Japón permite la caza comercial de ballenas en sus mares

Caza de ballenas: El regreso del llanto cetáceo

Japón permite la caza comercial de ballenas en sus mares después de 32 años de prohibición. El gobierno asegura que esta práctica es parte importante de la cultura japonesa, pero activistas denuncian que no se consume la carne del cetáceo

Una ballena tiene su cuerpo lleno de sangre debido a las heridas provocadas por los ganchos que la unen a un barco. El animal fotografiado esta semana por una agencia fue llevado hasta un puerto japonés para que su carne, como la de otras especies de ballenas, sea vendida y consumida en los hogares del país nipón.

El cetáceo murió porque la caza comercial de ballenas fue reanudada en Japón desde este lunes. Se trata de una práctica que no estaba permitida desde hace casi 32 años y que motivó que el país asiático abandonara la Comisión Ballenera Internacional (CBI), organización que controla la cacería de estos animales.

“La política básica de Japón, de promover el uso sostenible de los recursos acuáticos basados en evidencia científica no ha cambiado. Bajo esa política, hemos decidido reanudar la caza comercial de ballenas”, dijo en diciembre Yoshihide Suga, secretario jefe del gabinete de Japón.

La CBI prohíbe la caza comercial de ballenas desde 1982, sin embargo, le permitió a Japón una cuota anual de ballenas por “razones científicas”.

El pasado 26 de diciembre, el país asiático anunció que se retiraba de la CBI, de la que era miembro desde el 21 de abril de 1951.

La retirada fue anunciada por el gobierno japonés después de que realizó amenazas en ese sentido y luego de no lograr convencer a otros integrantes de la CBI para modificar la moratoria en la caza de ballenas y permitir una pesca regulada por la misma comisión internacional.

De acuerdo con el gobierno japonés, la caza de ballenas ahora se realizará en aguas territoriales japonesas, garantizando la sustentabilidad de esos cetáceos. No se capturarán ballenas en aguas del océano Antártico ni del hemisferio sur.

La administración de japón también realizó un cálculo para evitar la extinción de las especies que ya pueden ser cazadas. Las autoridades niponas estiman que desde el lunes pasado hasta finales de este año sus barcos pueden capturar 227 ballenas con fines comerciales.

En concreto, la Agencia Pesquera de Japón informó que los ejemplares que capturará su flota serán 52 de la especie Minke, 150 de rorcual Bryde y 25 de rorcual común.

Según los datos de una comisión internacional citados por la Agencia Pesquera, de la clase Minke hay actualmente 20 mil 513 ejemplares, de la rorcual Bryde hay 34 mil 473 y de la rorcual común 34 mil 718, es decir, el porcentaje de ballenas que se pretende cazar es muy pequeño a comparación de las existentes.

No obstante, la caza de ballenas despertó críticas de parte de la comunidad internacional, pero el gobierno de Japón defiende esta actividad pesquera como parte de su tradición y por su importancia económica pese al escaso consumo de la carne del cetáceo en la actualidad.

El gobierno conservador del primer ministro Shinzo Abe afirma que comer carne de ballena es una parte importante de la cultura japonesa, a pesar de que la cantidad de japoneses que realmente lo hacen es muy pequeña en comparación con hace medio siglo.

Esta práctica sí es parte importante de la historia de la nación asiática. De acuerdo con el artículo Japanese Whaling: End of an Era?, a finales del siglo XVI se inicia la caza activa de ballenas, es decir, perseguir animales saludables usando botes abiertos y arpones y a finales del siglo XVII se inventa un nuevo método de captura de las ballenas con redes; en ambas modalidades las ballenas eran procesadas en instalaciones costeras.

Sin embargo, la carne de ballena no fue apreciada hasta después de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial porque era un alimento barato, nutritivo y abundante en una época de pobreza.

Los datos sobre la oferta y la demanda de alimentos publicados por el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca muestran que en 1960 se llegaron a consumir en Japón 154 mil toneladas de carne de ballena en un año.

En la década de 1960 esta cifra superó incluso las 200 mil toneladas anuales. La carne ballena frita se servía en los almuerzos escolares en los sesenta y setenta. Después de los setenta, con el desarrollo de la producción de carne de cerdo y ave, el consumo de carne de ballena comenzó a reducirse paulatinamente.

Desde que Japón reconoció de forma efectiva la prohibición de la caza impuesta por la CBI a comienzos de 1988, el consumo fue cayendo en varios miles de toneladas.

Una encuesta informal reciente de Yahoo Japan a 20 mil personas concluyó que al 58.2 por ciento de entrevistados les gustaba comer ballenas y 28.3 no, mientras que el 13.5 por ciento nunca lo había comido. Los japoneses mayores recuerdan comer ballenas en los almuerzos escolares, pero pocos la buscan.

Además, una encuesta realizada por la emisora estatal NHK reveló que el 52 por ciento de los japoneses acogieron con satisfacción la salida del país de la CBI.

El reclamo contra la caza de ballenas

Sin considerar la historia de la caza comercial de las ballenas en Japón, organizaciones y activistas aseguran que esta práctica es cruel.

“Japón está socavando su reputación internacional por una industria cuyos días están contados, para obtener un producto cuya demanda se ha desplomado”, expresó Kitty Block, presidenta de la organización Humane Society International en una declaración escrita para la pasada cumbre del G20 en Osaka

La misma organización agregó en el texto que la caza comercial de ballenas es una práctica inherente y excepcionalmente cruel que no tiene cabida en el siglo XXI.

“No hay forma humana de matar a estos animales que no sea lenta y agónica”, añade el documento.

Activistas de la organización contra la caza de ballenas Sea Shepherd tienen una postura más fuerte y dicen que están considerando regresar al mar para intentar interceptar barcos balleneros y proteger a la población de ballenas de los arpones japoneses.

Sin embargo, la cacería de ejemplares ya comenzó. Dos ballenas Minke fueron cazadas por barcos que habían zarpado el lunes del puerto de Kushiro, isla septentrional de Hokkaido.

La decisión de Japón sigue a otros países que se han retirado de la CBI por diversas razones. Canadá, por ejemplo, abandonó esa comisión en 1982 por disconformidad con los métodos para definir las prohibiciones y no tener intereses en la industria ballenera. La nación del norte prohibió en 1972 la caza de los cetáceos, aunque otros Estados, como Noruega, mantienen las capturas.

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