Dos mujeres enfrentan procesos legales que consideran injustos

Carola y Mariana, dos mujeres atrapadas por los tribunales

Dos mujeres enfrentan procesos legales que consideran injustos. Una de ellas comienza un juicio por rescatar a migrantes del Mediterráneo y otra fue condenada por defenderse de una agresión discriminatoria

Dos mujeres fueron detenidas en puntos distintos del mundo y se enfrentan a procesos judiciales que consideran irregulares. Una de ellas es Carola Rackete, la capitana del barco humanitario Sea Watch que ingresó a un puerto italiano con 40 migrantes rescatados del Mediterráneo.

La otra es Mariana Gómez, una joven condenada a un año de prisión por “resistencia a la autoridad” debido a que agredió a policías después de que la confundieran con un hombre tras besar a su esposa en el metro de Buenos Aires.

Las historias de las dos mujeres son distintas, sin embargo, ambas denuncian que fueron detenidas o procesadas injustamente porque sólo estaban ejerciendo sus derechos: una su derecho de ayudar a personas que huyen de un país en guerra y la otra la garantía de utilizar los espacios públicos sin ser discrminada.

Rackete se enfrentó a un proceso legal a partir de este lunes. La capitana fue llevada a testificar porque acercó su barco al puerto de Lampedusa el sábado pasado pese a que las autoridades italianas le habían negado la entrada. A bordo, llevaba a 40 migrantes náufragos que había rescatado en el mar, cerca de las costas de Libia, el pasado 12 de junio.

La joven alemana también es investigada por favorecer la inmigración ilegal

“Yo no tenía la obligación de obedecer. (El gobierno italiano) me estaba pidiendo que los llevara de regreso a Libia. Desde un punto de vista legal, estas personas estaban huyendo de un país en guerra y la ley te impide llevarlos de vuelta“, expresó Rackete al diario italiano Corriere della Sera en una entrevista publicada el domingo pasado.

Desde el momento que llegó al puerto italiano, la joven alemana de 31 años fue detenida y ahora se encuentra en arresto domiciliario en Lampedusa, custodiada por una señora de 74 años.

El proceso contra ella comenzó desde que comenzó la semana. Rackete partió este lunes desde Lampedusa hacia el tribunal de Agrigento para someterse al interrogatorio ordenado por el fiscal jefe Luigi Patronaggio.

Las autoridades judiciales italianas la interrogaron y fue acusada de desobedecer órdenes de un buque de guerra, resistencia y violencia contra una embarcación de guerra y navegación en zonas prohibidas.

El interrogatorio duró tres horas y los jueces se pronunciarán hasta este martes, según anunciaron, es decir, la joven permanecerá una noche más en arresto domiciliario.

La capitana alemana, con experiencia por haber navegado en barcos rompehielos en el Ártico y la Antártida, sabía que estaba arriesgando su libertad por desobeder al gobierno italiano, pero ahora puede ser condenada a hasta 10 años de cárcel por “resistencia a un navío de guerra”.

La nueva acusación fue hecha porque la joven activista obligó a una lancha de la policía a que se apartara ante el riesgo de quedar empotrada contra el malecón. El bote era encargado de impedirle que se acercara al muelle.

“No era mi intención golpear la lancha de la Guardia de Finanzas”, declaró ante el juez de primera instancia.

La capitana también es acusada de favorecer la inmigración ilegal al rescatar el 12 de junio a un grupo de migrantes frente a las costas de Libia y de haber entrado sin permiso el miércoles en aguas italianas.

Su padre dijo al diario Il Corriere della Sera que Rackete se preocupa por los conflictos sociales desde muy joven cuando recorrió toda Sudamérica y conoció las desigualdades que azotan la región.

Nací rica, soy blanca, alemana, tengo el pasaporte adecuado y he podido frecuentar tres universidades. Me siento en el deber de ayudar a la gente que está en una situación peor que la mía. Los europeos hemos permitido a nuestros gobiernos construir un muro en el mar. Hay una sociedad civil que lucha contra eso y yo formo parte de ella
Carola RacketeCapitana del barco Sea Watch

La fiscalía de Agrigento precisó que a la joven alemana también se le investiga por el delito de favorecer la inmigración ilegal y respecto a este caso será interrogada el próximo 9 de julio.

Prisión por un beso a mujeres argentinas

Lejos de Italia y en pleno Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, Mariana Gómez enfrentó el viernes pasado la sentencia de un proceso legal que considera injusto. La joven fue condenada un año de prisión en suspenso por “resistencia a la autoridad” tras besar a su esposa Rocío Girat frente a una estación del metro en Buenos Aires, Argentina.

Me defendí de un acto de violencia discriminatoria de la policía de la ciudad
Mariana GómezMujer argentina sentenciada por resistencia a la autoridad

De acuerdo con la denuncia presentada contra la joven argentina, ella golpeó a dos policías después de que le pidieran que apagara su cigarro porque se encontraba en el vestíbulo de una estación de metro.

Sin embargo, Gómez puntualizó que había otras parejas besándose y fumando, pero las únicas lesbianas eran ellas, es decir, la joven considera que fue un acto discriminatorio.

“El policía me dijo: ‘Pibe, apagá el cigarrillo’, me puso la mano en el pecho y me dijo que me iba a llevar detenido. Yo le aclaré que era mujer y le pregunté por qué. Me quise ir, empezamos a forcejear y vino otra policía que me quiso esposar”, explicó Gómez.

Durante el enfrentamiento, la joven tiró del pelo y arrancó un mechón a una policía, de acuerdo con la denuncia presentada. “Nunca me contestaron por qué me querían arrestar. Forcejeamos, me esposaron y me quedé ahí por cuatro horas. A Rocío le decían ‘que la amiga se aleje’ y ella respondía que era mi esposa, incluso nos pidieron algún certificado para comprobar el estado civil”, describió la joven argentina.

El viernes próximo se divulgarán los fundamentos de la condena resuelta por una jueza en base a la acusación de una fiscal.

El abogado defensor de Gómez, Lisandro Teszkiewicz, rechazó que haya existido resistencia a la autoridad y en cambio consideró que la joven fue objeto de humillaciones y vejaciones.

“Es un caso claro de discriminación e injusticia. Esa persona se le acerca porque se estaban besando y nada más que por eso”, denunció en la puerta del juzgado María Rachid, titular del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires.

Aunque los casos de ambas mujeres Mariana y Carola son muy distintos, los dos representan el tipo de procesos legales que enfrentan las mujeres en países como Italia y Argentina por ejercer sus derechos desde defender a quienes consideran vulnerables hasta dar un beso.