras, avanzará en la aprobación de dicha ley, pero ya advirtió que hará cambios al proyecto original.

¿Qué es la Ley de Identidad de Género?

Hoy en día, las personas transgénero, como Daniela Vega, tienen dos nombres. Uno, el que utilizan para presentarse ante las personas, y otro, el que aparece en sus documentos oficiales.

Legalmente, pueden hacer un trámite para cambiar su identidad, pero existe un inconveniente: el Registro Civil les pide pruebas médicas, psiquiátricas y psicológicas para demostrar que las personas que buscan hacer ese trámite padecen disforia de género.

La disforia de género, hasta este año, estaba catalogada como una enfermedad mental, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Organización Mundial de la Salud (OMS).

El año pasado, la OMS anunció que en la reedición del 2018 la disforia de género ya no sería catalogada como una enfermedad mental, pero se quedaría en el catálogo como una “incongruencia de género”.

Esto, al igual que el requisito de las leyes chilenas para hacer el cambio de identidad, resulta una falta de respeto a las personas transgenero.

Por eso, el 7 de mayo del 2013 la fundación Iguales presentó el proyecto “Reconoce y da Protección al Derecho a la Identidad de Género”, que poco después fue conocido como Ley de Identidad de Género.

Esta ley tiene como objetivo establecer una regulación eficaz y adecuada, en conformidad con las disposiciones constitucionales e internacionales en materia de igualdad, no discriminación, derecho a la identidad y protección en general de la dignidad humana, y los derechos y libertades fundamentales, para acceder al cambio de la inscripción relativa al sexo y nombre de una persona en el Registro Civil e Identificación, cuando dicha inscripción no se corresponde o no es congruente con la verdadera identidad de género del o la solicitante.

Los fundamentos de esta Ley, de acuerdo con el documento original, se relacionan con la necesidad de seguir avanzando contra la discriminación que sufren ciertos grupos en situación de vulneración en Chile.

A grandes rasgos, lo que pretende la Ley de Identidad de Género es que las personas que no se sientan identificadas con su cuerpo puedan acudir al Registro Civil a solicitar el cambio de género e identidad, sin necesidad de pasar por pruebas médicas, psiquiátricas y psicológicas, que buscan comprobar que las personas transgénero padecen una “enfermedad”.

Una Ley que se queda en el tintero

La Ley de Identidad de Género no ha sido aprobada en el Senado, en gran medida porque los legisladores de grupos conservadores se niegan a reconocer que las personas, sin tener una enfermedad mental, pueden sentirse ajenas a su cuerpo.

El partido político Unión Demócrata Independiente es el principal detractor de esta ley, más aún cuando la Cámara Baja decidió dar luz verde a que también los niños pudieran acceder al derecho de elegir su género e identidad.

El argumento de UDI es que la Ley no pide requisitos para hacer un trámite tan delicado. Ellos consideran que las personas transgénero buscan que algo “subjetivo” se convierta en algo “objetivo”.

De acuerdo con los senadores de ese partido, la Ley de Identidad de Género pretende que se legisle sobre una “sensación” y no sobre hechos reales y comprobables; para ellos, demostrar la disforia de género es primordial para otorgar el cambio de identidad.

Adiós, Bachelet; hola, Piñera

El 11 de marzo concluye el periodo presidencial de Michelle Bachelet y asumirá el cargo Sebastián Piñera; parecía que antes del cambio de poderes, la presión mediática que el triunfo de “Una mujer fantástica” le dio al tema, ayudaría a aprovar la Ley, pero no fue así.

Sebastián Piñera, antes de llegar al poder, se pronunció al respecto y afirmó que durante su gobierno avanzará la Ley de Identidad de Género, pero advirtió que buscará que los niños queden excluídos y hasta que cumplan la mayoría de edad.

El triunfo de Daniela Vega y la película que protagonizó logró que el debate volviera a intensificarse, por eso es que la fundación Iguales y las organizaciones que la respaldan esperan que Piñera cumpla su palabra y el proyecto legislativo no vuelva a quedarse como una promesa sin cumplir.

Antes de que Bachelet deje la presidencia, recibió en la Casa de Moneda a todo el equipo de “Una mujer fantástica” para felicitarlos por el galardón histórico.

Hay, frente a los medios chilenos y con la atención puesta en ella, Daniela Vega no dejó pasar la oportunidad de hablar sobre los problemas que tiene ser transgénero en Chile y emitió un discurso contundente.

“En mi carnet hay un nombre que no es mi nombre, y es porque el país donde yo nací no me entrega esa posibilidad, y el tiempo pasa y el reloj corre, y la gente se va, esperando eso”

Daniela Vega ya hizo su labor. La tarea ahora es del gobierno. ¿Piñera cumplirá o la Ley de Identidad de Género sufrirá el mismo destino que con Bachelet? Sólo el tiempo lo dirá.

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