Reyes caídos

La eliminación de Dilma Rousseff del poder no puso fin a los escándalos de corrupción en Brasil, sino todo lo contrario: como producto de un efecto dominó, en el espacio de unos meses los tres 

miembros de mayor jerarquía del Estado brasileño han caído.

 

118
personas involucradas en la red de corrupción han sido condenadas
El más reciente golpe infligido por el escándalo Petrobras, se lo llevó Renan Calheiros, el número dos del Estado brasileño

La eliminación de Dilma Rousseff del poder no puso fin a los escándalos de corrupción en Brasil, sino todo lo contrario: como producto de un efecto dominó, en el espacio de unos meses los tres 

miembros de mayor jerarquía del Estado brasileño han caído.

 

El más reciente golpe infligido por el escándalo Petrobras, se lo llevó Renan Calheiros, el número dos del Estado brasileño, que se suma a una lista de políticos cuya carrera ha sido repentinamente socavada por el caso de corrupción, y que desde el 2014 ha alimentando un clima de paranoia intensa en Brasilia.

 

Esto evidencia la crisis institucional provocada por los procedimientos de juicio político en contra de Rousseff, y que paradójicamente fueron puestos en marcha, principalmente, por sus dos principales enemigos: Eduardo Cunha y Calheiros.

 

Ahora, ambos políticos son juzgados por los mismos motivos por los que acusaron a la expresidenta: corrupción y malversación de fondo públicos. 

 

Con el señalamiento al jefe de los Senadores, el reto es grande para el presidente Michel Temer, quien además es muy impopular en Brasil, pues ha tenido tantos escándalos desde que llegó al poder que se ha visto forzado a aceptar, en menos de seis meses, la dimisión de seis de sus ministros. 

 

Impuesto a la cabeza del país en agosto, Temer no ha logrado convencer al pueblo de que él es el hombre que Brasil espera.

 

Lucha de poder 

 

La riña entre el Senado y la Corte es el último episodio de esta telenovela llamada Petrobras, y que data de 2014. Ahora, el Senado brasileño ha decidido desafiar a la Corte Suprema.  

 

A pesar del mandato de suspensión del jefe de los senadores, Renan Calheiros por su implicación en el escándalo de Petrobras, el Senado, lo mantuvo en su puesto haciendo caso omiso de la decisión del Tribunal Supremo Federal, que lo suspendió el lunes. 

 

La oficina del Senado rechazó la decisión del juez Marc Aurelio Mello argumentando que apoyarán dicha resolución, siempre y cuando sea confirmada por la mayoría de los jueces de la Corte Suprema.

 

Calheiros, de 61 años y presidente del Senado desde el 2013, tenía la reputación de ser un estratega inteligente, y respetado por las instituciones, pero se ha convertido en la última pesadilla de los brasileños. 

 

Desde el domingo, decenas de miles de manifestantes se han lanzado a las calles de las principales ciudades del país denunciando el “Fora Renan!”. 

 

El señalamiento contra Calheiros, quien fue ministro de justicia entre 1998 y 1999, tiene la intención de enviarlo a la cárcel, junto con su homólogo de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha (del partido centrista PMDB), también acusado como parte de la red de corrupción Lava Jato. 

 

El origen de esta exasperación masiva se encuentra en una iniciativa de ley introducida en el Congreso durante la votación de la noche del 29 de noviembre, que incluye un paquete de medidas que entorpecen la lucha contra la corrupción y que fueron sustancialmente modificadas para garantizar la impunidad y el blindaje de los altos cargos. 

 

Esto es un intento de intimidación de los jueces, de acuerdo con el equipo de Lava Jato, que amenazó con dejar de trabajar, si el texto era aprobado.

 

Investigación remarcable

 

Los fiscales encargados de investigar el escándalo recibieron este domingo 4 de diciembre el premio Anticorrupción 2016, un reconocimiento hecho por parte de la ONG Transparency International por su lucha contra la corrupción en el país sudamericano.

 

Lava Jato, o Lavado exprés, es un vasto sistema de corrupción descubierto en 2014. El caso se le conoce con ese nombre porque comenzó con el descubrimiento de un sistema de blanqueo de dinero que resultó ser la punta del iceberg de una gigantesca red de corrupción y malversación de fondo públicos que involucró principalmente al grupo petrolero Petrobras, y terminó implicando a la empresa BTP Odebrecht y a un buen puñado de personajes políticos brasileños de prácticamente todas las tendencias, culminando con la destitución de la Presidenta Dilma.

 

Este escándalo acusa a a Petrobras y al gigante BTP Odebrecht de haber pagado grandes cantidades de dinero y sobornos a partidos políticos y por haberse organizado a manera de cártel para ganar contratos públicos.

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