“Caníbal de Ventas” será enjuiciado tras comerse a su mamá; escuchaba voces

Uno de los agentes que asistió como testigo dijo que el acusado reconoció haberse comido algunos restos crudos, lo que lo convierte en canibal

La fiscalía de España ya inició el juicio en contra de “El Caníbal de Ventas”, el joven de 26 años que asesinó y se comió a su madre de 69 años por lo que se pidió una condena de 15 años de prisión.

Se trata de Alberto “N”, quien presuntamente estranguló, descuartizó y se comió el cuerpo de su madre que generó una rotunda conmoción en España.

El 23 de febrero de 2019, el joven fue detenido en su propia casa, en Las Ventas, junto a la Plaza de Toros, después de que una vecina denunció la desaparición de la señora. Ahora está acusado de homicidio y profanación de cadáveres.

Cuando la patrulla de la Policía Nacional llegó a la casa, cercana a la Plaza de Toros de Las Ventas, preguntó al joven si estaba Consuelo, dijo que sí, los dejó pasar y confesó haberla estrangulado, luego de lo cual la descuartizó y comió sus restos.

“Lo que se encuentra es una escena dantesca”, dijo un policía a Telecinco.

De acuerdo con el escrito del fiscal, el procesado discutió con su madre y entonces el hijo la estranguló, se llevó el cadáver al dormitorio y con una sierra de carpintero y dos cuchillos de cocina lo descuartizó para desaparecerlo.

“Una vez troceado el cuerpo, el acusado se fue alimentando, en ocasiones durante unos 15 días, de los restos cadavéricos, guardando otros en varios recipientes de plástico por la vivienda y al interior de la nevera. Otros restos los colocó en bolsas y los tiró a la basura”, indicó el fiscal.

Uno de los agentes que asistió como testigo dijo que el acusado reconoció haberse comido algunos restos crudos, haber cocinado otros o dárselos de comer al perro, según la prensa local.

Según El Confidencial, los vecinos recordaron a Alberto “N” como “un chaval modosito, normal. Cuando hubo el tema de los toros, pues se puso a trabajar de camarero”, explicó un empleado.

A Consuelo la recuerdan como una mujer reservada, pero amable. Viuda, con dos hijos, que paseaba al perro por la calle Francisco Navacerrada camino al supermercado. Alguna vez confesó que Alberto “N”, el hijo mejor, la agredía, y llevaba moretones.

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