El Matrimonio infntil no disminuye en América Latina

Atrapadas por el matrimonio infantil

Las uniones infantiles no disminuyen en América Latina a diferencia de otras regiones del mundo en parte porque los gobiernos no desarrollan las políticas adecuadas para erradicarlas. Estas prácticas representan un riesgo directo para la salud y el bienestar de las niñas

Los esfuerzos de los gobiernos latinoamericanos no han hecho efecto para frenar el matrimonio infantil y las uniones tempranas. América Latina es la única región del mundo donde no se han registrado descensos en las cifras sobre este fenómeno en los últimos diez años.

En esta zona del mundo, el 23 por ciento de las mujeres de 20 a 24 años estaban casadas o en unión cuando cumplieron 18 años y el 5 por ciento a los 15 años, de acuerdo con un nuevo estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas y la organización Plan Internacional.

El reporte titulado Una realidad oculta para niñas y adolescentes revela que este porcentaje de mujeres (entre 23 y 25 por ciento) se mantuvo durante la última década.

En contraste, en otras áreas del mundo se han registrado disminuciones significativas, especialmente en Asia meridional, donde han bajado del 50 al 30 por ciento en los últimos diez años, de acuerdo con datos de Unicef.

La agencia que provee ayuda a niños estima que 650 millones de mujeres y niñas que viven hoy se casaron cuando eran niñas y una de cada diez vive en América Latina.

En parte, el matrimonio infantil y las uniones prematuras no disminuyen en territorio latinoamericano porque los gobiernos de la región no desarrollan las políticas adecuadas para erradicar estas prácticas.

“El matrimonio infantil prevalece en América Latina porque la región no ha desarrollado políticas públicas para frenar el machismo. Lo que hemos logrado con muchas deficiencias es avanzar en políticas para prevenir la violencia en contra de las mujeres, pero esto no está acompañado de estrategias para erradicar el machismo que vulnera a las niñas”, explica en entrevista Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).

El informe que reúne datos de ocho países latinoamericanos menciona que cambios legislativos recientes han elevado la edad mínima para el matrimonio a los 18 años o más, conforme a los acuerdos internacionales de los cuales hacen parte la mayoría de los países de la región.

Sin embargo, las leyes a menudo establecen excepciones en las que padres, tutores o jueces pueden permitir el matrimonio antes de los 18 años.

“Las uniones informales permanecen a menudo fuera del ámbito administrativo de las agencias gubernamentales, creando grandes vacíos para evitar tanto las sanciones oficiales como los servicios de apoyo”, cita el estudio.

Los autores del estudio encontraron que los profesionales jurídicos que atienden los casos de matrimonio infantil no están relacionados con el tema y las autoridades políticas o líderes de la comunidad lo ven como un asunto privado.

Además, poco se hace para prevenir el matrimonio infantil, sólo hay sanciones para las personas que ya están en uniones.

El informe también hace evidente que los gobiernos no actúan con determinación para prevenir o responder al abuso sexual infantil, la violación y otras formas de violencia de género en el contexto de los matrimonios. En muchos entornos, los menores no pueden por sí mismos buscar protección del gobierno y las leyes. Y en la mayoría de los países, no hay coordinación entre los servicios de salud y el sistema judicial en casos de violación.

De acuerdo con el Fondo de Población y el Plan Internacional, ninguno de los países en el estudio documentó sistemas efectivos de protección social o de seguridad para niñas, incluyendo mecanismos para ayudarlas a acceder al apoyo para los hijos nacidos de sus parejas.

El estudio agrega que las niñas también son obligadas a entrar a este tipo de relaciones por diferentes causas asociadas al machismo como las normas de género establecidas desde sus propias familias y la doble moral sexual.

El machismo imperante en la región provoca que las niñas desde pequeñas sean formadas para el matrimonio y para ser objeto de propiedad de los varones y eso no cambia de manera rápida sin políticas públicas
Juan Martín Pérez GarcíaDirector ejecutivo de Redim

El director ejecutivo de Redim agrega que el matrimonio infantil también es provocado por cuestiones estructurales como la desigualdad económica que enfrentan niñas y adolescentes en América Latina. Esta situación las coloca en desventaja frente a un adulto y aceptan la unión temprana como una oportunidad para mejorar sus condiciones económicas.

Para el estudio, varias encuestadas declararon que se ofrecieron de manera voluntaria para el matrimonio o la unión con la intención de aligerar la carga económica de sus familias.

Consecuencias del matrimonio infantil

Las mujeres que se casan cuando todavía no cumplen la mayoría de edad experimentan algunos problemas. De acuerdo con la página oficial del Fondo de Población de Naciones Unidas, el matrimonio infantil supone un riesgo directo para la salud y el bienestar de las niñas. Es frecuente que a la unión le siga un embarazo, aun cuando la joven no esté física ni mentalmente preparada para enfrentar un proceso.

En los países en desarrollo, nueve de cada diez nacimientos entre niñas adolescentes se producen dentro del matrimonio o de una unión libre. En estos países, las principales causas de muerte entre las niñas de 15 a 19 años son las complicaciones derivadas del embarazo y el parto.

Al contraer matrimonio, las menores de edad también suelen ser forzadas a abandonar la escuela para que se hagan cargo del trabajo doméstico, en lo que constituye una denegación de su derecho a recibir una educación.

Ante estas consecuencias para la vida de las niñas, los autores del estudio sugieren combatir el matrimonio infantil y las uniones tempranas mediante el desarrollo de un sólido marco legal en contra del matrimonio infantil que armonice las leyes pertinentes.

Los investigadores también recomiendan ampliar el acceso equitativo a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad, asequibles, sensibles al género, y adaptados a las necesidades de adolescentes y jóvenes.

Otra de sus propuestas es fortalecer las voces de las niñas como agentes de cambio para que ellas hablen por sí mismas y por los demás y expresen su opinión en contra del matrimonio infantil.

Los autores también proponen que los gobiernos trabajen con líderes comunitarios para reducir la tolerancia social a estas uniones. El estudio del Fondo de Población y el Plan Internacional se publicó en julio de este año, sin embargo, sus datos más recientes son del 2017 porque la información sobre el matrimonio infantil no se actualiza con regularidad o no está disponible en varios países, especialmente en el Caribe.

La Unicef estima que casi 20 millones más de mujeres se habrán casado durante su infancia para 2030 en América Latina y el Caribe si los gobiernos no aplican políticas aceleradas para frenar este fenómeno.

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