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Otegi, el candidato que indigna

El día de mañana se abre el plazo para presentar las candidaturas que se celebran el 25 de septiembre en el País Vasco.

A partir de ese día, todas las miradas estarán puestas en la formación independentista del partido EH Bildu y en su candidato a lehendakari, Arnaldo Otegi.

Liberado el 1 de marzo después de seis años de detención, el exlíder de Batasuna -el brazo político del grupo separatista ETA- ha despertado los demonios en el País Vasco.

Arnaldo Otegi fue miembro de ETA en tiempos de Franco, y detenido por financiar al grupo armado
La postulación de Otegi es una buena noticia para la democracia, nadie debe ser encarcelado por sus ideas” 
Pablo Iglesiassecretario general
de Podemos

El día de mañana se abre el plazo para presentar las candidaturas que se celebran el 25 de septiembre en el País Vasco.

A partir de ese día, todas las miradas estarán puestas en la formación independentista del partido EH Bildu y en su candidato a lehendakari, Arnaldo Otegi.

Liberado el 1 de marzo después de seis años de detención, el exlíder de Batasuna -el brazo político del grupo separatista ETA- ha despertado los demonios en el País Vasco.

Y es que su postulación como candidato del partido EH Bildu para lehendakari en las próximas elecciones autonómicas, está desafiando a España, pues reabre la polémica en el País Vasco, principalmente entre las víctimas de ETA, donde las heridas del terrorismo aún no están cerradas.

Arnaldo Otegi, de 57 años y exlíder de la fuerza política de ETA, fue miembro de este grupo terrorista en tiempos de Francisco Franco, y detenido por financiar al grupo armado, además de justificar sus ataques, por lo que este partido fue prohibido en 2003.


En 2009, su condena causó una considerable controversia. Otegi, que había pedido el fin de la lucha armada, había explicado que el intento de reformar el Batasuna era reorientar la línea política de la izquierda abertzale (izquierda independentista) rechazando el uso de la violencia con fines políticos e instando a ETA a abandonar las armas.

Y hoy, su postulación es objeto de controversia en una España sin gobierno desde las elecciones del 20 de diciembre de 2015.

“La postulación de Otegi es una buena noticia para la democracia, nadie debe ser encarcelado por sus ideas”, escribió Pablo Iglesias.

Por su parte el presidente del partido liberal de Ciudadanos, Albert Rivera, señaló que “Otegi y su familia deberían pedir perdón para todas las víctimas de delitos y del terrorismo de ETA”.

Y es que, a pesar de apostar por el proceso de paz en la década de 2000 y trabajar para fomentar que ETA abandonara las armas, Arnaldo Otegi atraviesa por una situación complicada como líder de la izquierda abertzale: a pesar de elegir la vía democrática para la independencia, aludiendo como modelo el caso de Cataluña, es probable que no pueda presentarse a las elecciones vascas del 25-S como líder del Bildu.

El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, firmó un documento en el que se certificaba que Otegi no puede ser elegido lehendakari “porque a día de hoy todavía sigue vigente una condena de inhabilitación absoluta hasta 2021”.

¿Rumbo a la independencia?

Pese a que ETA abandonó las armas en el 2011, los representantes políticos del movimiento independentista encontraron una tregua beneficiosa en las urnas: la suspensión de los ataques fue el resultado de una fusión de resistencia entre ETA y Batasuna y dio lugar a una unión vista como la única salida para evitar el colapso del movimiento en su conjunto.

Uno podría pensar que el fin de la era de ETA llevaría a un voto no nacionalista, pero ya ocurrió lo contrario en las elecciones pasadas, produciendo dolor e incomprensión entre las familias de las 829 personas asesinadas por ETA y los cientos de vascos que vivieron durante años en el temor de ser la próxima víctima.

Pero el Bildu -la llamada coalición de izquierda anti-sistema – y el Partido Nacionalista Vasco (PNV) – comparten el mismo deseo de independencia.

A pesar de ser cuestionado por los sectores más radicales de la sociedad vasca -que le acusan de traición- estaríamos ante la paradoja de que el éxito del gobierno español conservador y las asociaciones contra ETA han contribuido al aumento del independentismo.

Con 660 mil 554 votos -de un total de un millón 131 mil 485- los dos partidos nacionalistas vascos representaron la mayor parte de los electores en las pasadas elecciones del 2012, es decir: el 58 por ciento de la comunidad autónoma vasca.

Y aunque la fiscalía concluye  que la pena de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo que le fue impuesta le impide ser elegido en cualquier proceso electoral “sea europeo, nacional, autonómico, provincial o local; y la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público le impide ejercer cualesquiera cargos públicos restantes aunque no se hayan precisado en la sentencia”.

El candidato de EH Bildu dice estar seguro de que se sentará en el Parlamento vasco a pesar de que la Fiscalía de la Audiencia Nacional reitera que es inelegible.